ABC (Andalucía)

Sydney McLaughlin, como Karsten Warholm, supera el récord mundial de los 400 metros vallas

- I. BARCIA

Ha quedado claro que los 400 metros vallas es la prueba de los Juegos. Había enormes expectativ­as por lo que podía dar de sí esta especialid­ad tanto en hombres como en mujeres, y el resultado es todavía mejor de lo esperado. Sydney McLaughlin no quiso ser menos que Warholm y estableció la nueva plusmarca mundial de la especialid­ad. Tokio se mueve a ritmo de récord en dos sesiones matinales para el recuerdo. La estadounid­ense batió el récord un mes antes de viajar a los Juegos y a sus 21 años se convirtió en la primera mujer en bajar de los 52 segundos en la vuelta a la pista con vallas. Ayer, espoleada por lo que había visto, aprovechó las condicione­s del Estadio Olímpico para dar un salto que no desmerece en absoluto lo vivido el miércoles, porque McLaughlin hizo 51.46, es decir, 44 centésimas menos que su anterior registro.

Si histórica fue la carrera de hombres por la calidad de sus marcas, histórica fue la de ayer, la primera vez que dos mujeres corren la especialid­ad por debajo de los 52 segundos. Lo hizo la triunfador­a y también Dalilah Muhammad, la anterior plusmarqui­sta, que por fin rompió esa barrera al marcar 51.98. Femke Bol, tercera, se quedó en 52.03, lo que supone la tercera mejor marca de todos los tiempos y por supuesto y de largo, el récord de Europa. Otra maravilla de 400 vallas que tuvo similitude­s con lo del día anterior, porque McLaughlin, un talento de 21 años que pasa las vallas como si nada, tuvo la oposición de dos rivales que fueron a por todas y le obligaron a exigirse al máximo, de ahí el resultado del crono.

Nacida en 1999 en Dunellen, una localidad de Nueva Jersey, McLaughlin parecía destinada a ser una atleta excepciona­l. Su padre Willie fue semifinali­sta en los 400 metros en los Juegos de 1984, mientras que su madre Mary fue corredora en la escuela secundaria, especialis­ta en 400 y 800 metros. Y su hermano mayor, Taylor, ganó la plata en los 400 metros vallas del Mundial sub 20 de 2016. «Sí que hay algo de presión a la altura del nombre McLaughlin», reconocía Sydney en una reciente entrevista sobre esa saga familiar. «Todos practicaro­n otros deportes como fútbol y baloncesto», explicó su padre, «pero sabíamos que seguirían el camino. Los iniciamos en el atletismo cuando tenían alrededor de 8 años y por tanto no nos sorprende lo que han hecho Taylor y Sydney. Han sido preparados para esto. Estamos muy orgullosos de ellos».

Pero uno de los datos fundamenta­les en los que se fundamenta la explosión de Sydney es su relación con una leyenda en activo del atletismo, Allyson Felix. Cuando McLaughlin se convirtió en profesiona­l en 2018, el hermano de Felix, Wes, se convirtió en su agente, y esta temporada se supo que la vallista está en el grupo de entrenamie­nto de Bobby Kersee, después de unos años con Joanna Hayes, oro en Atenas 2004 en 100 metros vallas.

McLaughlin entrena junto a Allyson Felix, quien se ha convertido en toda una referencia para esta joven atleta que ya está en la historia de los Juegos. «Aprendo mucho todos los días, simplement­e estando ahí y observando cómo hace las cosas».

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// AFP Sydney McLaughlin, oro en 400 metros vallas

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