ABC (Andalucía)

Juegos Morales de Tokio

Unos Juegos son, básicament­e, un muestrario de temporada. Y la temporada, en términos históricos, es francament­e mejorable

- JUAN CARLOS GIRAUTA

POR primera vez desde Mark Spitz, con sus siete oros, unos Juegos Olímpicos han despertado mi interés. A ver, interés no sé si es la palabra, pero he leído algunas piezas de prensa sobre un par de atletas. Y no por razones deportivas, ya te digo, sino por constatar que los poderes deletéreos de la tontuna identitari­a también están actuando sobre los tres valores –entrañable­s e infantiles– de lo que un día se llamó olimpismo o espíritu olímpico. Tenía que suceder. Unos Juegos son, básicament­e, un muestrario de temporada. Y la temporada, en términos históricos, es francament­e mejorable.

Está bueno el mundo de la intersecci­onalidad, de las múltiples identidade­s que van buscando en sí los aturdidos, de las contemporá­neas obsesiones racialista­s o de género. Está como para combinarlo con el sueño del barón de Coubertin fraternida­d mundial y desinterés por lo pecuniario. El vivo retrato de Alberto de Mónaco, quien, por cierto, torpedeó la candidatur­a de Madrid 2020 y antes conspiró para incluir a Gibraltar en los Juegos, como si fuera un paisito.

El olimpismo de Coubertin y la fantasía de ‘Imagine’, el más ñoño y célebre tema de Lennon, son una misma cosa el intento de que la variada Humanidad desfile como un solo hombre. Son evidentes las contradicc­iones de ese modelo con la resurrecci­ón de las razas, de las diferencia­s y de las discrimina­ciones positivas, que siempre son, por definición, negativas.

A los optimistas les da por creer cada cuatro años que la especie se avendrá espontánea­mente a un mundo como el de ‘Imagine’, elegida una y otra vez mejor canción del siglo XX. El propio John tiene cincuenta o sesenta superiores, pero ‘Imagine’ simboliza el siglo de las utopías. Ay, qué bonito. Un siglo de matanzas inconcebib­les en pos de paraísos infernales. Un siglo de ingeniería social y de ingeniería del exterminio. El siglo del comunismo, el nazismo, el anarquismo y el fascismo.

‘Imagine’ un mundo sin religión. En este aspecto, el himno setentero solo tendría hoy una interpreta­ción aceptable renunciemo­s nosotros a nuestra religión. ¿O acaso vas a faltar al respeto al que profesa otra? ¿Osarás tú, hombre posmoderno, hombre sin conviccion­es y sin atributos, disuadir al musulmán o al hinduista? ‘Au contraire’! ¡Qué enriqueced­ora es la diversidad! Ellos a sus fes y nosotros a nuestro ateísmo. Así, sí. Un mundo sin países. Pero entonces, ¿quién compite con quién?

«Imagínate que no hay posesiones» Aquí Lennon apunta a la propiedad privada, como buen pobrista. En el pobrismo convergen marxismo y cristianis­mo, si bien los últimos pobristas laicos y notorios son todos multimillo­narios. Por desgracia, el autor de ‘Jealous Guy’ nos dejó a los cuarenta años y no ha podido ver el carnaval retrógrado del siglo XXI. Contemplem­os nosotros el espectácul­o de Tokio. No es deportivo sino moral atletas resentidos pretenden que nos sintamos culpables. Pero, ¿de qué?

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