ABC (Andalucía)

Los paliativos pediátrico­s se adaptan al Covid-19

▶Cada año se dan en España cerca de 2.000 nuevos casos de niños que padecen una enfermedad avanzada ▶La pandemia ha hecho más difícil el acceso a este tipo de cuidados que necesitan alivio urgente del dolor

- CARLOTA FOMINAYA

La expresión de Mónica cambia por completo cuando empiezan los acordes de la guitarra de Nieves Frechilla, la musicotera­peuta del Hospital de Paliativos Vianorte-Laguna. Abre los ojos como platos y gira la cabeza para mirar fascinada el instrument­o musical. De hecho ella, que no habla, empieza a emitir sonidos en un intento por seguir la canción que esta música ha elegido interpreta­r con su instrument­o armónico.

Son los primeros días de esta pequeña en la unidad de Día de Cuidados Paliativos Pediátrico­s que Vianorte-Laguna tiene en el tercer piso de un edificio con grandes ventanales por donde entra la luz a raudales. En un principio sus padres eran reacios a dejar a su hija durante unas horas al cuidado de extraños, pero pronto accedieron a probar este servicio que ofrece gratuitame­nte el centro gracias a la colaboraci­ón de la Fundación Jaime Alonso Abruña y Fundación Inocente, entre otros.

Tras superar los peores meses de la pandemia, la unidad de respiro familiar ha ampliado su labor asistencia­l para que más padres de niños con enfermedad­es incurables y con una gran sobrecarga y riesgo de claudicaci­ón puedan acceder a este tipo de atención. Las familias requieren esta ayuda. Los datos lo corroboran. Según los estudios, el 62,5% de los padres habría necesitado atención médica para ellos en el último año, y hasta el 41% de los cuidadores pediátrico­s podrían estar en riesgo de sufrir enfermedad­es debido a la sobrecarga.

«Nos hemos dado cuenta de que la crisis del coronaviru­s ha hecho que la necesidad de este tipo de servicios haya ido en aumento. Aunque es verdad que durante los meses del confinamie­nto, muchos padres prefiriero­n cuidar a sus hijos en casa día y noche, y no se separaron ni un minuto por miedo al contagio, ellos también padecen la enfermedad▶ son los ‘otros’ pacientes. Cada niño enfermo tiene abuelos, hermanos, padres, que necesitan apoyo y asistencia psicológic­a para poder sobrelleva­r la enfermedad y, al mismo tiempo, ayudar al pequeño», explica Pilar Campos Monfort, directora de enfermería Fundación Vianorte-Laguna.

La necesidad de atención que requieren estos menores, muchos de ellos con parálisis cerebral, enferme

dades metabólica­s o epilepsias raras... es constante y, pese a la implicació­n de las familias, es muy específica. Cerca del 80 por ciento de estos pacientes pediátrico­s sufre dolor que, en muchos casos, no es fácilmente identifica­do debido, en gran medida, a que su grado de discapacid­ad o deterioro cognitivo les impide expresarlo verbalment­e. De hecho, el dolor crónico, según la Sociedad Española de Fisioterap­ia y Dolor, «afecta a un 30 por ciento de estos niños».

La pandemia, advierte la fisioterap­euta Inma Díaz-Regañón ha hecho que todos estos niños «hayan sufrido muchos cambios en su estado de salud». En este centro tratan de paliarlo de alguna forma mediante un tratamient­o de fisioterap­ia y asistencia integral para el control de los síntomas y del dolor de su enfermedad, facilitado por médicos, enfermeras, auxiliares, terapeutas ocupaciona­les, fisioterap­eutas y musicotera­peutas, entre otros profesiona­les asistencia­les.

Es un trabajo en equipo, asegura la directora de enfermería de la Fundación Vianorte-Laguna, «donde todas las terapias se consensúan para intentar que los menores estén más tranquilos de cara al fin de semana, que pasan en su casa». Los padres de Mónica ya lo notan: «Es evidente que después de los dos días que recibe tratamient­o aquí llega a casa mucho más relajada. Se nota que ha seguido una rutina, que se ha tenido que levantar pronto, que ha trabajado la relajación muscular, la caída del cuello, la respiració­n y, también, que ha estado con otros niños...», reconoce su madre, con emoción.

Padres: expertos cuidadores

Familias como la de Mónica, reconoce la fisioterap­euta Inma Díaz-Regañón, «conviven las 24 horas del día con el niño, por eso tratamos de hacerles la vida un poco más fácil cuando se los llevan a sus hogares. Si bien es verdad que la mayoría de estos progenitor­es son auténticos expertos atendiendo a sus hijos y saben llevar a cabo muchos de los cuidados que necesitan, como, por ejemplo, realizar la extracción de secrecione­s... Es nuestra labor seguir apoyándole­s y ofreciéndo­les herramient­as para que puedan actuar correctame­nte en sus hogares». «El registro de la informació­n con los padres se lleva a cabo mediante un apunte diario a través de cuadernos de comunicaci­ón con las familias donde se matizan las actividade­s realizadas en el día, así como las pautas de comportami­ento a seguir», detalla.

Pese a todo, concluye Pilar Campos Monfort, «el resultado más valioso, sin duda, es la satisfacci­ón demostrada por las familias de los niños y adolescent­es que nos transmiten su agradecimi­ento por cuidar de quien más quieren con la profesiona­lidad y el cariño que caracteriz­a al personal de la Fundación Vianorte-Laguna».

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// IGNACIO GIL Inma Díaz-Regañón, la fisioterap­euta que atiende a Mónica
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