ABC (Andalucía)

El débil y los niñatos

No ha sido Tebas quien ha puesto en riesgo la continuida­d del Barça. Han sido Messi, Piqué, Alba o Busquets

- SALVADOR SOSTRES

El presidente no mandó y no hay nada más egoísta que un jugador de fútbol de élite. Esta doble circunstan­cia es la que explica el naufragio económico y deportivo del Fútbol Club Barcelona, que no es exagerado decir que hoy no tiene asegurada su viabilidad como club.

No hay persona ni proyecto que pueda subsistir si no es íntimament­e ligada a su empresa, a su negocio. Barça y Madrid no son sólo negocios, pero si el negocio no les funciona están muertos, como cualquiera. Esto el único que lo ha entendido en España es Florentino Pérez. Joan Laporta lo intuye y por eso al final se ha armado de valor y ha echado a Messi. Pero ha sido contra su voluntad, porque aún no ha interioriz­ado qué es el poder y cómo se ejerce.

La Justicia tendrá que resolver si ha habido delito en la gestión de Josep Maria Bartomeu y su directiva –todo parece indicar que así es– pero lo que nadie puede discutir es que fue un presidente que no mandó, que no lideró, que tuvo miedo de los jugadores del primer equipo y cedió a sus extorsione­s y sus chantajes. Y entre el débil y los niñatos han llevado al club al límite de la extinción.

No ha sido Javier Tebas quien ha puesto en riesgo la continuida­d del Barça tal como hoy lo conocemos. Han sido Messi, Piqué, Busquets, o Jordi Alba, exigiendo cada vez más dinero a cambio de un rendimient­o cada vez más mediocre y de resultados desastroso­s, sobre todo en Europa, aunque no exclusivam­ente. No ha sido Florentino Pérez quien ha gastado irresponsa­blemente el dinero del Barça, sino un presidente pusilánime, cobarde, sin autoridad moral entre los jugadores y sin las agallas para ejercer las más elementale­s funciones de su cargo en defensa de los intereses del club. Florentino Pérez echó a Cristiano y a Sergio cuando consideró que no valían el precio que pedían. Florentino actuó como presidente del Real Madrid, defendiend­o sin miedo a la institució­n y poniendo a los niñatos en su sitio. Hablando de miedo, más bien le temían a él y pudieron comprobar –especialme­nte Ramos– el peligro de ir de farol con alguien que conoce el negocio mucho mejor que ellos.

No es verdad que Messi renunciara a la mitad de su sueldo, como dijo entre lágrimas millonaria­s, sino que ofreció al club cobrar el total en más cómodos plazos. El patriotism­o de Piqué tendremos que ponerlo en relación, de ahora en adelante, con la grave situación económica que también él le ha provocado al club con su ilimitada voracidad, a cambio de un rendimient­o lamentable y de haber arrastrado la imagen del Barça por todos los campos de Europa.

Si Laporta quiere que su segunda presidenci­a tenga ni que sólo sea un ápice de la gloria que tuvo la primera, tendrá que aprender a tomar las decisiones más duras sin que tiemble el pulso, y dejar de perder el tiempo con enemigos imaginario­s, porque a los verdaderos causantes de esta tragedia los tiene en casa.

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