Belarra aprieta el botón del pánico contra el PSOE: un lío cada tres días
▶ La vicepresidenta segunda no participa en los conflictos y mantiene otra actitud
La hostilidad de Podemos durante las vacaciones de verano de Pedro Sánchez tiene razón de ser en que la coalición se encuentra en la antesala de la negociación presupuestaria. María Jesús Montero (PSOE) y Nacho Álvarez (Unidas Podemos) ya se han reunido en un par de ocasiones; paso a paso, dicen, «en buenos términos». Pero independientemente de esos contactos no hay duda de que en cuestión de 14 días el partido morado ha endurecido su discurso y tensionado el ambiente.
Cinco líos a cuenta de diferentes asuntos en dos semanas, una media de un encontronazo o crítica a la parte socialista del Gobierno cada tres días. Esta es su manera preferen- te de marcar posiciones, a golpe de remo, y prácticamente la más efectiva dada su minoría y sus ataduras en el Ejecutivo y Congreso.
Empecemos por el último conflicto, anteayer, a raíz de la devolución de los menores extranjeros no acompañados, cuando el Ministerio de Derechos Sociales de Ione Belarra, a la sazón líder de Podemos, criticó la devolución «en contra de la normativa nacional e internacional» al no estudiar caso por caso de los menas que llegaron en mayo a Ceuta. Además, reprocharon al departamento de Interior de Fernando Grande-Marlaska el no responderles cuando llevan «meses» poniéndose a «disposición» para crear «un protocolo de reagrupación familiar».
Ahora bien, la escalada de pullas empezó con Juan Carlos I el 3 de agosto. Se cumplió ahí un año de la salida del padre del Rey del país hacia Emiratos Árabes y la líder de Podemos aprovechó para cargar contra la Casa Real. «Escándalo tras escándalo de corrupción e impunidad», escribió en Twitter, en referencia a las irregularidades fiscales que salpican a Juan Carlos I. Belarra recuperó entonces una polémica idea del exvicepresidente Pablo Iglesias al defender que no hay «plena normalidad» en España mientras ocurran estas «anomalías democráticas». Una apreciación que ya hace unos meses desestabilizó mucho Moncloa.
Un día después, el partido lanzó otro dardo por Naturgy. Podemos consideró un «craso error» que el Gobierno autorizara vender el 22 por ciento de la eléctrica a un fondo australiano, según escribió el coportavoz de la Ejecutiva morada, Pablo Fernández, en Twitter. El Consejo de Ministros en el que se sientan sus compañeros de Unidas Podemos fue quien autorizó esa operación. «Vender el 22 por ciento de Naturgy a un fondo inversor radicado en las Islas Caimán profundiza el problema y hace que perdamos soberanía energética en el peor momento», añadió Fernández.
Protestas ciudadanas
Por la ampliación del aeropuerto de El Prat cargaron las tintas el día 5, amagando con convocar protestas en las calles si se acometía el proyecto que amparan los socialistas. Empezó manifestando la total oposición la portavoz adjunta de UP en el Congreso Sofía Castañón y a ese rechazo se sumó también la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Luego, el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, puso la puntilla al confrontar con el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, que valoró la ampliación como «una oportunidad para reducir emisiones». Lo que el dirigente de Podemos consideró no solo en contra de los intereses medioambientales que defiende el propio Gobierno sino también del último informe de la ONU.
Y el pasado miércoles siguieron apretando a sus socios por la factura de la luz, en récord por tercer día consecutivo. Echenique no se cortó y entre sus críticas a las eléctricas lanzó una advertencia al PSOE. «Fijan el precio especulativamente para forrarse a costa de las familias y pequeños negocios», criticó, y amagó otra vez con manifestaciones ciudadanas: «Que a nadie le quepa la más mínima duda que, desde Unidas Podemos, daremos la batalla en todos los espacios (gobierno, parlamento, calle) para poner fin a este expolio. Quien quiera seguirnos que nos siga y quien no que se retrate ante la ciudadanía». Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y líder de UP, defendió ayer intervenir los precios. Pero no se metió en terrenos conflictivos. Por ahora, Podemos celebra que su presión sirvió al menos para que la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se abra a la posibilidad de una empresa pública de energía.