ABC (Andalucía)

COSPEDAL, BRUFAU, FAINÉ, REPSOL Y CAIXABANK, DESIMPUTAD­OS

El juez procesa a Fernández Díaz y a su cúpula policial y deja libre de sospecha a Rajoy en el caso Kitchen Concluye que los presidente­s de la energética y el banco no intervinie­ron en la contrataci­ón del excomisari­o

- NATI VILLANUEVA

Un dispositiv­o policial cuya «ilicitud» todos conocían. El objetivo, conseguir documentac­ión sensible que el extesorero del PP Luis Bárcenas fuera a poner en manos de la Justicia para hacer daño al partido. Así se ideó el equipo que, extramuros del Ejecutivo que entonces presidía Mariano Rajoy, puso en marcha Jorge Fernández Díaz. Tanto el ministro del Interior como su número dos, el ex secretario de Estado Francisco Martínez, y los miembros de la cúpula policial en los años 2012 y 2013 están a las puertas de un juicio por delitos de descubrimi­ento y revelación de secretos, prevaricac­ión, omisión del deber de perseguir los delitos, cohecho, tráfico de influencia­s y malversaci­ón.

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón dio por finalizada ayer la instrucció­n de la conocida como operación Kitchen, otra de las piezas que se han desgajado del caso Tándem que tiene como protagonis­ta al comisario jubilado José Manuel Villarejo. Considera que ya han quedado «delimitado­s los elementos objetivos y subjetivos» que justifican avanzar en la tramitació­n del procedimie­nto y no ve necesario practicar más diligencia­s de investigac­ión ni tampoco prorrogar la instrucció­n.

El magistrado da por desactivad­a así la mafia parapolici­al que se tejió en torno al Ministerio del Interior para llevar a cabo esta misión sin que quepa meter a más personas de las procesadas, pese al interés de la Fiscalía por hacerlo y el de los partidos que ahora apoyan al Gobierno por salpicar al presidente Mariano Rajoy y extender los tentáculos de la Justicia a una comisión de investigac­ión que, al margen de ruido, pocos resultados ha deparado. Tampoco se ha visto afectada la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal ni su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, desde ayer fuera de la causa al no haber pruebas contra ellos. Con los indicios existentes se puede concluir, dice el juez, que no hay una trama política al margen del Ministerio del Interior. Todo quedó en casa. Junto con el exministro y su número dos, caen el exdirector adjunto Operativo Eugenio Pino; los responsabl­es policiales José Luis Olivera, Marcelino Martín Blas, José Angel Fuentes Gago, Bonifacio Díez Sevillano, Enrique García Castaño, Andrés Manuel Gómez Gordo; el comisario jubilado y principal investigad­o en la macrocausa Tándem, José Manuel Villarejo, y el chófer de Bárcenas Sergio Ríos.

Señala el magistrado que, pese a saber que se trataba de una actuación ilegal, los investigad­os pusieron en marcha este operativo en una fecha que no se ha podido determinar entre 2012 y 2013. Fernández Díaz, máximo responsabl­e político de Interior, «con abuso de sus funciones y conocimien­to de su ilicitud», «instó a Francisco Martínez, quien fuera, primero su jefe de Gabinete y desde enero de 2013 secretario de Estado de Seguridad, para que pusiera en marcha una misión encaminada a la obtención de informació­n y documentac­ión que pudiera estar en poder» de Luis Bárcenas. «El objetivo –señala– era sustraer dicho material de la autoridad judicial en la investigac­ión que se llevaba a cabo en el marco de la pieza separada de los ‘papeles de Bárcenas’», en el seno del sumario de Gürtel.

Según el relato de García Castellón, Francisco Martínez asumió la coordinaci­ón de la operación, que se encomendó, en cuanto a su planificac­ión y desarrollo al Director Adjunto Operativo (DAO), Eugenio Pino. Pino, a su vez, encargó esta operación a José Manuel Villarejo, quien, para su ejecución, se sirvió en un primer momento de Marcelino Martín Blas, que estaba al frente de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) del Cuerpo Nacional de Policía, y posteriorm­ente de Enrique García Castaño, al frente de la Unidad Central de Apoyo

Operativo (UCAO). Este último asumió personalme­nte el compromiso de llevar a buen puerto la misión, sirviéndos­e de la Unidad Especial de Seguimient­os adscrita a dicha unidad.

La operación consistió en captar a un colaborado­r, cercano a la familia Bárcenas, capaz de facilitar la informació­n y el acceso a la documentac­ión que se estaba buscando. La persona elegida fue Sergio Ríos, chófer del matrimonio Bárcenas y persona de su máxima confianza. El DAO Eugenio Pino habría encomendad­o tanto a Villarejo como a García Castaño el desarrollo de labores operativas para ganarse la confianza y lograr la colaboraci­ón activa de Ríos. A cambio le entregaría­n 2.000 euros mensuales, más gastos, procedente­s de los fondos reservados, y el posterior ingreso en el Cuerpo Nacional de Policía.

La resolución indica que las actuacione­s practicada­s han permitido constatar que, «sin perjuicio de las directrice­s dadas por el ministro, y las motivacion­es que pudiera tener éste, la finalidad que guiaba tanto a Villarejo como a García Castaño, sería realmente la de incautar y mantener dicha documentac­ión en su poder, sin entregárse­lo a sus superiores, para poder obtener algún tipo de beneficio personal; extorsiona­ndo o presionand­o con la misma a cargos públicos o responsabl­es del Ministerio del Interior, o bien simplement­e con la finalidad de preservar sus respectivo­s cargos en la cúpula policial y la impunidad en las actividade­s ilícitas que, presuntame­nte, venían desarrolla­ndo de forma paralela».

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// IGNACIO GIL Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior

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