ABC (Andalucía)

«Ahora igual te dicen que por dar un pelotazo no sabes jugar al fútbol»

El central del Villarreal, con casi 36 años, regresa a la selección, un defensa clásico para esta joven España que hoy se la juega en Suecia

- ENRIQUE YUNTA

Su barba, bien poblada, descubre unas cuantas canas, un veterano de guerra que acude a la llamada de Luis Enrique como si fuera la primera vez. Raúl Albiol (Villamarch­ante, 4 de septiembre de 1985) formó parte de la era dorada de la selección, doble campeón de Europa y también dueño de la estrella de Sudáfrica, y su solidez en el Villarreal le ha abierto las puertas de esta irreverent­e España repleta de chavales, de los que dice que tiene mucho que aprender. Lleva 56 internacio­nalidades desde su estreno en 2007 y ha estado con todos los entrenador­es menos con Julen Lopetegui, algo tendrá este defensa que advierte del peligro del duelo de hoy contra Suecia en Solna. Está prohibido perder, pues de lo contrario se empinaría mucho la ruta hacia Catar.

—El sábado cumple 36 años y...

—Pfff... No me lo recuerde, ¡me da palo cumplirlos aquí! Me van a sacar la tarta y todo eso...

—Bueno, no será tan malo cumplirlos con la selección, ¿no?

—No, no, es buena señal, eso es verdad. Poder estar aquí con 36 años habla bien, quiere decir que seguimos con ilusión y con ganas para seguir disfrutand­o del fútbol. Fuera bromas, es una alegría.

—Es que son muchos años los que lleva con España, ya son 14.

—Han pasado rápido, ¿eh? Debuté en 2007 (en Dinamarca, en aquel partido de la España de los bajitos en la que empezó a cambiar la tendencia) y aquí sigo.

—¿Qué sensación tiene estando aquí?

—Ahora aparezco y desaparezc­o... No sé, se me hace un poco extraño, un poco raro, pero estoy muy contento.

—¿Tiene más la sensación de becario, de chico en prácticas?

—Es raro, ya le digo. Me gusta mucho poder conocer a compañeros nuevos. Son dos años desde la última vez que vine y disfruto de eso, de ver a gente nueva, de ver a un grupo que ha demostrado ser muy humano, con mucho compañeris­mo. Se vio en la Euro, superaron muchas dificultad­es y hay una gran base para construir una gran España.

—¿Qué le ha llamado la atención?

—Pues más allá de la calidad, he visto a una España que se superaba cada día. Ante las críticas, ante la adversidad en los partidos... Este es un equipo que se rehace, hay compañeros que se han superado cuando lo han pasado mal... Y eso habla muy bien de esta generación de jugadores.

—De todos modos, y aunque para muchos sea un compañero nuevo, otros le verán como al abuelo del grupo entre tanto joven.

—Sí, sin duda. A más de uno le llevo 16 años. Aún no me han llamado abuelo porque no me tendrán demasiada confianza, pero pueden hacerlo porque en Villarreal alguno me llama así... Mire, a mí estar con gente joven me encanta, aprendo muchísimo, es importante ver cómo piensan, cómo actúan... Esto se trata de aprender, da igual la edad.

—Los jóvenes de ahora no tienen nada que ver con los jóvenes de su quinta.

—Son muy diferentes. Esto cambia mucho, el fútbol también.

—¿Lo han tenido ellos más fácil con todos los avances?

—A ver, más fácil tampoco. Si están a este nivel, en la élite, es porque son muy buenos y se lo han merecido, a nadie le regalan nada. Todo futbolista tiene que pasar fases desde niño, llegar es muy difícil, da igual la época.

—España ha tenido en los últimos tiempos una pareja de centrales buenísima (Ramos-Piqué) y ha estado buscando y rebuscando en este tiempo. Pero usted, salvo con Lopetegui, siempre ha estado en la selección.

—Estuve de 2015 a 2018 sin poder venir, en esa etapa estaban Sergio y Gerard. Siempre ha sido muy difícil estar con España. Muchos que son muy buenos no juegan nunca. Hay que darle valor y aprovechar las oportunida­des. Cuando te vas haciendo mayor cada vez cuesta más, hay que rendir al mejor nivel.

—Lo que ha cambiado mucho es la figura del central. Ahora el central parece de todo menos central.

—Ha cambiado muchísimo. Es verdad, ha evoluciona­do muchísimo. Antes, el defensa solo defendía. El portero igual, ahora tiene que jugar muy bien con los pies y tiene que sacar la pelota jugando. Es la evolución propia del fútbol, hay que adaptarse y mejorar eso que te piden. Pero no hay que olvidar lo otro, el defensa tiene que saber que hay que defender y luego ya se mejora la construcci­ón y todo lo demás.

—Se busca centrales que jueguen, pero Italia gana con Chiellini y Bonucci.

—Las dos fórmulas te pueden funcionar bien. Italia ha ganado, pero si llega a pasar España en los penaltis se diría que ha ganado con dos centrales muy distintos, de los que juegan... Para el estilo de juego de España, es normal que se busque a ese tipo de defensores que sepan jugar el balón.

—¿Cómo está la salud de los centrales españoles?

—Muy bien. Gente joven, muy buena... Hay mucho donde elegir, lo mejor para un entrenador es tener muchas dudas, que le compliquem­os las listas.

—Con el balón no hay dudas, pero existe la percepción de que son blandos.

—Bueno, al final cada jugador tiene sus caracterís­ticas. Chiellini, por ejemplo, es un central espectacul­ar en lo defensivo, pero no le pidas una construcci­ón perfecta. El equilibrio es complicado.

Veterano «Estar con gente joven me encanta, aprendo muchísimo, es importante ver cómo piensan, cómo actúan...»

Su accidente «Desde entonces valoro más cada momento de la vida; te das cuenta de que de un día para otro puede cambiar todo»

Pero, lo dicho, en España los centrales tienen que ser así.

—¿Usted se considera clásico?

—Bueno, me gusta mantener lo clásico y mejorar lo actual. Aprender y crecer buscando lo que pide ahora el fútbol. Hay más velocidad, más ritmo. Los centrales han de saber construir desde atrás, pero hay que mantener el punto agresivo y saber que eres defensa.

—¿El central clásico está en peligro de extinción?

—El fútbol base trabaja en la línea del fútbol actual. Buen control del balón y salida, cada vez hay menos defensas agresivos, duros, de despejes... En la base se ensaya mucho a jugar desde el portero, incluso equipos no de clase mundial juegan muy bien a la pelota.

—Y con tantos conceptos a asimilar, ¿al defensa se le olvida defender?

—Puede ser. Tienes que estar muy concentrad­o, el central tiene que saber que tiene que defender. Pero hay que estar capacitado para las dos cosas.

—¿Cuesta mucho dar un pelotazo en estos tiempos?

—Ahora igual te dicen que por darlo no sabes jugar la pelota... Si tienes que dar un pelotazo, lo das, da igual lo que puedan decir. Si es lo mejor, hay que hacerlo. Pero hoy en día hay muchos balones que cuesta... Tienes que asumir los riesgos y decidir. Los balones que antes despejabas, ahora los juegas o lo intentas. El entrenador suele querer eso.

—Tiene una carrera larga, pero casi se trunca. En agosto de 2004, cuando viaja de Valencia a Madrid para fichar por el Getafe, sufrió un grave accidente de coche que le pudo dejar sin fútbol.

—Sí. Hemos visto accidentes de coches en los que muchos deportista­s han dejado ahí sus carreras. Yo tuve la suerte de poder sobrevivir y de poder seguir jugando al fútbol, que en ese momento era mi prioridad. Solo con vivir me conformaba, claro, pero estaba tan cerca de jugar en Primera... En cualquier caso, hubiera sido feliz igual, me hubiera dedicado al fútbol de otra manera.

—El accidente fue en Tarancón y el coche dio seis vueltas de campana.

—Recuerdo cuando el coche se va a salir de la autovía y el grito del conductor. A partir de ahí, ya me quedo bloqueado. Luego recuerdo el sonido del helicópter­o, tres o cuatro segundos. Y nada más. Luego ya cuando me despertó la enfermera seis o siete días después.

—¿Le sirve ese episodio para la vida?

—Sí, desde el primer momento. Te das cuenta de que de un día para otro puede cambiar todo. La carretera es peligrosa, los coches, las motos... Hay que tener precaución, puedes tener un accidente sin tener la culpa. Valoro más cada momento de la vida.

—¿Qué le ha dado Villarreal?

—Pues mire, me ha dado mucho cariño. Desde el inicio, la familia Roig me transmitió esa idea de ayudarles a crecer. Después de seis años en Nápoles, en donde estábamos muy felices, estoy encantado. Es un club al que siempre he admirado por cómo ha trabajado. Y quería volver a LaLiga para demostrar que podía seguir al máximo nivel, igual no se ve tanto aquí la liga italiana. Estoy como en casa.

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