ABC (Andalucía)

Divino tesoro

Un lamentable cálculo electoral que gira en torno al voto juvenil paraliza no sólo a la autoridad sino a una opinión pública rehén del ancestral prejuicio que idealiza a la juventud hasta reducirla a la caricatura campoamori­ana

- JOSÉ ANTONIO GÓMEZ MARÍN

Interrumpi­endo la irritante imagen de esas insensatas francachel­as juveniles que la autoridad incluye en lo que llama «ocio nocturno» (¿¡), irrumpe la imagen elocuente de todo un regidor en activo, el alcalde de La Matilla, allá en la Segovia profunda y despoblada, que, al filo de la treintena, sigue acogido a la piedad paterna en la misma casa donde nació. ¡Ni el alcalde encuentra ya trabajo que le despeje la vida, y me temo que no sólo en el ámbito aldeano! A esta generación germinal que nos pisa los talones vienen llamándola, no sé si con piedad o malicia, la «generación cautiva», y no cabe decir que erróneamen­te si echamos una ojeada alrededor y nos topamos con casos como el de nuestro burgomaest­re, ejemplos vivos de una realidad demográfic­a que —a la vista de su desprotecc­ión— bien podría aspirar al dudoso título de la peor gobernada de la historia.

Nadie se atreve a entrarle al escabroso problema de una situación límite en la que las nuevas cohortes encuentran más cerrado que nunca el acceso al futuro, como no se atreve nadie a coger por los cuernos la temerosa realidad de indiscipli­na que vivimos, una noche sí y otra también, indisimula­da tras la apariencia de una rebeldía que se agota en la exhibición tumultuari­a y culmina, indefectib­lemente, en el fin de fiesta del desacato a la autoridad. ¿Y qué decir, o mejor, qué hacer frente a ese recurso a la sublimació­n que es, en definitiva, la revuelta gamberra apañada como legítima protesta? Pocas cosas tan irritantes como escuchar la exigencia de libertad en boca de un sujeto incívico ni siquiera es capaz de respetar las bardas sanitarias impuestas, no por el capricho, sino por la lógica profilácti­ca más elemental.

Un lamentable cálculo electoral que gira en torno al voto juvenil paraliza no sólo a la autoridad sino a una opinión pública rehén del ancestral prejuicio que idealiza a la juventud hasta reducirla a la caricatura campoamori­ana, sin perjuicio de mantenerse en una política por completo ajena a las necesidade­s reales de los jóvenes. En la cola de las ayudas sociales, esa juventud que nunca como hoy día tuvo tan difícil el relevo, y a la que se adula y consiente hasta el absurdo, lleva invariable­mente el farolillo rojo, eufórica e ingenua, como embalada hacia un futuro imposible.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain