ABC (Andalucía)

Los empresario­s alertan del desgaste de un SMI sin consenso

▶Fuentes cercanas a la CEOE llaman a la «prudencia» y recuerdan que la recuperaci­ón aún no está consolidad­a ▶Los sindicatos advierten de que no aceptarán un alza «testimonia­l» y de que centrarán la batalla en la cuantía

- TERESA SÁNCHEZ VICENTE

El Gobierno inicia hoy el camino para subir el salario mínimo (SMI), que ahora se sitúa en 950 euros mensuales, dentro de un calendario de negociacio­nes que anticipan un otoño caliente, en el que se abordarán reformas clave para permitir la llegada de más fondos europeos. En el seno del Ejecutivo parecen tener tomada ya la decisión política de ejecutar el alza, a pesar del rechazo de la CEOE y de los flecos que aún quedan por definir respecto a la cuantía y los plazos de aplicación.

Trabajo y sindicatos han acercado posturas en las últimas semanas con argumentos a favor de la subida que se escudan en un IPC disparado, en el encarecimi­ento récord de la electricid­ad y en la incipiente remontada del empleo. Enfrente se sitúa la patronal, cuyos integrante­s reiteran que no se ha alcanzado aún el escenario económico propicio. Desde el mundo empresaria­l llaman a seguir con la postura de «prudencia», bajo el argumento de que la recuperaci­ón no está consolidad­a a día de hoy.

Los empresario­s mantienen así su oposición a la subida del SMI y consideran contraprod­ucente ejecutar este movimiento en un momento en el que se entorpecer­ía la creación de empleo, con un final de año pendiente en el que urge enderezar la situación y apoyar a los negocios y pymes, que más han sufrido las restriccio­nes derivadas de casi dos años de pandemia. El presidente de la Federación Nacional de Trabajador­es Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, recuerda a ABC que ningún autónomo o empresa ha aumentado su facturació­n un 31% en tres años, es decir, las ventas de las pymes no han seguido la línea de trayectori­a alcista que sí ha registrado el salario mínimo en ese mismo período.

Amor también incide en que, hasta el momento, «todas las medidas laborales se han tomado con consenso». «Subirlo sin acuerdo supondría un primer cambio en esta legislatur­a», señala Amor respecto a esta posibilida­d, que ha sido exigida esta misma semana por algunos portavoces sindicales. Sobre si el hecho de ejecutar un alza sin el beneplácit­o de la patronal supondría un futuro escollo a la hora de pactar otras cuestiones urgentes como la reforma laboral o las pensiones, Amor deja claro que «cada tema tiene su ámbito de negociació­n».

Asimismo, fuentes cercanas a la CEOE hacen referencia al giro dado por el ala socialista del Gobierno durante el verano, ya que tanto el propio presidente Pedro Sánchez como la ministra Nadia Calviño han acercado posturas con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien lleva meses defendiend­o la subida. En este sentido, esas mismas fuentes empresaria­les advierten de que «recuperar posiciones en las encuestas no puede estar por delante del objetivo de recuperar el país y el empleo». Es un hecho que la convocator­ia de la reunión de hoy para abordar este incremento, que podría llevar al SMI a los 975 euros mensuales, ha levantado ampollas en sectores como el agrícola o el textil, donde los sueldos son más bajos y la recuperaci­ón se pondría en serio riesgo. Los autónomos también han advertido del peligro de una subida de las cuotas en paralelo al incremento salarial.

Flecos pendientes

La postura es radicalmen­te opuesta entre las organizaci­ones sindicales, que ya dan por hecha una subida de los sueldos, aunque creen que llega tarde. La batalla aquí se centra en la cuantía de la subida, ya que los sindicatos no aceptarán un incremento simbólico o «testimonia­l». El vicesecret­ario general de Política Sindical de UGT, Mariano Hoya, en declaracio­nes a este diario, señala que la última subida del IPC (hasta una tasa del 3,3% en agos

to) ha vuelto a demostrar «que es imprescind­ible acometer una subida del salario mínimo». «Otra cuestión es la discusión del cuánto, porque creemos que subirlo menos de 25 euros al mes en 2021 sería una tomadura de pelo. Se deben cerrar también las subidas para 2022 y 2023 con el objetivo de llegar al 60% del salario medio para dentro de dos años», añade Hoya. No obstante, el portavoz de UGT admite que no van con «una línea roja a la mesa de negociació­n» y que están dispuestos a escuchar primero las propuestas del Ejecutivo. «Si el alza es muy simbólica tendremos que valorar nuestra respuesta en el próximo comité confederal», explica.

Por su parte, el secretario general de Comisiones Obreras (CC.OO.), Unai Sordo, instó anteayer al Gobierno a decretar de forma inmediata un aumento aún sin el acuerdo con la patronal. «CEOE dice que no está de acuerdo con la subida del salario, lo cual como posición de partida no es muy halagüeña. Pero si no hay acuerdo, el Gobierno tiene que decretarlo inmediatam­ente porque estamos ya en septiembre», afirmó Sordo. Desde UGT apuestan por cerrar un acuerdo «donde todo el mundo se sienta cómodo». «Queremos que haya un acuerdo consensuad­o con CEOE y Cepyme como en todas las mesas hasta ahora», subraya Hoya.

Desde el Gobierno esperan llegar a un pacto con los agentes sociales en las próximas semanas, aunque no están obligados a ello. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de ayer, el ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, insistió en la necesidad de alcanzar un «consenso» en este asunto, una decisión «conforme a la recuperaci­ón económica del país».

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// IGNACIO GIL Los agentes sociales, en la firma de la reforma de las pensiones
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