El capo que soñó con ser futbolista
∑Es el narcotraficante más buscado en España. Ha amasado una fortuna indecente y sigue al frente de su sucio negocio desde Marruecos
Natural de Marruecos, Abdellah El Haj Sadek el Menbri llegó a Algeciras (Cádiz) con apenas nueve años. Su infancia y adolescencia se forjaron en barriadas desfavorecidas de la ciudad pero no estaba dispuesto a una vida humilde. Muy pronto se dio cuenta de que el sucio negocio de la droga podía reportarle una vida de comodidades y lujos que nunca habían estado a su alcance. Tenía los contactos necesarios en Marruecos y decidió embarcarse en el tráfico de hachís. Sólo tenía que traerlo al Campo de Gibraltar.
Fuentes de la Guardia Civil aseguran que fue él en realidad quien comenzó con el narcotráfico a gran escala en el Estrecho de Gibraltar. Una vez establecido su objetivo necesitaba gente para traer la droga, desembarcarla y llevarla hasta lugares seguros –conocidos en el argot policial como guarderías- para su posterior distribución en el resto de España y de Europa.
Creó su organización pero quería más. Fue él quien enseñó al que luego sería otro de los narcotraficantes más importantes de la zona, Jesús Heredia, alias «El Pantoja», que durante años fue su lugarteniente. Lo reclutó con sólo 15 años y lo convirtió en todo un experto en logística. Ahora está en prisión.
Necesitaba una legión. Los más de 50 kilómetros de playas del Campo de Gibraltar eran una mina de oro. Y reclutó a los hermanos Tejón de La Línea de la Concepción, los mediáticos «Castañitas», para meter el hachís por las playas linenses. La zona de Los Barrios se la adjudicó al clan de «Los Pincho». Así dividió la costa entre clanes para alijar el hachís, eso sí, a cambio de un porcentaje de las ganancias. En definitiva, había sido él quien había ideado el negocio. Luego, sus discípulos se harían fuertes y se independizarían de él.
Su fama como «El Señor del Hachís» ya estaba lograda. Su devoción el fútbol le venía joven y le valió el apodo de «El Messi del Hachís». Es un fanático de este deporte y en concreto del Barcelona F.C. y de Lionel Messi, de ahí su alias. También acudía con frecuencia a ver al Real Madrid y disfrutar de los mejores palcos del Bernabeu.
Narcos contra guardias
De hecho y según las citadas fuentes del Instituto Armado, hace unos años, antes de que se iniciara la lucha sin tregua contra el narco en el Campo de Gibraltar, «El Messi del Hachís» competía en una liguilla en Algeciras en la que también jugaban «Los Castañitas», -fanáticos del Real Madrid- y otros narcos, e incluso un equipo de guardias civiles. «Hacía lo que fuese por ganar. Es muy competitivo. Incluso pagaba a jugadores profesionales porque no quería perder».
«El Messi del Hachís» se ganaba a todo el mundo comprando voluntades. Si alguien necesitaba dinero ahí estaba él, a cambio, eso sí, de lealtad. Y de este modo consiguió una legión de fieles y se granjeó una reputación de oro entre los suyos. Todos querían trabajar para él.
La logística que orquestó no tiene rival: narcolanchas, pilotos, porteadores, guarderías, todoterrenos, los mejores medios tecnológicos... En estos años incluso ha llegado a ‘comprar’ a agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, uno de los más sonados un capitán de la Guardia Civil de Algeciras que fue detenido en 2019. No ha sido el único en caer.
Tras años liderando el tráfico de hachís en el Estrecho de Gibraltar parecía intocable pero en 2014, cuando salía de un lujoso hotel de Los Barrios, fue detenido y enviado a prisión. Salió y se refugió en Marruecos. Tenía muchas causas pendientes y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no estaban dispuestas a dejarlo tranquilo.
Todo el esfuerzo policial de años de intenso trabajo para darle caza dio al traste cuando, en 2017, sus abogados pactaron con el fiscal de Algeciras una fianza de 80.000 euros, calderilla para él que ha amasado una fortuna indecente. Su patrimonio es incalculable pese a que no llega a los 40 años de edad.
Tras esa puesta en libertad bajo fianza le fue retirado el pasaporte y tenía que presentarse a diario en el juzgado. Pero él no estaba dispuesto a vivir así. En marzo de 2019 se dio a la fuga asegurando que temía por su integridad y la de su familia, que soportaba una tremenda presión policial y que ello le había llevado a una profunda depresión.
Desde su acomodado refugio en Marruecos, una urbanización de lujo, sigue dirigiendo el negocio del hachís. Hasta en cuatro ocasiones ha sido desmantelada ya su organización y detenidos sus lugartenientes, la última esta misma semana.
«El Messi del Hachís» ocupa el primer puesto en la lista de los capos más buscados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Es una «pieza de caza mayor» para los agentes, que no están dispuestos a darle tregua. Tampoco la Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar. Tiempo al tiempo.