¿Y las barricadas?
La relación entre las preferencias políticas y económicas siempre ofrece nuevas perspectivas
MUCHAS personas se preguntan por qué no hay barricadas en las calles por el precio de la luz. Una posible respuesta es que la crispación que se produjo en el pasado fuera un movimiento restringido a las élites políticas, mediáticas y sindicales más que una genuina expresión de malestar popular. Es un clásico entre los estudios políticos determinar que la voz que suena más alta en una comunidad no siempre coincide con la de quienes tienen más necesidades reales. Qué duda cabe que sería muy interesante que esto se discutiese con datos. La relación entre las preferencias políticas y las económicas siempre ofrece nuevas perspectivas.
Por ejemplo, acabamos de saber que los contribuyentes norteamericanos pagan impuestos más a gusto cuando gobierna el partido al que votan. Así lo indica un estudio efectuado sobre la evasión de impuestos a la renta publicado por la American Economic Association. A diferencia de Europa, la objeción fiscal ha sido un motivo recurrente de discusión en Norteamérica. En 1846, para demostrar su rechazo a la guerra de su país contra México, el escritor Henry David Thoreau escribió▶ «Si mil hombres no pagaran sus impuestos este año, esta no sería una medida violenta y sangrienta como sí lo sería pagarlos y permitir que el Estado cometa violencia y derrame sangre inocente». El movimiento de objeción fiscal resucitó en la década de 1960 con las protestas contra Vietnam que llamaban a no pagar los impuestos federales para dejar sin financiación al Pentágono. Más recientemente la campaña para retirar fondos a la Policía, después del asesinato de George Floyd, se centró, entre otras cosas, en dejar de pagar ciertos impuestos locales.
La moral fiscal es uno de los capítulos más interesantes de la investigación económica. El modelo clásico para entender la evasión fue planteado en 1972 por Allingham y Sandmo, que afirmaron que se trata de un juego en el que hay evasión si los beneficios conseguidos superan a los costes (penalizaciones). Más tarde, las investigaciones indicaron que había algo más que costes surgió una evidencia que estableció una relación entre el pago de impuestos y la calidad de los servicios públicos. Finalmente, en 2009, Congdon, Kling, and Mullainat establecieron una relación más amplia entre la moral tributaria y las orientaciones políticas.
En ‘Political Alignment, Attitudes toward Government, and Tax Evasion’, sus autores han descubierto que el alineamiento entre el voto de los contribuyentes y el gobierno tiene como resultado que la moral tributaria resulte fortalecida en tres indicadores se paga más de los impuestos que eran más fáciles de evadir, disminuyen las peticiones de ayudas fiscales sospechosas y se reducen las fiscalizaciones. Estos resultados indicarían que cuando las preferencias políticas de los ciudadanos coinciden con el gobierno, la evasión fiscal sería menor. jmuller@abc.es