ABC (Andalucía)

Dibujante y teórico del cómic

Luis del Olmo (1922-2021) Creador del personaje Don Celes. Una de las grandes figuras de nuestro humor gráfico

- KIKE INFAME

ADon lo largo de las décadas,

Celes ha asistido impertérri­to a sucesos y tragedias de la más diversa índole, pero es hoy, sin duda, el día más triste para él el día en que las noticias estarán dedicadas a su creador. Decía Olmo que la gente le recordaría por ser el padre de Don Celes. Y lo decía sin amargura, orgulloso del personaje creado, una de las grandes figuras de nuestro humor gráfico. Y es que hablar de un autor es hacerlo de su obra, mucho más cuando esta deja un legado imperecede­ro que ha unido a diferentes generacion­es. Así pues, cuando nos acordamos de Olmo es inevitable pensar en Don Celes, la última sonrisa al leer el ‘El Correo’ cada día (o la primera, si es usted de los que empiezan a leer la prensa por detrás).

Don Celes nació como una apuesta personal para ver si era capaz de crear una tira muda diaria. Una vez superado el reto, el autor guardó en un cajón el producto de sus desvelos hasta que, en 1945, el director de ‘La Gaceta del Norte’, Aureliano López Becerra, le pidió crear un personaje. En ese momento Olmo abrió un cajón que nunca volvió a cerrar. El protagonis­ta, un torpón señor dibujado siempre de perfil (preferente­mente el izquierdo), de nombre completo Celestino Carovius y casado con Petronila Pilonga. Desde 1969 pueden preguntar por él en ‘El Correo’, donde vive una apacible existencia.

La convivenci­a con el éxito no debe de ser fácil, por eso tantas veces Olmo se declaraba esclavo de Don Celes. Es fácil entenderlo cuando hay que seguir siendo ingenioso y ocurrente cada día, siete días a la semana, doce meses al año, durante más de siete décadas. Cifras de vértigo que acompañan a decenas de miles de tiras dibujadas, siempre con un envidiable humor.

Probableme­nte sea el dibujo el más universal de los lenguajes, algo que nos demuestra este singular personaje que, incapaz de bajar un peldaño sin tropezar, ha conseguido, sin embargo, conquistar al público de cuatro continente­s. Don Celes ha recorrido el mundo, conocido en el extranjero como Carlo. ¿El secreto de su éxito? Quizá saber envejecer sin dejarse embaucar por modas pasajeras y cantos de sirena para ser fiel a sí mismo.

Sería fácil decir que con Olmo desaparece el último de una estirpe de humoristas gráficos, pero es el suyo un caso singular que no pertenece a ninguna escuela concreta, que no deja herederos. Nos encontramo­s ante una situación única, capaz de convertir a un entrañable perdedor siempre dispuesto al tropiezo en una de las celebridad­es más longevas de la prensa diaria. Y es que son pocas las criaturas nacidas en la prensa que son recordadas más allá de nacionalid­ades y fechas Mafalda, Snoopy... Olmo introduce en este pequeño Olimpo a una figura creada en Bilbao, que, sin decir una palabra, ha conquistad­o miles de corazones. Ya me contarán ustedes si no hay mayor bilbainada.

Decía Olmo que se le recordaría por ser el padre de Don Celes. Quizás sea ese el mejor homenaje que se le pueda hacer, rememorarl­e por su obra. Bien lo merece. Le debemos demasiados años de sonrisas.

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