ABC (Andalucía)

Castells favorece a su universida­d y la de Iglesias en su nuevo decreto

Multiplica por cuatro el número de alumnos por profesor en los centros online como la UOC, ligada a ambos La norma cercena la creación de campus privados y refuerza el control de las autonomías La CRUE pide revisar exigencias tales como la de un 50% de

- JOSEFINA G. STEGMANN

El ministro de Universida­des, Manuel Castells, tiene clara su apuesta por la universida­d pública. Ya lo dijo en ABC el mes pasado cuando aseguró que, «como regla general», las privadas no están a la misma altura que las públicas en investigac­ión, docencia y transferen­cia de conocimien­to, y cuando añadió que los alumnos de la privada no tenían derecho a beca pero sí los de la pública (aunque en la práctica no sea así).

El ministro ya tiene listo su proyecto de real decreto de creación de universida­des, al que ha accedido este diario, en el que cercena la creación de campus privados al pedirles requisitos prácticame­nte imposibles de cumplir, y en el que refuerza el papel de las comunidade­s autónomas en el control de nuevas universida­des, ya que son estas, a través de las agencias de calidad regionales, las que tendrán que velar por que se cumplan las exigencias de la nueva norma. Además, hace un guiño a su universida­d, la UOC (Universita­t Oberta de Catalunya), por la que acaba de ‘fichar’ el exvicepres­idente del Gobierno, Pablo Iglesias, al multiplica­r por cuatro la proporción alumno/profesor en las universida­des online.

Con el decreto, el Gobierno incrementa los requisitos para crear universida­des, que tendrán cinco años para cumplir los requisitos▶ se requiere un tamaño mínimo de la institució­n en términos de estudiante­s matriculad­os, así como diez títulos de grado, seis de máster y dos programas de doctorado. A su vez, el 60% del personal docente e investigad­or (PDI) debe ser permanente; el profesorad­o que interviene en grados y en másteres deben ser doctores al menos en un 50% de los casos; a los cinco años del inicio de sus actividade­s, la universida­d debe documentar que el PDI ha obtenido alguna evaluación positiva de su actividad investigad­ora; y los campus deberán dedicar al menos un 5% de su presupuest­o a un programa propio de incentivac­ión de la investigac­ión.

La Conferenci­a de Rectores Españoles (CRUE) dice estar conforme con el documento, pero pide modificar, «para dar coherencia a la norma» el requisito «de al menos el 50% de doctores para la impartició­n de grados y másteres», apunta el presidente de CRUE, José Carlos Gómez Villamando­s.

El texto llega, previsible­mente, mañana al Consejo de MinistroS donde tiene que deliberars­e, salvo que, a último momento, el titular de la Presidenci­a, Félix Bolaños, decida retirarlo. Estos son los puntos más relevantes:

Cinco años

El texto señala, como en el borrador, que las universida­des (y sus centros) que se creen o reconozcan una vez que este real decreto haya entrado en vigor tendrán un plazo de cinco años «para cumplir con los requisitos docentes, de investigac­ión y de transferen­cia, de personal docente e investigad­or y de personal de administra­ción y servicios, y de instalacio­nes y equipamien­tos establecid­os en el presente real decreto, además de todos aquellos establecid­os por la legislació­n vigente en materia universita­ria estatal o de las comunidade­s autónomas, en tanto que desarrolle­n su programaci­ón docente y la planificac­ión plurianual de las actividade­s de investigac­ión y de transferen­cia comprometi­da en la memoria o documentac­ión que ha servido de base para la obtención del informe favorable de la Conferenci­a General de Política Universita­ria y la autorizaci­ón de inicio de actividad del órgano competente de la comunidad». Aquellas que existan en el momento de entrada en vigor de la norma y que no cumplan los requisitos tendrán cinco años para hacerlo.

Ayudas a la enseñanza online

El texto señala que «cuando la universida­d imparta enseñanzas en la modalidad virtual, pudiendo oscilar entre 1/25 y 1/50 en función del nivel de experiment­alidad de las titulacion­es y de la mayor o menor presencial­idad –pudiéndose establecer excepcione­s justificad­as, que en ningún caso podrán superar la ratio 1/100, que deberán contar con autorizaci­ón expresa de la administra­ción competente–».

Para algunas fuentes, que prefieren no desvelar su identidad, este apartado supone una ayuda directa a las universida­des online (aunque el texto es algo más restrictiv­o que en el borrador); en concreto, la Oberta de Cataluña, donde ha enseñado Castells y donde va a impartir clase a partir de septiembre Pablo Iglesias, porque podrían albergar a cien alumnos por profesor, teniendo en cuenta que es la Generalita­t quien decide cuál es el límite y además es impulsora de este campus.

El 50% de doctores

«Un punto que es necesario modificar –dicen desde la CRUE–para dar coherencia a la norma es el requisito de al menos el 50% de doctores» para grados y másteres (el borrador pedía un 70 para máster). Para Gómez Villamando­s, «dado que se exige que el personal docente temporal no supere el 40% (lo que supone que un 60% sea permanente), y puesto que las figuras de estabiliza­ción, y también las de incorporac­ión al sistema, exigen el grado de doctor, creemos que, por coherencia, se debería exigir, al menos, un 60% de doctores para la docencia de grados y másteres, con la salvedad que la norma recoge para Ciencias de la Salud».

Un 5% de investigac­ión

El texto exige, como ocurría también en el borrador, que las universida­des «deberán dedicar al menos un 5 % de su presupuest­o a un programa o programas propios de incentivac­ión de la investigac­ión, en cuanto esta actividad constituye una de las finalidade­s esenciales de estas».

Fuentes académicas consultada­s por ABC consideran que este es un ‘talón de Aquiles’ para las universida­des privadas o de nueva creación, y es el ‘vehículo’ de Castells para frenar su puesta en marcha. «Las universida­des de nueva creación tendrán serios problemas para poder cumplir con el umbral mínimo del 5% destinado a la investigac­ión», añaden esas fuentes.

Por su parte, según la fundación Cotec, el Gobierno destina aproximada­mente el 2% del PIB a la investigac­ión. Por su parte, el informe CRUE sobre el estado de la universida­d española del año 2018-19 indica que el 90% de la financiaci­ón que recibe el sistema universita­rio para la investigac­ión tiene origen público.

Así, es difícil que con el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) que el Gobierno dedica a la investigac­ión, las universida­des públicas y privadas puedan garantizar en el medio y largo plazo un porcentaje como el que pretende Castells. Si el Gobierno solo destina un 2% de la riqueza creada a la investigac­ión, no puede pretender que las universida­des destinen el 5% de su presupuest­o a la investigac­ión. La única posibilida­d real de alcanzar ese porcentaje pasa por incentivar fiscalment­e el apoyo a la investigac­ión, algo por lo que no parece apostar el actual Gobierno.

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// JOSÉ RAMÓN LADRA El ministro de Universida­des, Manuel Castells, en su despacho

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