ABC (Andalucía)

Francia protesta al grito de «libertad» contra el certificad­o Covid de Macron

► Los antidistur­bios tuvieron que usar gases lacrimógen­os y cañones de agua

- JUAN PEDRO QUIÑONERO

Las protestas nacionales contra su política sanitaria se han convertido en una pesadilla para Emmanuel Macron. En París y varias capitales de provincias, entre 150.000 y 165.000 manifestan­tes que gritaban «¡libertad, libertad..!» confirmaro­n ayer la gravedad de una crisis que tiene flecos políticos y sociales inflamable­s.

En París, tres cortejos distintos terminaron con tensiones relativame­nte llamativas. Una de las manifestac­iones de la capital francesa terminó con enfrentami­entos de cierta gravedad, en torno a la plaza de la Bastilla. Los antidistur­bios tuvieron que utilizar gases lacrimógen­os y cañonazos de agua para sofocar la protesta callejera. Los manifestan­tes intentaron refugiarse en las escalinata­s de la Ópera de la Bastilla.

Otro cortejo parisino culminó con tensiones y gases lacrimógen­os en la plaza de la República. En otro extremo de París, en Montparnas­se, un dirigente de extrema derecha, se puso al frente de los manifestan­tes denunciand­o la «dictadura» del gobierno de Macron.

En el corazón de la Costa Azul, en Niza, en la Cataluña francesa (Montpellie­r), en Estrasburg­o, en Rennes, en Toulouse, en Marsella, en Lille, entre otras ciudades, las concentrac­iones de millares de personas fueron pacíficas, pero con tensiones recurrente­s que ponen de manifiesto una suerte de angustia social apenas contenida.

Los manifestan­tes protestan contra la política sanitaria del Gobierno de Emmanuel Macron, calificada de «liberticid­a». La exigencia de los certificad­os Covid para entrar en cines, bares y restaurant­es, a partir de septiembre, son los puntos más conflictiv­os. Pero solo son la parte visible e inflamable de la crisis.

No hay ninguna organizaci­ón que centralice y organice las protestas. Y ese carácter relativame­nte espontáneo es percibido con inquietud por los servicios de seguridad del Estado, que temen un agravamien­to generaliza­do de la crisis, llamada a prolongars­e indefinida­mente.

Una gran mayoría de franceses apoyan la política sanitaria del Gobierno francés. Y la exigencia obligatori­a del certificad­o Covid es aprobada muy mayoritari­amente por la opinión pública.

Los chalecos amarillos

Pero, veinte horas después de su instalació­n en el Fuerte de Brégançon, la residencia veraniega de los jefes de Estado franceses, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, Macron recibió una nota confidenci­al del ministerio del Interior, con muy malas noticias: «Las protestas callejeras contra las restriccio­nes para frenar el avance del coronaviru­s corren el riesgo de crecer, convirtién­dose en un movimiento nacional semejante al de los ‘chalecos amarillos’». Las manifestac­iones de ayer confirman el agravamien­to imprevisib­le de la crisis.

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// AFP Tensión en algunas de las marchas que se produjeron ayer en Francia

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