Juicio al atacante de Bataclan: «No hay otro dios que Alá»
▶ La audiencia fue suspendida antes de lo previsto por una crisis de uno de los acusados
A los pocos minutos de la apertura oficial del proceso que debe juzgar los atentados terroristas del 13 de noviembre de 2015, que se cobraron 130 muertos y 413 heridos, el principal acusado, Salah Abdeslam (32 años), anunció el tono sombrío de la historia que deberá juzgarse «No hay otro dios que Alá y Mahoma es su profeta». A las 13.20 del miércoles, el presidente del Tribunal, JeanLouis Périès, anunció la apertura oficial con esta frase «Quedan abiertos los debates. Será esencial el respeto de las normas, comenzando por los derechos de la defensa».
Seguiría el respeto de las reglas jurídicas más estrictas, presentando e identificando a los acusados. Salah Abdeslam, el más importante, entre todos, había llegado minutos antes al Palacio de Justicia, en el corazón histórico de París. Barba impresionante. Rostro sombrío. Cuando un miembro del Tribunal pidió a Abdeslam que se identificase e informase sobre sus orígenes y profesión, el acusado pronunció la profesión de fe musulmana –la ‘shahada’–, precedida por su reconocimiento de pertenencia a una organización terrorista «Abandoné toda profesión para convertirme en un soldado de Daesh (Estado Islámico). Antes de nada, deseo dejar este testimonio, esencial, para mí. No hay otro dios que Alá y Mahoma es su profeta».
Volvió al banco de los acusados. Y el proceso pudo comenzar con sus laboriosos procedimientos. Presentación de las partes civiles (poco menos de 1.800), recuerdo de las normas que irán respetándose, paso a paso, con una lentitud abrumadora. El proceso debiera prolongarse hasta el mes de mayo del año próximo. Y el interrogatorio personal de Salah Abdeslam no está previsto que comience hasta primeros del mes de enero que viene. Finalmente, y ante una crisis sufrida por uno de los acusados, la audiencia fue suspendida de forma anticipada por el Tribunal. Asimismo, y aprovechando esta pausa de alrededor de treinta minutos por la indisposición de uno de los acusados Farid Kharkhach, Abdeslam lanzó una diatriba ante el tribunal, considerando que los inculpados eran «tratados como perros».
La premura implacable con la que Abdeslam avanzó ayer su profesión de fe y su adscripción islamista radical, ilumina con su pavorosa luz negra las dimensiones esenciales de unas matanzas perpetradas en París por un grupo de tres comandos yihadistas, consumando un baño de sangre concebido por Daesh entre Siria e Irak.
Único atacante con vida
Este joven de 31 años, otrora un juerguista que cometía delitos menores, es el único atacante con vida, el ‘décimo hombre’, y el juicio deberá esclarecer su papel exacto.
«Velaremos por que este juicio excepcional no se convierta en un juicio de excepción», advirtieron sus abogados. Doce de los veinte acusados se enfrentan a la cadena perpetua por esa noche de horror que comenzó después de las 21.15 horas en Saint-Denis.
En ese momento, un atacante suicida activó sus explosivos cerca del Estadio de Francia, donde tenía lugar un partido amistoso de fútbol entre Francia y Alemania, con miles de personas en las gradas, entre ellos el entonces presidente François Hollande. Dos kamikazes más siguieron minutos después provocando la muerte de un conductor de autobús. Abdeslam también debía volarse pero acabó huyendo a Bélgica, porque, según los investigadores, su cinturón de explosivos era defectuoso.
A continuación, en el centro de París, dos comandos de tres hombres cada uno dispararon contra terrazas de bares y restaurantes y balearon a los asistentes a un concierto en el Bataclan, donde las fuerzas del orden lanzaron un asalto pasada la medianoche.
Cuatro años de investigación permitieron reconstruir parte de la logística de los atentados y del recorrido que siguieron atacantes por un ruta migratoria desde Siria hasta sus escondites alquilados en Bélgica y cerca de París. Los investigadores descubrieron una célula yihadista mucho mayor y responsable también de los atentados que dejaron 32 muertos el 22 de marzo de 2016 en el metro y en el aeropuerto de Bruselas.
Al pedirle a Abdeslam que se identificase e informase sobre sus orígenes y su empleo, pronunció su profesión de fe musulmana