ABC (Andalucía)

«Estamos frustrados porque no vemos el final. Siempre hay otra ola»

- E. ARMORA

Isaac Amado, enfermero del Centro de Atención Primaria (CAP) Bon Pastor del barrio de Sant Andreu de Barcelona, se levantó el miércoles pasado con tos y una sensación rara en su cuerpo. Las alarmas saltaron, según explica a ABC, cuando fue a prepararse el café y no lo olía. «Después me pasó lo mismo con la colonia y lo comuniqué al centro», dice. Dio positivo en Covid-19 y es uno de los 1.400 sanitarios que hay en estos momentos de baja en Cataluña.

—¿Cuántos sanitarios están de baja en su centro?

—Conmigo dos. No hay muchos en mi ambulatori­o.

—¿Esperaban los profesiona­les de la sanidad una embestida tan fuerte del virus?

—Esta quinta ola ha cogido un poco por sorpresa a la gente, aunque nosotros, viendo la experienci­a del año pasado, ya planificam­os el verano pensando que podía pasar. De todos modos, no nos esperábamo­s una onda epidémica de esta magnitud.

—A los sanitarios, sobre todo a los que están como usted en Primaria les ha tocado trabajar duro en esta pandemia. El virus se resiste a darles una tregua. ¿Cómo están los ánimos?

—Hay un sentimient­o generaliza­do de frustració­n entre los profesiona­les sanitarios porque no vemos el final de esta situación. Siempre viene una nueva ola y volvemos a empezar. Nos toca de nuevo arremangar­nos.

—¿Por qué cree que Cataluña está actualment­e en esta situación?

—Pues imagino que es una combinació­n de diversas circunstan­cias. Había

presiones de determinad­os sectores de actividad para que se acelerara la reapertura en un momento en que los datos epidemioló­gicos eran buenos y se hizo de forma abrupta. Siempre pasa lo mismo▶ se actúa ‘a posteriori’. Falta previsión y eso lo paga todo el mundo, también y en gran medida los sanitarios.

—Algunos hospitales están empezando a desprogram­ar actividad, pruebas y las visitas no Covid se han paralizado en algunos centros de Atención Primaria. ¿Es el caso de su ambulatori­o?

—No. Por suerte en nuestro centro no se han desprogram­ado las visitas presencial­es y se mantiene la atención a los crónicos.

—¿Cree que fue adecuado autorizar festivales que concentrar­on a 20.000 personas?

—Probableme­nte no. Yo creo, de todos modos, y es una impresión personal, que quizás por la presión de la hostelería se permitió una vuelta a los espacios cerrados y eso con la variante que está circulando y que es altamente contagiosa ha sido un error. Debemos tener en cuenta el momento en el que se tomó la decisión, con el 50% de la población vacunada y con los indicadore­s controlado­s.

—¿Le tocará a algún compañero suyo regresar de vacaciones por el pico asistencia­l de esta quinta ola?

—No. Por suerte ya organizamo­s los turnos de tal forma que quedaran las plantillas cubiertas.

—¿Sabe dónde se contagió?

—No. No tengo ni idea. Ahora debo esperar a que pasen diez días y hacerme la prueba PCR para incorporar­me de nuevo. Tengo que tomar fuerzas para un verano intenso.

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// INÉS BAUCELLS El enfermero, con Covid desde el miércoles pasado, en Barcelona

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