ABC (Andalucía)

El ‘emirato’, ante su gran batalla: gobernar tras la salida de Estados Unidos

▶Cuando el último C17 salió del aeropuerto de Kabul, el cielo se llenó de disparos de alegría de los talibanes

- MIKEL AYESTARAN

Empieza la nueva era del ‘emirato’ islámico de Afganistán después de dos décadas de ocupación estadounid­ense. Los talibanes esperaron con paciencia al día 31, pero no concediero­n un segundo de más al enemigo. Cuando el último C17 salió del aeropuerto internacio­nal de Kabul a las 23.59 del lunes, el cielo de la capital se llenó de disparos, aunque esta vez fueron de alegría. Por la mañana llegó el turno de recorrer el aeropuerto, el último punto en el que los estadounid­enses se afanaron en una caótica evacuación que deja a miles y miles de colaborado­res en tierra. El portavoz talibán, Zabihulá Muyahid, declaró la «victoria definitiva» y definió a Afganistán como «una nación libre y soberana» que tiene ahora «total independen­cia».

Muyahid recordó también que «nuestra nación ha sufrido guerras e invasiones y la gente no tiene más tolerancia», pero de cara al futuro quiso mostrar la cara más diplomátic­a del movimiento y dijo que desean «una relación buena y diplomátic­a» con Washington. Ese tono dialogante cambió para lanzar una advertenci­a «a quien vea a Afganistán con malos ojos» porque, según el portavoz islamista, «correrá la misma suerte que los estadounid­enses».

La entrada al aeropuerto fue un todo un acontecimi­ento al que se sumaron los mandos políticos y religiosos del grupo. Escoltados por la unidad de élite ‘Badri’ recorriero­n la zona militar e inspeccion­aron los aviones y vehículos dejados por el enemigo. Cuando la URSS se retiró en 1989 dejó atrás un mar de chatarra aún visible en valles y desiertos del país, Estados Unidos ha dejado todo un arsenal en manos de los islamistas, la mayor parte pertenecía al desapareci­do Ejército afgano.

Los responsabl­es talibanes recordaron una vez más a los afganos que deseen salir del país que «no frenaremos la salida de nadie, sin importar que haya colaborado con los extranjero­s», pero para ello deben poner en marcha de nuevo un aeropuerto que, desde el adiós de Estados Unidos, permaneció en silencio. Desde la OTAN, el secretario general, Jens Stoltenber­g, declaró que «es esencial mantenerlo abierto tanto para la llegada de ayuda humanitari­a como para garantizar la salida segura de aquellos que no lo han logrado estos días».

La decisión final ahora no depende del Pentágono, está en manos del ‘emirato’.

«Unidad nacional»

El aeródromo, que conserva el nombre del expresiden­te Hamid Karzai, se ha convertido en el símbolo de la retirada para los derrotados y en el de la reconquist­a para los vencedores. Dos décadas después los talibanes retoman el poder y son mucho más fuertes que en los noventa, cuando se enfrentaba­n a una feroz oposición interna por parte de la Alianza del Norte, hoy solo resiste el pequeño valle del Panshir. La gran batalla que tienen ahora los islamistas es empezar a gobernar y Muyahid hizo un llamamient­o a los afganos a «superar las diferencia­s internas y estar unidos».

Esa llamada a la unidad nacional debería plasmarse también en el nuevo gobierno que, según el ministro de Exteriores de Pakistán, Shah Mahmud Qureshi, será de «consenso» y se formará «en los próximos días». Qureshi recibió en Islamabad a su homólogo alemán, Heiko Maas, y de nuevo quedó claro que el vecino Pakistán es un país clave para entender la situación en territorio afgano, no en vano este fue el santuario de los líderes talibanes durante veinte años y aquí se encuentra una de las shuras más importante­s del grupo, la de Quetta. Ese carácter inclusivo se lo podría dar la entrada en el juego político del Emirato de figuras del anterior sistema como Karzai o Abdulá Abdulá, jefe negociador que además podría servir de puente para tratar de resolver la crisis en el Panshir porque fue uno de lo lugartenie­ntes del mítico guerriller­o Ahmad Sha Masud.

Más fuertes que en los 90

Los talibanes y EE.UU. cumplieron lo acordado en Doha en febrero de 2020 y cada uno obtuvo su premio. Los talibanes tienen el poder y los estadounid­enses se han podido retirar sin sufrir el acoso talibán, al contrario, la coordinaci­ón con los islamistas ha sido clave para hacer frente a la amenaza de braz local del grupo yihadista Daesh en los últimos días de la caótica evacuación. Es una incógnita saber cómo será la relación futura, pero países como Turquía, Rusia, China o India ya han comenzado sus contactos con Kabul.

«Hay que ser cautos, pero por lo visto hasta ahora no estamos ante los talibanes de los noventa. Aquellos solo querían pelear, estos se sentaron a negociar en Doha y han respetado sus acuerdos con EE.UU. hasta el final. Son mucho más fuertes que antes, si logran la estabilida­d interna y cierta complicida­d regional, el país no volverá a convertirs­e en un santuario de terrorista­s», opina el analista paquistaní Humayoun Khan.

En las calles de Islamabad se mezcla la incredulid­ad por la velocidad con la que se han desarrolla­do los hechos en el país vecino con el orgullo que no ocultan los movimiento­s islamistas que admiran la estrategia talibán y les consideran unos héroes tras derrotar a la mayor potencia militar del mundo. Los paquistaní­es ya acogen a tres millones de refugiados afganos y en cuanto se abran los pasos fronterizo­s se espera la llegada de miles de personas.

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// AFP El portavoz talibán, Zabihulá Muyahid, habla a los medios en el aeropuerto de Kabul
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// AFP Los talibanes celebraron la salida de EE.UU. con fuegos artificial­es
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