La credibilidad y los políticos

Tener un presidente poco fiable es lo peor que le puede pasar a un país

E Lprincipal problema al que se enfrenta Pedro Sánchez en este comienzo del curso político y que le impide parar el descablabro electoral que vaticinan todas las encuestas, salvo la de Tezanos, no es la subida del precio de la luz, la pandemia que nunca acaba, el elevado número de parados, las discrepancias en el Gobierno de coalición, la falta de acuerdo para renovar el poder judicial, las exigencias de los socios independentistas... o la larga lista de deberes pendientes; el principal problema del presidente del Ejecutivo es su falta de credibilidad. Y eso, a estas alturas, tiene difícil solución.

El domingo el presidente del Gobierno nos dijo que en el conjunto del año pagaremos por la factura de la luz lo mismo que en 2018. Pero no nos lo creemos. Y no nos lo creemos no porque no sea posible, que aunque sea difícil, se podrían tomar medidas para conseguirlo, sino porque la palabra de Sánchez ya no vale nada. Ha mentido tantas veces –empezando por su propia tesis doctoral– y sus promesas han caído en saco roto con tanta asiduidad que ya ni sus propios votantes le creen. Perder la confianza de los ciudadanos y de los electores es lo peor que le puede pasar a un político, y tener un presidente poco fiable es lo peor que le puede pasar a un país.

En campaña electoral nos dijo que no pactaría con Iglesias porque no dormiría tranquilo, y le nombró vicepresidente de su Gobierno sin pestañear. Tras la sentencia del ‘procés’ aseguró que los condenados cumplirían íntegramente las penas, en junio los indultó; nos mintió sobre los muertos de la pandemia, sobre las exigencias éticas a los miembros del Gobierno o del PSOE... Ahora no es creíble. Y el mejor camino para recuperar la credibilidad no es, precisamente, lanzar promesas, como ha hecho con la luz, que es muy probable que no pueda cumplir.

Pero tampoco los políticos de la oposición son mucho más creíbles. La confianza de los ciudadanos se gana con hechos. Pablo Casado ha asegurado que cuando el PP gane las elecciones derogará las principales leyes ideológicas de Sánchez. Lanzar estos órdagos es peligroso. Tenemos memoria. Y si no, existe la hemeroteca.