La ausencia de España
La administración Biden no comprende la tibieza del Gobierno de Sánchez ante los sucesos en Cuba
Ni en España ni fuera de ella se comprende la ambigua y tímida postura que está mostrando el Gobierno frente a los graves episodios de represión que se viven estos días en un país con tantos vínculos históricos y afectivos como es Cuba. El Ministerio de Exteriores decidió no sumarse a una misiva para llamar «al gobierno cubano a que respete los derechos y libertades legales del pueblo cubano sin temor a ser arrestados y detenidos», lo cual ha despertado todo tipo de recelos entre muchos países democráticos. La negativa de España a participar en este comunicado de condena impulsado por Estados Unidos y a asumir su papel como faro de la Hispanoamérica democrática es un misterio que se aleja de la comprensión de la administración Biden. El presidente, que se reunió el pasado viernes en la Casa Blanca con importantes líderes de los sectores político, social y cultural del exilio cubano, abordó en este encuentro las razones de la tibieza de España y de otros países en un caso tan claro de vulneración de derechos humanos. Ni siquiera se trata ya de una cuestión de familias o de ideologías políticas, sino de sentido común y humanidad. Aunar esfuerzos internacionales para frenar las acciones de la dictadura comunista es una urgencia que no admite demagogia ni cálculos económicos ni concesiones a los socios de gobierno de Pedro Sánchez. El pueblo cubano está, una vez más, sufriendo la violencia de un régimen totalitario y anacrónico que asfixia sus libertades y que no ofrece soluciones ante la crisis económica y sanitaria que viven miles de isleños. Sus protestas son un grito de auxilio al mundo que España, cada vez más postrada a los vaivenes partidistas, se niega a atender.