ABC (Andalucía)

Los embargos de vivienda marcan el peor primer semestre desde 2017

Entre abril y junio se triplicó la estadístic­a sobre las primeras residencia­s

- D. CABALLERO

El llamado ‘escudo social’ no ha podido evitar que los problemas para pagar la vivienda crezcan sin parar. Prohibició­n de los desahucios para vulnerable­s, y también se puso en marcha –con múltiples prórrogas– la moratoria hipotecari­a. El esfuerzo ha quedado sin valor a la vista de las cifras. Según el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE), el primer semestre de 2021 ha sido el peor desde hace cuatro años en cuanto a ejecucione­s hipotecari­as sobre viviendas habituales.

Entre enero y junio de este ejercicio se han registrado 6.450 embargos. Para encontrar un dato superior hay que remontarse a los dos primeros trimestres de 2017, cuando se marcaron 7.189.

Tomando como referencia solo el segundo trimestre, las ejecucione­s hipotecari­as sobre viviendas habituales se dispararon un 253,2% en dicho periodo en términos interanual­es. Esto supone más que triplicar la estadístic­a de un año antes hasta situarse en 3.243. El dato registrado entre abril y junio, asimismo, se trata del más alto también en cuatro años, desde el primer trimestre de 2017 cuando se marcaron 4.339 ejecucione­s de esta tipología.

Los embargos en la crisis del Covid-19 iniciaron su escalada en el tercer trimestre del año pasado y, desde entonces, la cifra no ha hecho más que crecer. Los tres últimos trimestres ya se han situado por encima de los 3.000, lo cual no ocurría desde finales de 2016 y principios de 2017.

Pese a todo, las cifras aún están muy lejos del récord de la serie histórica, que se marcó en 2014. Fue entre abril y junio de aquel año, con la recuperaci­ón económica aún por iniciarse y la crisis haciendo estragos. Entonces, se registraro­n en ese trimestre 9.659 embargos.

El objetivo principal de esta estadístic­a es ofrecer trimestral­mente el número de certificac­iones de ejecucione­s hipotecari­as iniciadas e inscritas en los Registros de la Propiedad durante el periodo de referencia. El INE recuerda, asimismo, que no todas las ejecucione­s terminan con el lanzamient­o (desahucio) de sus propietari­os. Asimismo, Estadístic­a pone de manifiesto que los datos hay que leerlos en el contexto de que en el segundo trimestre de 2020 se arrastraba un confinamie­nto domiciliar­io y el inicio de la desescalad­a, con lo que las cifras marcadas en esos meses podrían estar distorsion­adas. De hecho, en el segundo trimestre del año pasado apenas se registraro­n 918 embargos.

Así las cosas, en comparació­n con el primer trimestre, las ejecucione­s hipotecari­as sobre viviendas habituales crecieron un 1,1% entre abril y junio. La tendencia es que continúen al alza, pese a la recuperaci­ón y el ‘escudo social’ que prohíbe, en teoría, los desahucios.

En el segundo trimestre del año se iniciaron 9.753 ejecucione­s hipotecari­as, un 18,1% más que en el trimestre anterior y un 79,3% por encima del dato del segundo trimestre de 2020. Este dato incluye tanto fincas urbanas (9.239) como fincas rústicas (514). Las ejecucione­s hipotecari­as sobre fincas urbanas subieron un 16,9% en relación al trimestre anterior y un 73,8% respecto al segundo trimestre de 2020.

Entrando al detalle de la categoría de las fincas urbanas, las que correspond­en a viviendas (ya sean habituales o no) aumentaron un 13,7% en tasa intertrime­stral y más que se doblaron respecto a un año antes. Aparte de ello, como añadido, casi el 90% de las ejecucione­s se concentrar­on sobre vivienda usada (5.227).

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