El ogro danés amenaza la primera final olímpica
La selección busca hoy un triunfo que le permita romper sus límites en los Juegos y asegurar una presea
Hay algo especial en esta selección de balonmano que aspira hoy a romper sus límites. Está comprometido el vestuario, unido alrededor del liderazgo de Entrerríos al que todos están decididos a regalar una despedida gigante. La más grande que se recuerda. Porque nunca antes llegó España a una final olímpica. Se quedó a las puertas en tres ocasiones –Atlanta 96, Sídney 2000 y Pekín 2008– y en las tres cumplió con el bronce. Ahora el reto es mayor y para conseguirlo hay que derribar al ogro danés, verdugo en el último Mundial.
«El último enfrentamiento que tuvimos contra ellos no salió bien, pero somos conscientes de que estamos en una semifinal olímpica y que esto nada tiene que ver con lo que pasó. Intentaremos corregir lo que no hicimos bien en la semifinal del Mundial y entrar en esta final olímpica que para nosotros sería histórico. Una medalla sería algo increíble y un gran broche para este grupo que lleva tantos años al máximo nivel», explicaban ayer Adriá Figueras y Antonio García. El lateral, que llegó a los Juegos a última hora tras la lesión de Joan Cañellas, quiso remarcar el difícil camino vivido por el equipo para llegar hasta esta semifinal ante Dinamarca (hoy, 14.00 horas). «Ha sido muy complicado. Hemos tenido bajas importantes como la de Dani (Dujshebaev), Aitor (Ariño), Cañellas... Incluso hemos perdido a Viran (Morros) durante el torneo. Aun así, este equipo siempre se ha agarrado a lo que hay y ha sacado el máximo rendimiento y a eso nos agarramos para afrontar esta semifinal», señaló García, que entró en el equipo para ocupar una de estas bajas.
Despedida de Entrerríos
El de Dinamarca, pase lo que pase, será el penúltimo capítulo de Raúl Entrerríos con España, con la que no jugará más cuando acaben los Juegos. Eso hace que el torneo sea incluso más especial para todo el equipo, que quiere regalarle una medalla al histórico jugador del Barcelona. «Es un gran referente para todos, con una capacidad defensiva y ofensiva increíble. Está viviendo sus últimos partidos como profesional y vivirlos en unos Juegos, con la posibilidad de medalla, es todavía más especial», explicaba Figueras.
Para España, la clave está en mantener intacta su filosofía en la pista. La que le ha llevado a protagonizar un torneo casi inmaculado, con la única mancha de la derrota ante Francia en la primera fase. Un periplo que mete miedo, sobre todo tras haber eliminado a Suecia, una de las favoritas, en un partido de cuartos para el recuerdo. Con ese impulso espera alcanzar hoy la final, asegurando otro metal para el medallero nacional y una despedida gigante para la leyenda de Raúl Entrerríos.