Carlos Soler, la sonrisa que refresca a España
Con dos goles en dos partidos, el valencianista es la mejor noticia para Luis Enrique, feliz con un centrocampista que mantiene el instinto del delantero que fue de niño
«En el pie tiene un guante, es muy importante a balón parado», destaca Rubén Mora, quien le guió en la cantera del Valencia
De la plácida noche de Badajoz, alterada solo por una repentina tormenta veraniega que tampoco refrescó demasiado el ambiente, España sacó pocas conclusiones, tampoco un rival como Georgia sirve como para calibrar el verdadero estado de esta selección impredecible. Se goleó con cierta facilidad, hubo minutos para los meritorios, quedó probado que Marcos Llorente es más centrocampista que lateral, debutó Robert Sánchez y, lo más importante, se consagró Carlos Soler, quien en dos tardes de rojo ya ha tirado la puerta y tiene pinta de convertirse en un fijo. Marcó en Suecia, un gol agridulce por el desenlace de la visita a Solna, y lo hizo también en el Nuevo Vivero, con diferencia el mejor de la velada y cuya conexión con Gayà catapultó al equipo. Luis Enrique, poco dado a las individualizaciones, le puso por las nubes, eso sí que es un premio.
Cuentan desde Las Rozas que el bautismo de Soler (24 años) con la absoluta ha supuesto un soplo de aire fresco para el grupo, con quien ha conectado en un periquete porque es muy sociable y animado. Soler, disparado en el inicio de curso con el Valencia, a un nivel altísimo en lo físico porque llega con la carrerilla que cogió en los Juegos de Tokio, entusiasma al cuerpo técnico, que ve en él múltiples virtudes. Casa bien con lo que se busca y tiene una virtud impagable para estos tiempos marca goles. De hecho, cuando era niño jugaba de delantero y fue en edad juvenil cuando en Paterna entendieron que, por sus virtudes, podía aportar más desde el centro del campo. «En benjamines, si no era el mejor de España sería de los mejores de su categoría», asegura Rubén Mora, su entrenador en el Valencia precisamente cuando tenía 8 años y quien le retrasó cuando ya llegó al juvenil. «Siempre había jugado de delantero centro, en alguna situación de 10. Y en juveniles vimos que Carlos tenía unas características especiales, tenía que intervenir mucho más. Además, tenía una cosa superimportante esa llegada de segunda línea y su gol. Pegó un cambio físico y se lo curró mucho para ser un jugador muchísimo más completo», relata.
Sin hacer ruido
Ha crecido tanto que ya es internacional con todas las letras y no parece que se quede en una simple aparición y ya, le avalan las actuaciones ante Suecia y Georgia. «Carlos entra a los sitios sin hacer ruido y cuando te das cuenta ya ha derribado la puerta. Con esa tranquilidad que demuestra lo hace siempre, tiene esa condición innata de liderazgo, de saber llegar... No es lo normal debutar con la selección y hacer dos goles en dos partidos, pero a mí no me sorprende», cuenta su exentrenador, quien ya vio algo especial en ese niño de ojos achinados al que se fichó del Bonrepós precisamente después de hacerle tres goles al Valencia. «Siempre contamos una anécdota en un torneo con los mejores clubes, Carlos no había estado ni mucho menos a su nivel durante la competición. Llegamos a la final, contra el Villarreal, y ganamos 51. Los cinco goles fueron de Carlos. Con una normalidad asombrosa lo hacía todo de una forma superlativa».
Con normalidad y con una sonrisa, siempre sale así en las fotos. «Esa sonrisa de chico bueno que tiene ahora la tenía ya de enano», prosigue Mora. «Indica dos cosas que estás disfrutando de lo que haces y que eso extraordinario que haces lo ves como algo normal. Domina el juego y no vive situaciones de estrés, eso le permite ser feliz en todo momento. Sabe que es un privilegiado con la pelota y ahora está viviendo algo muy importante, cada momento lo tiene que disfrutar. Es el hombre de la sonrisa eterna».
Solo él ha repetido de inicio en el centro del campo de España en estos dos partidos y, salvo que el técnico opte por darle descanso, no parece que nadie esté en condiciones de discutirle una tercera titularidad mañana ante Kosovo. Luis Enrique, cuya apuesta por Koke y Pedri como interiores parece bastante clara, tiene ahora a un futbolista al alza que además de ese instinto aporta también un valor diferencial para las jugadas a balón parado. «En el pie tiene un guante y en los penaltis, la efectividad es muy alta. Cuando chuta desde larga distancia, el golpeo es muy bueno», añade Rubén Mora, al que se le escucha orgulloso en la descripción. «Salvando las distancias con los Xavi, Xabi Alonso o Iniesta, y siendo muy distinto a ellos, tiene una característica común es el mediocentro que no pierde balones, todo pase que da, llega. El porcentaje es muy alto. Se perfila bien siempre, sabe jugar de primeras para darle velocidad...». En esencia, un pelotero idóneo para la España que persigue Luis Enrique. «Va a ser un jugador muy importante en la selección, ha llegado para quedarse. Hay mucha competencia y el nivel de centrocampistas es altísimo, pero Carlos va a tener mucha responsabilidad y protagonismo en el Valencia y eso se extrapola a la selección».