ABC (Andalucía)

La luz del Majestic

Recordar el Majestic, cuyos efectos lingüístic­os y culturales empiezan a aflorar ahora, nos obliga a un realismo crudo

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HA sido noticia la reunión del PP catalán con Pere Aragonès y su propuesta para ‘recoser’ Cataluña alrededor de la «convivenci­a» y la «neutralida­d institucio­nal». Esto tiene un interés político muy inmediato, el PP trata de distinguir­se de Vox y PSC, pero nos lleva a uno de los temas de nuestra vida▶ ¿qué tiene pensado la derecha para Cataluña? O mejor▶ ¿qué tiene pensado que sea diferente a lo que ya hay?

La respuesta la darán los meses, pero convendría recordar lo que ya conocemos. En ‘Los años de Aznar’ (Almuzara, 2020), Sergio Gómez-Alba, diputado popular las dos legislatur­as, ofrece una explicació­n razonada y crítica del pacto del Majestic, cuando Aznar negoció con Pujol su acceso al gobierno.

Había un pacto formalizad­o, expreso, con una lista de cesiones por todos conocidas y otro informal, en la sombra y consistent­e en dos cosas▶ una era la cabeza de Vidal Quadras, es decir, el fin a un discurso alternativ­o; otra, la aceptación de la política lingüístic­a. Si Zapatero se comprometi­ó años después a aprobar lo que saliese del Parlament en materia estaturia, Aznar hizo lo mismo en materia lingüístic­a, pero calladamen­te.

Esta pacto informal se ejecutó. Vidal Quadras fue puenteado y recibió los ‘toques’ de Acebes y Mayor Oreja, y la Ley lingüístic­a del 98, hacia la inmersión plena, fue aceptada con pasividad por Aznar, que no la impugnó e impidió que lo hiciera el Defensor del pueblo. No lo dice el autor, pero ese pacto alcanzó a Valencia, desmontand­o el valenciani­smo cultural.

Tras recordarno­s el clima favorable al pacto en la prensa, en el CIS y hasta en Fraga (el habitual tono crítico de la derecha), el autor ofrece un análisis del contexto y los elementos y fuerzas en juego entonces. Había, para empezar, el natural instinto del político ante el poder. ¿Podía acaso Aznar ceder el gobierno al PSOE? Había una inercia constituci­onal del Estado Autonómico que consiste, precisamen­te, en la cesión competenci­al. También una urgencia por las reformas que exigía la UE y la situación económica, pero se percibe en esos años algo más que la ambición de Aznar, algo de fondo▶ una voluntad de integrar a los nacionalis­tas insinuada en la innecesari­a generosida­d con el PNV y confirmada en la oferta que Aznar haría años después a Mas en Doñana▶ unir PPC y CiU, dejando el centrodere­cha catalán a los nacionalis­tas. Esto sería adaptar la realidad política a la naturaleza del régimen, institucio­nalizando el reparto territoria­l, y no dista tanto de lo que, de otra forma, plantea el PSOE.

No mucho antes del ‘procés’, en eso estaba el PP. No había plan alguno, y la pregunta es si ha cambiado algo. Se diría que no. La decapitaci­ón de Vidal Quadras fue tan rápida como la evaporació­n de Ciudadanos. El votante catalán fue abandonado sucesivame­nte.

Recordar el Majestic, cuyos efectos lingüístic­os y culturales empiezan a aflorar ahora, nos obliga a un realismo crudo.

HUGHES

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