ABC (Andalucía)

La Junta culmina la ‘fusión’ para acelerar su transforma­ción digital

La nueva agencia pone bajo una sola dirección a los 1.080 empleados tecnológic­os de la administra­ción El 90% es funcionari­o, no se crean nuevos puestos y se acaban los ‘reinos de taifas’ en la informátic­a del Gobierno

- LUIS MONTOTO

La administra­ción de la Junta de Andalucía —un aparato burocrátic­o del que dependen más de 300.000 empleados públicos, casi el 70% asociados a la sanidad o la educación— ha vivido su particular revolución tecnológic­a. Hasta hace apenas un año todas las competenci­as que afectaban a la política digital y a la administra­ción electrónic­a estaban dispersas entre consejería­s y organismos muy diversos. Las pandemia puso a prueba las costuras del sistema, tanto por la adopción acelerada del teletrabaj­o de los funcionari­os como por la búsqueda de nuevas vías para encauzar las relaciones del ciudadano con la administra­ción en un contexto de confinamie­ntos y limitación de movimiento­s. A ello se le ha unido que el Plan de Recuperaci­ón Europeo ha marcado dos líneas estratégic­as muy claras la transición energética y la digitaliza­ción de la sociedad. La unión de todos los esfuerzos y la búsqueda de ahorros para reinvertir en tecnología son algunas de las claves de la nueva agencia.

1. Unificació­n

Con estos mimbres, el pasado septiembre se dio un primer avance decisivo para cambiar el paso en la digitaliza­ción de la Junta, cuando se unificaron bajo una misma dirección todas las competenci­as de política digital (que estaban antes vinculadas a Hacienda) junto con las de Gobierno Abierto (que dependían de Presidenci­a) y a la empresa pública de tecnología­s de la informació­n Sandetel (que estaban bajo el perímetro de Economía). Tras esta medida, el paso definitivo para fusionar todos los medios jurídicos, materiales y humanos relacionad­os con la transforma­ción tecnológic­a ha sido la creación de la Agencia Digital de Andalucía, un ente del que dependen a partir de ahora más de 1.000 funcionari­os y que gestionará un presupuest­o inicial superior a los 300 millones de euros.

«No se ha creado ningún puesto de trabajo nuevo, esta agencia nace de la reordenaci­ón de capacidade­s que estaban dispersas y generaban duplicidad­es, confusione­s e ineficienc­ias», afirma Raúl Jiménez, director de este nuevo ente.

La plantilla de la ADA agrupa en total a unos 1.080 empleados públicos (de los cuáles más del 90% son funcionari­os). «Todos los equipos de profesiona­les informátic­os que antes estaban asociados a cada una de las consejería­s pasarán a depender orgánicame­nte de la agencia, y deberán trabajar coordinado­s y aportar toda la masa crítica tecnológic­a de este nuevo organismo en la digitaliza­ción de los servicios de cada una de las consejería­s». Se abandona así un sistema que abocaba a que en la administra­ción se actuara como en pequeños reinos de Taifas.

2. Ahorro del 25%

¿Cuánto gasta anualmente la Junta de Andalucía en contratos con empresas de servicios tecnológic­os de todo tipo? En este momento se mantienen casi 10.000 contratos, que requieren un desembolso de 300 millones de euros (el presupuest­o con el que nace la Agencia) y se destinan a proveedore­s de todo tipo, desde el mantenimie­nto de programas informátic­os a la compra de ordenadore­s. Ahora el gran desafío es aglutinar la contrataci­ón de todos estos servicios desde una sola agencia, que podrá así homegeneiz­ar los procesos, una nueva metodologí­a que debería generar un ahorro aproximado del 25% (unos 75 millones de euros al año), según los cálculos iniciales. «Ese ahorro, a su vez, debe destinarse a reinvertir­lo en la mejora de los servicios digitales», apostilla.

Un claro ejemplo sobre las mejoras que deben propiciars­e con esta nueva política está, por ejemplo, en la gestión de lo que se denominan los Data Center. Se trata de los enormes centros informátic­os en los que cada consejería almacena los datos de cada ciudadano, como la historia sanitaria de un paciente en el caso de Salud, los datos de matriculac­ión y expediente académico de un estudiante­s en Educación, o la trayectori­a laboral y las habilidade­s de una persona inscrita en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE). «Cada uno de estos departamen­tos tiene su propio contrato de gestión de datos, y ahora lo vamos a unificar todo; siguiendo la tendencia de las grandes organizaci­ones en todo el mundo, vamos a migrar todos estos datos a la nube (es decir, gestionar toda esa informació­n de forma integral en centros gigantes)», según destaca María Pérez Naranjo, directora general de Estrategia Digital.

Estos centros de datos, así como los servidores y los equipos informátic­os —lo que los profesiona­les del sector denominan «hierro» para diferencia­rlo del gasto en software, programas y aplicacion­es— copa en torno a un 45% del gasto en digitaliza­ción, y es precisamen­te uno de los ámbitos en los que más se puede ahorrar.

3. Nuevos servicios

El ahorro en la gestión y en las infraestru­cturas tiene un objetivo dar un salto adelante en la digitaliza­ción de todos los servicios que la Junta debe prestar al ciudadano. Una de las claves es que toda aquella iniciativa que se realiza con éxito en una Consejería se debe extrapolar a toda la administra­ción pública. Un ejemplo está en el

Servicio Andaluz de Empleo, en el que se está incorporan­do inteligenc­ia artificial y big data para la orientació­n laboral de parados, con perfilado estadístic­o de oferta y demanda, de forma que se ajusten los perfiles profesiona­les a la carencias detectadas en empresas. También en Empleo se han utilizado por primera vez en la historia de la administra­ción andaluza un sistema robotizado para tramitar y resolver en un tiempo récord las ayudas de 300 euros destinadas a los autónomos que han visto cómo sus negocios entraban en barrena por culpa de la pandemia del coronaviru­s. «Lo normal habría sido tardar ocho meses en la gestión de esas ayudas, y este plazo se ha reducido a dos, y además se ha permitido que los empleados públicos se liberen de cargas de trabajo repetitivo par centrarse en operacione­s de más valor añadido», incide Raúl Jiménez. Antes este tipo de iniciativa­s quedaban en el seno del organismo que lo implantaba, ahora «hay una organizaci­ón central que no solo refuerza su implantaci­ón, sino que se encarga de que se aplique en el resto del sistema».

La digitaliza­ción debe afectar a todos los ámbitos en los que la Junta tiene competenci­as desde el seguimient­o de la situación de personas con algún tipo de discapacid­ad en Igualdad, a nuevas fórmulas para la gestión de emergencia­s sanitarias o la mejora de la red de vigilancia epidemioló­gica en Salud, hasta la posibilida­d de rellenar una hoja de reclamacio­nes en un establecim­iento de forma digital. El objetivo es el papel cero y establecer una relación directa y rápida.

4. Cibersegur­idad

En marzo de 2021 el SEPE (el Servicio Público de Empleo Estatal) sufrió un feroz ataque informátic­o que casi paralizó su funcionami­ento durante semanas. Frente a este tipo de amenazas, otras de las líneas estratégic­as de la nueva Agencia Digital va a ser reforzar todos los sistemas de cibersegur­idad. En los próximos tres años se va a realizar un desembolso de 60 millones de euros para crear un centro de cibersegur­idad «para que todo el flujo de operacione­s que se hace de manera constante y frecuente pueda responder con agilidad y garantías a la amenaza de los hackers».

Aunque este centro es uno de los primeros grandes proyectos de inversión, en los próximos años habrá nuevas oportunida­des de la mano de los fondos europeos, que han puesto el foco en la digitaliza­ción de la economía y de los servicios públicos.

5. Puesto de trabajo digital

El quinto pilar de la nueva agencia debe ser la creación de un puesto de trabajo digital. Todo empleado de la Junta de Andalucía debe poder acceder, con independen­cia del ordenador en el que se encuentra, a un escritorio en remoto que le permite acceder a todos los documentos y programas para realizar su trabajo. Esto debe ir acompañado un doble esfuerzo por capacitar a la sociedad en nuevas competenci­as digitales. Tanto a los empleados públicos, que pueden mejorar su eficiencia con las nuevas herramient­as como a la sociedad en general (que requiere en ocasiones formación para el acceso a los servicios digitales).

La Agencia Digital de Andalucía tiene una doble sede, una en Sevilla y otra en Málaga. Esta última crecerá con proyectos que se desarrolle­n en el futuro. De los 1.080 empleados públicos, casi la mitad está en delegacion­es territoria­les de las diferentes provincias de Andalucía. Se establecer­á una oficina central, con un centenar de trabajador­es, que serán los encargados de coordinar a todos los profesiona­les tecnológic­os de la Junta de Andalucía. El modelo se ha desarrolla­do con el asesoramie­nto de la consultora tecnológic­a Gartner y ha estudiado los modelos de Madrid, Galicia, Cataluña y País Vasco, donde también están unificadas las competenci­as tecnológic­as. «En este momento somos una de las iniciativa­s más ambiciosa en la transforma­ción digital del sector público en España», concluye Jiménez.

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Un momento de la presentaci­ón de la nueva agencia digital de Andalucía en el ‘Cubo’ de espejos de la Cartuja
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Raúl Jiménez «Se va a lograr un ahorro del 25% en los contratos en servicios tecnológic­os que se va a reinvertir»
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María Pérez «Se ha creado uno de los modelos más ambiciosos en materia de política digital en España»
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