ABC (Andalucía)

Biden da la espalda a su aliado Andrew Cuomo, señalado por acoso a 11 mujeres

∑El informe de la fiscal general de Nueva York contra el gobernador del Estado y líder demócrata revolucion­a al partido en el poder, que busca guardar distancias

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Ciao, bella». Ese «adiós, guapa» italiano y lisonjero de Andrew Cuomo aparece en uno de los episodios del informe de la fiscal general de Nueva York sobre acoso sexual a mujeres que podría acabar en un «ciao, bello»: el gobernador del Estado y, hasta hace pocos meses, una de las figuras de mayor peso del Partido Demócrata en todo EE.UU. está contra las cuerdas. El informe, que sustancia y corrobora las acusacione­s de once mujeres contra Cuomo, es casi una sentencia de muerte para su carrera política. Sobre todo, porque el gobernador se ha quedado solo: los demócratas le han dado la espalda, desde Joe Biden, presidente de EE.UU. y amigo personal de Cuomo, hasta antiguos socios leales del partido en Nueva York. Las peticiones de dimisión son abrumadore­s y ya está en marcha un ‘impeachmen­t’, o juicio político para su recusación.

La investigac­ión contra Cuomo se abrió a comienzos de año después de que varias mujeres ventilaran de forma pública acusacione­s contra el gobernador. Hablaban de tocamiento­s, besos en la mejilla o en los labios no solicitado­s, conversaci­ones inapropiad­as de corte sexual o flirteos inaceptabl­es en el ámbito profesiona­l. Cuomo lo negó todo y sobrevivió a aquella tormenta política. Dijo que esperaría a los resultados del informe especial, liderado por la fiscal general de Nueva York, Letitia James. Pero estos han resultado en un huracán político difícil de navegar.

«La investigac­ión independie­nte ha determinad­o que el gobernador Cuomo acosó a varias mujeres, muchas de las cuales eran jóvenes, y realizó toqueteos, besos y abrazos no deseados y con comentario­s inapropiad­os», dijo sobre el informe, elaborado en los últimos cinco meses.

Contraataq­ue

Las 165 páginas de la investigac­ión, que incluyen entrevista­s con 179 testigos y decenas de miles de documentos, apoyan las acusacione­s de las mujeres que salieron contra Cuomo desde el pasado febrero, cuando Lindsey Boylan, una ex alto cargo del Gobierno de Cuomo, aseguró que, entre otras cosas, el gobernador le había tocado la cintura, piernas y espalda; le había besado en la mejilla y en los labios y le invitó a jugar a ‘strip poker’ en un viaje en avión. Poco después, una joven asistente reveló conversaci­ones subidas de tono que Cuomo había mantenido con ella. Otra más, cuyo nombre no fue revelado en la investigac­ión, aseguró que le había manoseado el culo a solas después de requerir su presencia en la residencia oficial del gobernador para solucionar un problema con su teléfono móvil. Otra, que metió su mano por debajo de su blusa y le agarró del pecho.

Cuomo, un animal político, decidió salir al contraataq­ue. Poco después de la presentaci­ón del informe por parte de James, emitió una declaració­n institucio­nal en vídeo de catorce minutos en la que, otra vez, lo negaba todo. «Los hechos son muy diferentes de lo que se ha explicado», defendió. «Nunca he tocado a nadie de forma inapropiad­a ni he realizado insinuacio­nes sexuales inapropiad­as». En el relato de Cuomo, la investigac­ión es una campaña política en su contra que se apoya en la brecha generacion­al y cultural que hay entre alguien como él –un italoameri­cano de vieja escuela y 63 años– y las nuevas generacion­es. Los ‘ciao, bella’, besos, achuchones y caricias son su forma de ser, aprendida de sus padres –su progenitor, Mario Cuomo, también fue gobernador– «para dar calidez, nada más», dijo el político, que colocó fotos de decenas de carantoñas públicas con mujeres y hombres durante su intervenci­ón. Su intención era clara: sabía que no iba a ganarse a sus compañeros de partido, en un momento en el que no hay medias tintas con las acusacione­s de acoso sexual; pero quizá sí lo haría con los votantes veteranos, que muchas veces se sienten incómodos en la era ‘MeToo’.

«Yo creo a esas mujeres», declaró James, en un latiguillo de corte político y que no esconde una de las derivadas del caso: la sucesión de Cuomo como gobernador. El político, de 63 años, buscaba su cuarto mandato en Nueva York el año que viene y Letitia James está entre los favoritos para hacerle frente.

Ajuste de cuentas

El abandono de los demócratas a Cuomo fue masivo. «Creo que debería dimitir», dijo Biden tras conocer los resultados de la investigac­ión, en una reclamació­n que corrió como la pólvora entre los pesos pesados del partido demócrata: se unieron a la reclamació­n desde Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representa­ntes, a varios congresist­as por Nueva York, buena parte de los líderes del partido locales y hasta los gobernador­es demócratas de estados vecinos. El ataque más feroz vino del todavía alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, que no desaprovec­hó la ocasión de ir a por Cuomo, con quien se ha peleado como el gato con el ratón en los últimos años. «Deberían imponerle cargos penales», dijo sobre una posibilida­d que es real: tras conocer la investigac­ión independie­nte, varios fiscales de distrito aseguraron que podrían utilizarla en una causa penal.

Eso vendrá más adelante. Lo primero que tendrá que defender Cuomo es su superviven­cia política. Los propios demócratas de Nueva York ya han impulsado un ‘impeachmen­t’ por las acusacione­s de acoso sexual. El presidente de la asamblea estatal, Carl Heastie, aseguró que la llevará adelante con la mayor celeridad porque Cuomo «no puede seguir en el cargo».

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// EFE El gobernador Andrew Cuomo
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