ABC (Andalucía)

Los talibanes logran el control total de Afganistán

▶ Se apoderan del valle del Panshir, el último bastión de la resistenci­a, aunque su líder llama a la sublevació­n

- MIKEL AYESTARAN CORRESPONS­AL EN JERUSALÉN

Nada se resiste al rodillo talibán en Afganistán, ni siquiera el mítico Panshir, el valle de los ‘cinco leones’ que no pudieron conquistar ni el Ejército Rojo, ni los propios islamistas en los noventa. Tras varios días de negociacio­nes y de escaramuza­s, llegó la gran operación talibán que acabó con la resistenci­a del Frente de Resistenci­a Nacional (FRN) y el portavoz islamista, Zabihullah Mujahid, proclamó «Hemos capturado el Panshir. Con esta victoria, nuestro país sale por completo de la ciénaga de la guerra. La gente vivirá ahora en libertad, paz y prosperida­d». Esta victoria otorga al nuevo régimen el control de todo el territorio afgano, algo que los islamistas no lograron durante su primer mandato entre los años 1996 y 2001.

El anuncio talibán, acompañado de todo tipo de fotografía­s y vídeos de los combatient­es izando la bandera del ‘emirato’ en la capital del Panshir, recibió la respuesta en las redes sociales de Ahmed Masud, hijo del mítico comandante muyahidín Ahmed Sha Masud, asesinado pocos días antes de los atentados del 11-S.

El joven Masud lidera el movimiento de resistenci­a y en un mensaje de audio difundido a través de las redes sociales llamó a «levantarse por la dignidad, la libertad y la prosperida­d» de Afganistán. En este mensaje aseguró encontrars­e a salvo, en un lugar seguro que no reveló.

El FNR aseguró que mantiene «posiciones estratégic­as» en la zona y se mostró dispuesto a «continuar» con su lucha frente al ‘emirato’; el problema es que a diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando el Panshir era el gran aliado de Estados Unidos, esta vez no recibe apoyo del exterior y así es imposible hacer frente al poderío talibán.

El mensaje de Masud molestó al portavoz talibán Mujahid, quien aseguró que intentaron resolver las diferencia­s por medio del diálogo y advirtió de que «el ‘emirato’ islámico es muy sensible ante las insurgenci­as. Cualquiera que intente iniciar una insurgenci­a será atacado con firmeza. No permitirem­os otra».

Se apaga la leyenda

Los talibanes informaron que tanto Masud, como el exvicepres­idente del país, Amrullah Saleh, habrían escapado al vecino Tayikistán. A todos los hombres que se sumaron a las filas del FNR y al resto de exsoldados del Ejército Nacional, los islamistas les pidieron que se alisten en la nueva fuerza del ‘emirato’.

Esta pequeña provincia montañosa al norte de Kabul, blindada por la muralla natural del Hindu Kush, se había mostrado inexpugnab­le en el pasado y allí se forjó toda una leyenda en torno a su resistenci­a. Frente a la etnia pastún, mayoritari­a entre los talibanes, este es el bastión de los tayikos, la segunda etnia más importante del país, hablan dari (dialecto del persa), y se erigen como una alternativ­a de carácter integrador y más aperturist­a que los pastunes.

En una reciente entrevista con este medio el escritor afgano Natiq Malikzada recordaba que «Kachkan es la tierra en la que no puedo entrar Alejandro Magno y Kachkan es el primer nombre de Panshir, Genghis Khan también sufrió para poder entrar… la

verdadera dificultad para conquistar­lo es su gente. En la época moderna ellos fueron quienes lanzaron la guerra de guerrillas contra el Ejército Rojo, que luego se extendió por el resto del país». Los talibanes acabaron con la leyenda y su bandera ondea en estas montañas hasta ahora inexpugnab­les.

Nuevo equilibro de poder

Conquistad­o el valle del Panshir, los talibanes tienen todo listo para anunciar su nuevo gobierno. Solo falta conocer la fecha, que algunos medios locales apuntan a que podría ser el 11 de septiembre por el simbolismo de la jornada, pero los islamistas ya adelantaro­n a la cadena Al Yasira que han invitado a Turquía, China, Rusia, Irán, Pakistán y Catar a la ceremonia inaugural.

Los talibanes no quieren ser un estado paria y apartado del mundo, como lo fueron durante su anterior etapa en los noventa, y la presencia de estos países adelanta que el vacío dejado por EE.UU. y el resto de potencias occidental­es en el país lo llenarán sobre todo vecinos y países musulmanes cercanos.

El nuevo régimen tendrá un líder supremo al estilo de Irán, un cargo que ejercerá el actual líder del movimiento, mulá Hibatula Ajunzada, mientras que la cabeza política será el mulá Baradar.

Ante la insistenci­a de la prensa sobre la fecha para anunciar el gobierno, el portavoz talibán explicó que se hará público «en los «próximos días», una vez se resuelvan algunas «cuestiones técnicas».

Además de chinos, rusos, iraníes, turcos, paquistaní­es y cataríes, también la ONU se acercó a los talibanes. El enviado humanitari­o del organismo internacio­nal, Martin Griffiths, llegó a Kabul y tras reunirse con las nuevas autoridade­s emitió un comunicado en el que recogió que los talibanes «aseguraron que la seguridad del personal humanitari­o y el acceso humanitari­o a las personas necesitada­s estarán garantizad­os, y que los trabajador­es humanitari­os (tanto hombres como mujeres) tendrán garantizad­a libertad de movimiento».

La ONU envió un avión con más de 50 toneladas de suministro­s y tiene previsto organizar el 13 de septiembre una conferenci­a internacio­nal para recaudar fondos y hacer frente a la «catástrofe humanitari­a» que sufre Afganistán.

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// REUTERS Estudiante­s divididos por sexos en la reanudació­n del curso en la Universida­d Avicena de Kabul
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