«Limitar la carne en el colegio puede afectar al desarrollo infantil»
Este endocrino sitúa la carne como un alimento esencial en la dieta del menor en crecimiento
Reducir el consumo diario de carne roja al 4 por ciento en los menús universitarios, tal y como proponen hacer en Alemania, «son ganas de meterse a regular los vientos y las olas», opina Antonio Escribano, endocrinólogo catedrático en Nutrición Deportiva y director de Nutrición de la Real Federación Española de Fútbol. Para este especialista sería un grave error trasladar esta propuesta a etapas inferiores, es decir, a menús escolares de Infantil, Primaria y Secundaria «donde la carne y, en particular la roja, debería mantenerse como un elemento esencial en la dieta infantil porque posee, entre otros beneficios, más de un 20% de proteínas de alto valor biológico».
Un ladrillo más
Escribano argumenta que «la carne es una estructura básica del desarrollo infantil, un ladrillo más en el edificio de su crecimiento», insiste. El experto endocrinólogo explica que «actualmente existe un mayor conocimiento sobre la relación entre alimentación y salud, pero al mismo tiempo es más frecuente escuchar opiniones o propuestas como estas que distorsionan gravemente los conceptos científicos sobre la alimentación saludable y los parámetros recomendados por las sociedades científicas. Debemos ser conscientes de que eliminar o limitar considerablemente el consumo de carne en los menús escolares podría afectar al desarrollo y a la salud de la población, y comprometer especialmente el desarrollo cerebral de niños y adolescentes», recalca el reconocido facultativo. Entre los riesgos que causan en los niños el no consumo de carne cabe subrayar «la falta de aminoácidos esenciales, la carencia de proteínas, que afecta al desarrollo cognitivo del menor; y la falta de minerales y de vitaminas necesarias para el funcionamiento del organismo, entre otros aspectos», especifica el doctor.
En su justa medida
Por este motivo, y pese a que la información publicada se refiere a menús universitarios, al doctor le extraña esta iniciativa germana, e insiste en que «todo lo que sea reducirla en edades inferiores supone comprometer el futuro de los niños». Evidentemente, reconoce, «todo tiene su dosis». Según las recomendaciones del doctor Escribano, el consumo moderado de carne en cualquier edad es primordial, pero aún más en edades tempranas. En cuanto a la frecuencia con que los niños deben consumirla, «debe ser aproximadamente de unas cinco raciones semanales, con una dosificación de 80 gramos por ración para edades entre 8 y 11 años».