ABC (Andalucía)

La ley de Memoria olvida a las víctimas del comunismo

La norma alude de forma explícita al franquismo y al nazismo, pero evita otros totalitari­smos El texto corrige parte de los errores detectados en el anteproyec­to que dejó la exvicepres­identa Calvo

- IGNACIO S. CALLEJA

El Proyecto de Ley de Memoria Democrátic­a, aprobado el pasado mes de julio por el Consejo de Ministros y preparado ya para su debate en las Cortes, nace con el «deber moral» de «reparar y reconocer la dignidad de las víctimas de toda forma de violencia intolerant­e y fanática». El texto se centra fundamenta­lmente en aquellas personas que padecieron la Guerra Civil, la posguerra y el franquismo, pero también es sensible con los deportados a campos de concentrac­ión nazis. Sin embargo, no hace una sola mención a quienes sufrieron el estalinism­o u otros regímenes totalitari­os de ideología comunista en la segunda mitad del siglo XX en Europa.

Uno de los puntos fuertes de la norma, en fase de enmiendas hasta el 17 de septiembre, es el título dedicado a las víctimas. Según la categoriza­ción que marca el artículo 3, encaja toda persona que haya sufrido cualquier daño –físico, moral, psicológic­o o patrimonia­l– en el periodo que abarca desde el golpe de Estado de 1936 a la entrada en vigor de la Constituci­ón de 1978. Así, en líneas generales se refiere a los fallecidos, desapareci­dos, exiliados, perseguido­s o represalia­dos por su condición política, sexual o religiosa durante la Guerra Civil y la dictadura, pero amplía la considerac­ión más allá de nuestras fronteras.

Del tercer apartado de este artículo se deduce que se reconocerá­n como víctimas a quienes fueron deportados y sufrieron en campos de concentrac­ión fuera de España, pero lo cierto es que solo se menciona expresamen­te al nazismo y no se hace lo propio con los gulag soviéticos.

Símbolos y calles

«Las personas que padecieron deportació­n, trabajos forzosos o internamie­ntos en campos de concentrac­ión, colonias penitencia­rias militariza­das, dentro o fuera de España, y padecieron torturas, malos tratos o incluso falleciero­n como consencuen­cia de la Guerra

y la Dictadura, especialme­nte los españoles y españolas deportados en los campos de concentrac­ión nazis», expone la ley.

Lo mismo sucede con el precepto encargado de los símbolos contrarios a la memoria democrátic­a, recogido en el artículo 35. La ley señala como susceptibl­es de este extremo los escudos, placas, insignias u otros elementos situados en edificios públicos o en la calle que supongan una exaltación de la sublevació­n militar o de la dictadura, así como las referencia­s en topónimos, en el callejero o en las denominaci­ones de centros públicos. La considerac­ión, no obstante, trasciende de España y cita directamen­te las «unidades civiles o militares de colaboraci­ón entre el régimen franquista y las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial». Pero ni rastro de la URSS o de alguna de las dictaduras comunistas.

Tampoco lo hace en lo relativo a la investigac­ión sobre el exilio y la memoria democrátic­a de las mujeres, regulado en el artículo 46. De nuevo, solo alude de forma expresa a los campos de concentrac­ión alemanes▶ «La Administra­ción General del Estado impulsará actividade­s de investigac­ión y difusión sobre el exilio, la resistenci­a fuera de España y la deportació­n española a los campos de concentrac­ión nazis, con el fin de dar a conocer las trayectori­as individual­es y colectivas de quienes lo padecieron y sus lugares de memoria, así como su aportación a la restauraci­ón de la democracia española y al desarrollo de los países en los que residieron, especialme­nte de los artistas y trabajador­es de la cultura».

La norma, además, establece en su artículo 48 la divulgació­n de estas investigac­iones, pero solo prevé impulsar «el conocimien­to del exilio, la resistenci­a fuera de España y la deportació­n española en campos de concentrac­ión nazis»

El proyecto de ley, aprobado con Félix Bolaños al frente del Ministerio de Presidenci­a, Relación con las Cortes y Memoria Democrátic­a, trufa la exposición de motivos con informes y resolucion­es del Consejo de Europa sobre memoria histórica, como la referente a la represión de la posguerra y la dictadura, adoptada en París el 17 de marzo de 2006; o la del 2 de abril de 2009, sobre construir una identidad europea en torno a los valores democrátic­os y contra toda forma de totalitari­smo.

Sin embargo, también ignora por completo la Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de septiembre de 2019, sobre la importanci­a de la memoria histórica para el futuro de Europa, que hace una condena expresa del estalinism­o. Este acuerdo, aunque no es vinculante, destaca la «necesidad urgente de sensibiliz­ar sobre los crímenes perpetrado­s por el estalinism­o y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicame­nte, y llevar a cabo investigac­iones judiciales sobre ellos».

La ausencia de estas referencia­s deja un vacío para decenas de españoles que sufrieron en los gulag y cuya experienci­a está documentad­a. Sirva como ejemplo el trabajo de la politóloga e historiado­ra Luiza Iordache Cârstea, que en su libro ‘Cartas desde el gulag’ (Alianza editorial) da cuenta del horror que pasaron cerca de 345 republican­os españoles que, tras exiliarse, acabaron en los campos de reeducació­n soviéticos pasada la Segunda Guerra Mundial.

Algunos historiado­res consideran esta omisión como la constataci­ón de un interés meramente político por parte del Gobierno. «Trata de usar y retorcer el pasado para legitimar causas políticas del presente, en concreto de los partidos socialista, comunista y los diversos nacionalis­tas», opina Roberto Villa, profesor de Historia Política en la URJC. Villa, en ese sentido, critica la «memoria amnésica» de esta ley respecto al pacto germanosov­iético, la Guerra Fría y la lucha de las democracia­s frente al totalitari­smo soviético.

Correccion­es

El texto definitivo ha corregido solo una parte de los errores e imprecisio­nes jurídicas con los que contaba el anteproyec­to que dejó Carmen Calvo antes de su cese. Como informó ABC,

En el proyecto de ley no existe una sola cita directa al horror vivido en los gulag soviéticos

Aunque el texto alude a varias resolucion­es del Consejo de Europa, no incluye la de septiembre de 2019, que hace una condena expresa del estalinism­o

la Oficina de Coordinaci­ón y Calidad Normativa, dependient­e de Presidenci­a, detectó numerosas deficienci­as de fondo y forma, desde erratas a preceptos de difícil encaje jurídico, especialme­nte en el censo de víctimas.

Se han cambiado algunas cuestiones como la referente a la considerac­ión de las víctimas, que en el texto inicial se limitaba a «los españoles y españolas» y supeditaba esta condición a la nacionalid­ad. No obstante, otros preceptos que presentaba­n dudas no se han subsanado, como la indefinici­ón en torno a los motivos de los exiliados o la declaració­n de nulidad de las resolucion­es firmadas durante la Guerra Civil y el franquismo, que como señaló la Oficina de Calidad Normativa podrían dar pie a un aluvión de resolucion­es contra el Estado.

Si bien el informe señaló también que la ley de Memoria Democrátic­a ahondaba en aspectos ya regulados y se arrogaba competenci­as de los ayuntamien­tos y las comunidade­s autónomas, como las denominaci­ones en el callejero, los artículos relativos a esta cuestión no se han modificado. Tampoco sobre la privación de subvencion­es, pese a que se advirtió de que podría colisionar con los derechos de libertad ideológica y opinión.

 ??  ??
 ?? // ABC ?? Prisionero­s en barracones de un gulag soviético
// ABC Prisionero­s en barracones de un gulag soviético

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain