El PP acentuará las diferencias con Vox para consolidar su ventaja
⯈ Los populares afrontan el reto de mantenerse primeros frente al PSOE en plena recuperación económica ⯈ Casado pide a Sánchez que convoque en septiembre el Debate sobre el estado de la Nación
Cuando Pedro Sánchez compareció en La Moncloa el sábado 10 de julio para anunciar los cambios en su Gobierno, una crisis en toda regla que tocaba alguno de los pilares del equipo del presidente, en Génova lo vieron como un golpe de efecto para detener la sangría del PSOE en las encuestas y recuperar el impulso perdido en los últimos meses. «Esa fue la auténtica prueba de fuego para comprobar si el cambio de ciclo existía o fue un espejismo de cuatro meses», comentan en el equipo de Pablo Casado. Había dudas reales, pero las encuestas que se conocieron en las semanas posteriores confirmaron que las tendencias estaban consolidadas y el PP se mantenía firme en primera posición, a pesar de los movimientos estratégicos de última hora de Sánchez.
«Ha quedado claro que el problema era Pedro Sánchez», sentenciaron en el PP, donde volvieron a respirar al conocer encuestas como la de GAD3 para ABC en la que los populares se consolidan por encima del 31 por ciento de estimación de voto, con 139 escaños, frente a los 101 del PSOE. El PP sumaría mayoría absoluta con los 37 de Vox.
Desde la moción de censura en la Región de Murcia el pasado mes de marzo, y las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid, el PP sigue firme en el primer puesto de todas las encuestas, menos la de CIS, gracias a la absorción de los votantes de Ciudadanos. El centro-derecha sigue fragmentado, pero menos, y la caprichosa ley electoral premia la nueva concentración de votos.
La estrategia del PP para consolidar las nuevas tendencias favorables de voto pasan por fidelizar al votante procedente de Ciudadanos. Esa absorción no habría sido posible si unos meses antes, en la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez en el Congreso, Pablo Casado no hubiera escenificado ante toda España su ruptura con Santiago Abascal y su partido, lo que allanó el camino para recuperar el voto centrista.
Ruptura interesada
Por eso en el PP ven básico mantener visible esa ‘ruptura’ con Vox. Un divorcio que es compatible con la relación de interés que mantienen ambos partidos en algunas comunidades y municipios, para servir de muro de contención frente a la izquierda. Casado cuenta con que los de Abascal no tendrán más remedio que votar al PP en los momentos decisivos, como ocurrió en la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso. «A nadie le pasa por la cabeza que Vox permita un gobierno de izquierdas por no apoyar al PP, es inconcebible», aseguran los populares. Esa ‘ruptura’, con momentos críticos como el que se vive en Andalucía o ahora en Madrid, tiene algo de postureo para los dos partidos. Mantienen vivos a sus electorados y a la hora de la verdad se complementan con sus votos.
Por eso el PP no va a competir con Vox por la derecha. Ni le interesa ni le compensa en este momento, según fuentes de la dirección nacional. Para mantenerse primeros en esta carrera hasta las lejanas generales, Casado insistirá en la ‘centralidad’ del PP. El PSOE sabe que ese mensaje es básico, de ahí su empeño por situar al líder del PP en la radicalidad junto a Vox.
El primer punto para consolidar ese primer puesto en las encuestas pasa, por tanto, por mantener la distancia con Vox y por ensancharse desde el centro. Y ahí la convención política de los días 2 y 3 de octubre en Valencia será un hito decisivo para el PP en esta legislatura. Casado está volcado en esa cita interna, en la que quiere abrir puertas y ventanas del partido a la sociedad civil para nutrir el programa del PP en todos los frentes. El objetivo real es que el PP ofrezca una alternativa a las políticas de la izquierda y el populismo en todas las materias, sin rehuir la ‘batalla ideológica’. La convención se llevará a todas las regiones donde gobierne el PP en la semana previa a su celebración en Valencia.
En su papel de oposición, el PP quiere fijar el foco en Sánchez, «porque el problema es él y se ha testado que la ciudadanía está harta de él». Casado dará la batalla para que Sánchez convoque en septiembre el Debate sobre el estado de la Nación, la cita política más importante del año en teoría y que no se celebra desde 2015. «Es el único presidente que no se ha sometido a ese debate», recuerdan los populares. «Si no quiere convocar elecciones, como le pedimos, debe ir a las Cortes, rendir cuentas y decir lo que va a hacer y lo que ha pactado con los separatistas», advierten. El PP insistirá en la ‘agenda oculta’ que, según denuncia, tiene Sánchez con los independentistas catalanes.
Bajada de impuestos
Casado tendrá como reto mantener al PP por delante del PSOE en un momento de recuperación económica, por el efecto rebote tras la brusca caída producida en el confinamiento. Los populares estarán especialmente atentos a la gestión de los fondos europeos, un total de 140.000 millones de euros en manos del Gobierno. Casado actuará como jefe de un ‘gabinete en la sombra’ desde Génova y se apoyará en la gestión de las comunidades gobernadas por el PP, como mejor ejemplo de las políticas de su partido, como «locomotoras económicas y de creación de empleo», y sobre todo en relación con la bajada de impuestos, que marca una diferencia clara entre el PSOE y los populares y que estos piensan explotar al máximo.