ABC (Andalucía)

«¿Qué adelanto yo con saber quién cambió a mi hija por otro bebé?»

► El padre biológico de una de las jóvenes con destinos cruzados en la maternidad de Logroño pide respeto a las familias

- LUIS JAVIER RUIZ

APaco, nombre ficticio de uno de los padres afectados por el intercambi­o de bebés que se produjo en el año 2002 en el Hospital San Millán de Logroño, nunca se le olvidará el día que se sentó en la mesa del fiscal superior de La Rioja, Enrique Stern. Recuerda casi de memoria la conversaci­ón, el rictus serio del funcionari­o público y sus intentos de anestesiar el golpe que iba a recibir. «Me dijo que era algo muy difícil para él, que no sabía cómo explicárme­lo y que, en todos sus años de trabajo, nunca se había encontrado en una situación así». Cuando le puso al corriente de todo, Paco no pudo ser más sincero▶ «Si es difícil para usted, imagínese para mí», le contestó. Fue a principios de 2019. Su mujer había fallecido meses atrás.

Así conoció el supuesto padre biológico de la joven que descubrió los hechos aquel «error humano» que cambió de cuna a dos bebés en la maternidad de Logroño, informa el diario ‘La Rioja’. El primer reto fue «asimilarlo»; su primera reacción, la incredulid­ad. «Pensaba que esto solo pasaba en televisión, en esas películas del fin de semana por la tarde. Es algo que no se va a poder asumir en la vida. La herida se puede curar, pero la cicatriz queda ahí». Su abogada, Alicia Redondo Gómez, tampoco olvidará el estado de su cliente▶ «Estaba en shock».

Y es que, recuerda Paco, antes de aquella conversaci­ón y de que los pilares de su vida comenzaran a tambalears­e nada les había hecho sospechar que la niña que les entregaron en 2002 en el Hospital San Millán no era, presuntame­nte, su hija biológica. «Si hubiera habido cualquier sospecha, no habríamos llegado a esto y se habría reaccionad­o en su momento, obviamente».

Durante la conversaci­ón con el periódico riojano, que dura algo menos de una hora, Paco tiene claros los límites y esquiva, en ocasiones con la ayuda de su letrada, todas aquellas preguntas que, directa o indirectam­ente, puedan afectar al ámbito privado de las dos jóvenes, pero invita a poner en práctica la capacidad empática de cada cual para expresar alguna de sus emociones. «Hay que ponerse en nuestro lugar, en el de las niñas. Se pasa mal, muy mal, tanto mental como físicament­e. Es una situación muy ambigua y lo único que pedimos es el máximo respeto por ambas familias, que es lo más importante, para evitar posibles daños», dice. «Es primordial que se proteja a ambas familias y a las niñas. Por su edad [en la actualidad tienen 19 años] es muy complicado para ellas». También confiesa que nunca quiso sentarse ante un periodista. «Lo hacemos porque hay gente que puede pensar, tras leer la informació­n, que dónde está el supuesto padre biológico de la chica que puso la demanda. Está aquí y ha estado siempre a disposició­n de la Fiscalía», justifica su letrada.

Celeridad en los test

Tras dos años y medio en los que Paco se ha formulado una y otra vez las preguntas que cualquier persona en su situación se haría, buena parte de las respuestas se encuentran en sendas muestras de sangre enviadas al Instituto Nacional de Toxicologí­a y Ciencias Forenses desde el Juzgado de Familia de Logroño, la suya y la de su presunta hija biológica. «Fue el 2 de noviembre de 2020, no en enero de 2021», corrige. «Han pasado más de diez meses y seguimos sin respuestas», lamenta antes de reclamar «a las institucio­nes que aceleren todos los pasos».

«No se dan cuenta de los daños que se están causando a ambas familias, que son muy importante­s. Que aceleren lo máximo posible para que, en ese momento, todo quede en manos de los abogados y que hagan lo que tengan que hacer. Nos dijeron que estaría en un mes y medio y han pasado ya más de diez». Hasta ese momento, hasta que el ADN ofrezca certezas, prefiere no entrar en especulaci­ones, pero señala que «nada de lo que pueda surgir de esta prueba de ADN será un problema. No me niego a nada. Estoy dispuesto a lo que sea necesario. Podemos intuir el resultado, pero no hay pruebas concluyent­es».

Paco habla con voz sorprenden­temente tranquila para los dos embates que le regaló la vida en menos de un año. Y habla sin resentimie­nto hacia quien, un día, jugó a ser Dios intercambi­ado las vidas de dos bebés. «¿Qué adelanto sabiendo quién hizo el cambio? ¿Vamos a arreglar los 20 años que han pasado?», pregunta, mientras su abogada reconoce que no emprenderá­n acciones penales. «Sí que nos gustaría que nos explicaran qué fue lo que pasó, pero esto es irreparabl­e. Hay que asumirlo. Mínimament­e mitigable, pero irreparabl­e».

¿Tres millones de euros son compensaci­ón suficiente? «No quiero hablar de números. Solo quiero los resultados del ADN y que se preserve la intimidad de todos», dice el padre. Su letrada reconoce que «los daños no son cuantifica­bles». «Es un drama en dos familias. Esto es impagable», completa Paco que solo sueña con alcanzar la verdad▶ «Siempre es lo más reconforta­nte».

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// EFE Las niñas fueron intercambi­adas en el hospital San Millán de Logroño en 2002 debido a un «error humano»

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