Afganistán
El último error norteamericano fue fijar su fecha de salir▶ el 31 de agosto. Creían tener tiempo de salir ellos y los afganos que los han apoyado. Pero el plan se vino abajo como un castillo de naipes
¿ CÓMO es posible que un país sólo un poco mayor que España, con 32 millones de habitantes, montado sobre una cordillera, el Hindu Kush, en el interior de Asia, donde apenas llueve y sólo el deshielo de las nieves en primavera proporciona agua, sin otra agricultura que el cultivo del opio, mayor productor mundial, ni rastro de industria, pueda tener en jaque al mundo? Más, cuando ocupa el puesto 185 en la lista de 196 países del Producto Interior Bruto mundial, o sea, entre los más pobres de los pobres, lo que confirma una renta per cápita de 524 euros, que no llega a dos euros por día, no han leído mal, dos euros diarios. Y la sorpresa se convierte definitivamente en asombro cuando nos enteramos de que ese país ha derrotado a las dos superpotencias, Rusia y Estados Unidos, que se la disputaban, con China al acecho.
Se me apuntará a las ‘tierras raras’, a los metales ultraconductores como el litio, que dicen contienen con profusión sus montañas (algunas con picos de más de 6.000 metros de altura), imprescindibles para la última tecnología. Pero esos metales, si existen, hay que extraerlos, purificarlos, transportarlos en un escenario que no ha cambiado en miles de años. Pero que, sin embargo, ha visto y vivido todo tipo de guerras. En las que los extranjeros han sido siempre expulsados. Aparte de que, por encontrarse en medio de Asia, su valor estratégico es inmenso.
Sólo así empieza a entenderse el drama que tiene lugar en el aeropuerto de Kabul, donde se masca la tragedia entre la primera potencia mundial y los talibanes afganos que los han expulsado. El último, por ahora, error norteamericano fue fijar su fecha de salir▶ el 31 de agosto. Creían tener tiempo de salir ellos y los afganos que apoyaban su proyecto de modernizar el país. Pero el plan se vino abajo como un castillo de naipes y difícilmente podrá sacarse a todos. Es una lucha contrarreloj y contra la historia.
Los talibanes insisten en lo pactado en tono amenazador. El presidente norteamericano, Joe Biden, ha pedido una prorroga a la salida de sus tropas y aliados. Posiblemente tenga que pedir también a rusos y chinos, los nuevos amos del país, que sean flexibles ante su demanda. Pero la situación en aquel aeropuerto es incandescente, con una multitud queriendo entrar y los aviones despegando con el mayor número de colaboradores posibles. Ha habido muertos entre ellos por avalanchas o balas. De morir algún norteamericano, la tendríamos armada. Aunque lo que más me ha impresionado es una mujer afgana entregando su hijo, casi un bebé, a un soldado estadounidense. Amor de madre. Ya que ella no puede tener mejor vida, que la tenga él. Qué mal debe de vivirse bajo los talibanes.