Son ganas de liarse
El sustituto de Lastra reprocha al PP que cuestione el Estado de derecho contra el que carga Sánchez
Qué tiempos los de Adriana Lastra, cazadora remangada, colmillo retorcido, quijada tensa, hiel efervescente, primitivismo de folio y medio, sin más rodeos que los que le daba a la soga con la que ahorcaba al rival. Aún no somos conscientes de lo que hemos perdido con el pase a la reserva de la secretaria de Organización del PSOE, cuyo sustituto en la portavocía socialista del Congreso tiende a liarse la manta a la cabeza, por elevación, y no ve lo que tiene delante. Héctor Gómez quiso ayer darle un meneo a Pablo Casado a cuenta de lo que el líder del PP va diciendo por Europa de lo que quiere hacer el Gobierno con los tribunales de Justicia, pero no atinó. Gómez tacha de desleal a Casado por «deslizar que España no es un Estado democrático, social y de derecho». Más o menos lo mismo que dijo Pablo Iglesias –vicepresidente del Ejecutivo cuando Adriana Lastra era portavoz del PSOE– para alinearse con el Kremlin y denunciar la represión de la que eran víctimas los presos del ‘procés’, y más o menos lo mismo que también con Europa al fondo dijo el propio Pedro Sánchez cuando reprochó al Supremo que actuaba por revancha, que es una forma de prevaricar como otra cualquiera. Como lamenta Gómez, Casado quizá deslice insidias, pero lo que hizo Iglesias y lo que hace Sánchez, cada uno con su sensibilidad, concepto y palabra que articula la coalición y pronuncia muy bien María Jesús Montero, pionera del ‘ceseo’, supera el umbral del deslizamiento y entra de lleno en el del derrumbe. Con su sencillez, con su matonismo de soga y nudo, Adriana no se hubiera liado tanto. No te metas en movidas, Héctor. A Casado se le dice facha y se acabó.