La vacuna española nace en una empresa veterinaria y es eficaz contra la variante Delta
Hipra saca pecho por ser la primera compañía en fabricar un fármaco ‘made in Spain’ que se inyectará a principios de 2022
Hipra, una empresa de medicina veterinaria radicada en Amer (famosa hasta ahora por ser el lugar de origen del expresidente catalán Carles Puigdemont), ha tenido el honor de ser la encargada de quitar la espinita que la ciencia de nuestro país tenía clavada con el fracaso de sus intentos para idear una vacuna contra el Covid. No deja de tener un punto de justicia poética que la esperada inyección española venga de una empresa especializada en salud animal. Sin embargo, conviene recordar que la pandemia tiene su origen oficial en un mercado de bestias de la ciudad china de Wuhan. Dando el salto de los animales a los humanos, el virus hizo una zoonosis en forma de pandemia, explican desde la compañía, algo que la tecnología española puede ayudar ahora a combatir.
A lo largo de esta semana, la vacuna de Hipra ha desatado el optimismo. Según anunció Sanidad, entrará pronto en fase de pruebas y a principios de 2022 podría empezar a inyectarse. Desde fuera podría parecer que llega algo tarde, pero resultará oportuna ya que está preparada para las nuevas variantes del virus que ya son capaces de esquivar el escudo inmunológico de los primeros fármacos salidos al mercado.
Detrás de este proyecto hay nombres como el de Elia Torroella, directora de I+D y registros de una empresa especializada en vacunas para ganado presente en más de 100 países. Hace semanas, se mostraba ya convencida sobre la efectividad de su propuesta ante la contagiosa variable Delta. A su parecer, otro de los atractivos de esta vacuna ‘made in Spain’ es que se conservará a temperatura ‘de nevera’ y que será más barata gracias a sus componentes. De hecho, lograr una vacuna accesible ha sido una de las obsesiones del equipo de científicos detrás del proyecto.
«Muchos se enteraron de vacaciones por los grupos que tenemos de la empresa», relataba a ABC, todavía emocionado, Toni Maneu, portavoz accidental de esta empresa acostumbrada hasta esta semana a trabajar ajena al interés de los medios. La aprobación de la vacuna y el repentino foco oficial –Pedro Sánchez visitó las instalaciones en abril– ha cogido a gran parte de la compañía descansando tras meses de trabajo intenso. «Fue una alegría para todos», añade Maneu. Según explica, el equipo de Hipra está formado de forma casi total por científicos españoles, muchos de los cuales se han incorporado a la firma en plena pandemia. Biólogos, químicos y veterinarios de una compañía que, hasta hace poco, se dedicaba exclusivamente a producir vacunas que luego usaba la industria ganadera y alimentaria. Maneu reconoce que, entre el público general, el hecho de que una vacuna contra el Covid salga de una empresa dedicada durante lustros a producir tratamientos para vacas, cerdos o peces pueda sorprender, pero explica este salto. ¿Son los veterinarios los hermanos pobres de la medicina? «De hermanos pobres, nada», responde. Se justifica resaltando que el sector farmacéutico-veterinario siempre ha centrado sus esfuerzos en la prevención más que en los tratamientos, y que en la medicina ‘humana’ y la salud pública ocurre a la inversa. «Nosotros vacunamos granjas enteras con millones de animales para evitar que si uno enferma se lo pase a todo el grupo». Es esa lógica la que animó a la empresa a dar el salto a la medicina convencional.
En la primavera de 2020, con la pandemia recién llegada a España, Hipra creó una nueva división ‘humana’ y empezó a engrasar un equipo que desde entonces no ha parado de crecer. Todavía ahora, cada semana se incorporan nuevos nombres al batallón dedicado a preparar la vacuna. Preguntados por cómo fue este proceso, reconocen que su empeño pasó algunos momentos delicados. El más importante, el pasado mes de mayo. Según cuentan fuentes de la empresa a ABC, en ese instante había dos líneas de trabajo▶ una centrada en la cepa ‘original’ del virus, más avanzada, y otra más incipiente que contemplaba las entonces pujantes cepas inglesa y sudafricana. El segundo grupo ofrecía una vacuna eficiente con las nuevas variantes que iban apareciendo con el paso de los meses. Sin embargo, centrarse en ese ámbito suponía desechar parte del esfuerzo y los avances hechos con la vacuna para la variable original.
Para África
«Hay momentos en los que hay que tomar decisiones», reconoce Maneu. Finalmente, el equipo de Hipra se decantó por el segundo campo, la vacuna de las nuevas variables, retrasando toda su planificación para lograr una vacuna útil y que fuera algo más que el mérito de lograr desde España una fórmula que otras empresas extranjeras ya habían alcanzado. Su reto es hacer que sirva para los países menos desarrollados. «Si no hay vacunas en África, esto no se solucionará», dicen desde Hipra.