ABC (Andalucía)

Los talibanes atacan en el centro de Kabul a pocos días de la retirada total de EE.UU.

El Ejército afgano lanza una ofensiva en Helmand apoyado por las fuerzas norteameri­canas

- CORRESPONS­AL EN WASHINGTON DAVID ALANDETE

La ofensiva de la guerrilla Talibán para tomar el control de Afganistán se intensific­a a medida que culmina el repliegue de las tropas estadounid­enses. Los ataques ya han llegado hasta la misma capital, sede del Gobierno legítimo, donde en lo que va de semana ha habido dos bombardeos, uno junto a la residencia del ministro de Defensa y otro ante la agencia de seguridad nacional. Además, los islamistas están a punto de hacerse con el control de una importante capital provincial del sur del país. Todo parece confirmar una evaluación de la Inteligenc­ia estadounid­ense de hace un mes, filtrada a los medios norteameri­canos, de que el Gobierno afgano podría caer en medio año tras el final del repliegue.

El miércoles se produjo en la capital, Kabul, una explosión cerca de la sede central de la dirección Nacional de Seguridad. Dos civiles y un uniformado resultaron heridos. Afganistán es un país con atentados constantes, y es complicado aclarar la autoría exacta de cada uno de ellos.

Los talibanes, sin embargo, sí han reivindica­do la autoría de un ataque previo en Kabul, contra la residencia del ministro de Defensa, Bismillah Khan Mohammadi, en el que murieron ocho personas y otras 20 resultaron heridas de gravedad. Sobre ese primer ataque de la semana en Kabul, el principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, dijo ayer, según informa la agencia Reuters: «Este ataque es el inicio de una operación de respuesta a esos altos funcionari­os de la Administra­ción de Kabul, que dan órdenes de bombardear las casas de civiles, la infraestru­ctura pública, obligar a la gente a huir de su hogar y otros crímenes».

Hasta ahora, era infrecuent­e que la guerrilla islamista atentara en la capital, pero la salida de las tropas estadounid­enses ha cambiado ese cálculo. El bombardeo es, además, una clara violación de los acuerdos logrados en una ronda de negociació­n en Qatar que le valió a la anterior Administra­ción estadounid­ense, liderada por Donald Trump, para ordenar una retirada completa para el pasado mes de mayo. Biden la demoró hasta el 11 de septiembre, 20 aniversari­o de los atentados terrorista­s contra Nueva York y Washington, pero la Casa Blanca calcula que a final de agosto el repliegue habrá culminado ya.

Avances en el sur

Y si la situación en Kabul es preocupant­e para el Gobierno legítimo de Afganistán, en las provincias es todavía peor. Allí los talibanes llevan meses de ofensiva, según ha admitido el propio Gobierno estadounid­ense.

En Lashkar Gah, la capital provincial de Helmand, los insurgente­s ya controlan una decena de distritos, y las Fuerzas Armadas afganas han iniciado una campaña de bombardeos con apoyo estadounid­ense, con la esperanza de contener ese avance. Si Lashkar Gah cae, será la primera capital de provincia plenamente en manos de la guerrilla insurgente.

El 25 de junio, Biden recibió en la Casa Blanca al presidente legítimo afgano, Ashraf Ghani, y su eterno rival político, Abdulá Abdulá, que ejerce el cargo de Alto Comisionad­o para la Reconcilia­ción Nacional. El objetivo era fomentar la unidad nacional pero, ausente de ese diálogo tutelado por la Casa Blanca, solo estaba la insurgenci­a. Tanto Ghani como Abdulá visitaron el Capitolio antes de verse con Biden y se reunieron con influyente­s legislador­es.

Para retirarse, Trump aceptó negociar con los mismos guerriller­os islámicos a los que George Bush prometió derrocar, al tiempo que los grupos insurgente­s intensific­aban los asesinatos de líderes de grupos civiles y activistas a favor de la democracia. En 2019 el expresiden­te llegó a invitar a unos emisarios de la guerrilla Talibán a Camp David, la residencia presidenci­al de fin de semana en Maryland, en vísperas de un aniversari­o de los atentados del 11-S. La visita fue cancelada a última hora por un ataque en el que murió un soldado estadounid­ense. Aun así, las negociacio­nes se dieron en otro lugar, y el acuerdo de paz se produjo hace algo más de un año.

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// AFP Un militar afgano junto a uno de los edificios del centro de Kabul atacado en la noche del martes
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