La Diada, una lucrativa manifestación que financia la actividad de la ANC
▶ La entidad soberanista ingresa más de dos millones cada año con las camisetas que vende para el 11-S
La Assemblea Nacional Catalana (ANC) prepara cada año la manifestación de la Diada con sumo detenimiento. El lema y el recorrido van variando de septiembre a septiembre. En ocasiones se añade también algún tipo de ‘coreografía’ para motivar la asistencia de las bases independentistas (en 2013, por ejemplo, se organizó una cadena humana). Lo que nunca cambia son dos cosas: el objetivo (la secesión) y la creación de una gran cantidad de ‘merchandising’ que la ANC diseña, distribuye y vende especialmente para la ocasión. Se trata de la gran fuente de ingresos (2,5 millones de euros solo el año pasado) de una entidad que siempre ha presumido de su fortaleza e «independencia» financiera.
Más allá del valor simbólico de la Diada, la manifestación del 11-S es, desde hace casi una década, una jugosa y estable fuente de ingresos para la Assemblea. De hecho, la entidad obtiene gran parte de sus recursos en los días previos a la Diada vendiendo sus productos en calles, plazas, sedes territoriales y en su web. De entre toda la gama, la camiseta de la manifestación es el producto estrella. En sus diseños se sustenta la supervivencia financiera de esta organización que presidieron Carme Forcadell o Jordi Sànchez antes de dar el salto a la política institucional.
Unos 2,5 millones de euros
Para este 2021, la ANC ha creado un ‘pack’ de camiseta y bolsa que se vende por 15 euros. El diseño luce sobre un fondo rojo intenso una bandera ‘estelada’ y el eslogan: «Luchemos y ganemos la independencia». En su descripción, se promete que es un producto «100% catalán». En internet, además, la entidad vende camisetas «históricas», unidades de años anteriores a precio de ‘outlet’ (entre 4 y 7 euros). No es la única oferta. En Gerona hubo polémica este verano porque se vendían por un euro la camiseta del año pasado si se compraba la de 2021. Hay quien vio en este dos por uno una metáfora del bucle en el que está inmerso el ‘procés’ desde hace tiempo.
El peso económico de Diada en las cuentas de la ANC se ve reflejado en los informes que la entidad presenta anualmente ante sus cerca de 100.000 socios y simpatizantes. En 2020, el último balance disponible, la Assemblea obtuvo 2,5 millones de euros en el capítulo de ‘merchandising’. Fue la principal fuente de ingresos por encima de las cuotas de los socios (2,3 millones) y los autocares (1,6 millones). En total, la organización cerró el año de la pandemia con pérdidas de 500.000 euros que compensó con el superávit acumulado de años anteriores.
Según la ANC, el récord más reciente en la venta de sus camisetas fue en 2018, el año posterior al 1-O. Aunque esa fue una Diada marcada por el encarcelamiento de los responsables de la consulta ilegal, en esa ocasión se agotaron los ‘stocks’ gracias a un inesperado incremento de las ventas del 12%. Con todo ese dinero, la ANC siguió pagando sus campañas de propaganda, organizando acciones dentro y fuera de Cataluña, financiando su actividad internacional y sustentando su estructura administrativa.
Detrás del negocio de estos «uniformes de la Diada» están los puntos de venta que la entidad coloca por toda Cataluña cada verano. En ellos, cientos de voluntarios, muchos de ellos jubilados, venden camisetas a los transeúntes durante casi todo el día. Esta misma semana, había varios de estos puestos por toda Barcelona. Aunque su presencia ha ido decayendo con los años, hay uno en casi cada distrito de la ciudad y algunos abren de diez de la mañana a ocho de la tarde vendiendo sus camisetas (tallas XS a XXXL) a familias enteras.
Con todo, a simple vista, el movimiento de este año en muchas tenderetes es bastante menor que el de anteriores ocasiones, cuando incluso se registraban colas ante las tiendas de la entidad y había carteles de «existencias agotadas». En 2014, el negocio
casi murió de éxito con la aparición de camisetas falsas que algunos locales vendían de forma extraoficial. En esta ocasión, el riesgo para la ANC es otro: que la desmovilización general que vive el soberanismo desde hace meses se traslade a la Diada (la entidad ya ha reconocido problemas para llenar autobuses) y que todo acabe en un pinchazo que, irremediablemente, afectaría sus cuentas, a día de hoy saneadas.