EL NUEVO CINCINATO Y EL DE GAULLE ITALIANO QUE ESTÁ CAMBIANDO EL PAÍS
Ha relanzado la economía de Italia y está transformando su sistema político. Por su prestigio y credibilidad, algunos lo consideraron un nuevo Cincinato salvador de la patria. El primer periódico del país incluso lo define como un De Gaulle italiano. Al cumplirse seis meses de su gestión como primer ministro, el draghismo ha conquistado un amplio consenso
Mario Draghi es un nuevo Cincinato [personaje de la antigua Roma] que durante un período de tiempo limitado ejerce su poder para hacernos salir de la emergencia sanitaria, social y económica. La guía es Draghi y lo que él diga hay que hacer». Esta invocación a un nuevo Cincinato salvador de la patria la hizo en abril Clemente Mastella, 74 años, un viejo exponente de la Democracia Cristiana, varias veces ministro y fundador de varios partidos de inspiración centrista, actualmente alcalde de Benevento (58.000 habitantes), capital de la provincia homónima en la región de Campania, al sur de Italia. Al igual que Mastella, otros ciudadanos invocaron la figura de Cincinato y se preguntaron si había llegado el salvador de la patria cuando Draghi (Roma, 1947) inició de forma imprevista su mandato como primer ministro, el 13 de febrero, al frente de un Gobierno de unidad nacional. Había sido llamado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, al fracasar la clase política en un fragmentado Parlamento, para dar al país un gobierno con un mínimo de estabilidad en medio de la pandemia.
Lucio Quinzio Cincinato (519-430 a.C.), cónsul, general, político y jurista, fue llamado en dos ocasiones por el Senado, cuando ya se encontraba retirado labrando la tierra de su familia, para que salvara a Roma de la disgregación social y política e hiciera frente al ataque de sus enemigos. Logrado su objetivo, volvió de nuevo a sus labores agrícolas en su granja junto al río Tíber. El historiador Tito Livio lo definió como «la última esperanza del pueblo romano». El escritor, político y militar Catón ‘el Viejo’ y senadores republicanos pusieron a Cincinato como modelo de honradez, rectitud e integridad, destacando otros valores como su humildad y falta de ambición personal.
Este personaje de la Antigüedad clásica fue evocada por el arte europeo desde el Barroco como ejemplo de buen gobernante por su honradez y ética política. En el Museo del Prado se conserva el lienzo ‘Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma’, un cuadro de 1806 de Juan Antonio Ribera, calificado por el museo como «la obra maestra de la pintura neoclásica española».
El héroe romano
El ejemplo del héroe romano inspiró el nombre de la ciudad estadounidense de Cincinnati (1790) en el estado de Ohio, tras fundarse la Sociedad de los Cincinnati, cuyos miembros habían servido al país desinteresadamente. Honraban al primer presidente de EE.UU., George Washington, padre de la patria, al que consideraban un ‘Cincinato’.
Dada su modestia y sencillez, seguramente al expresidente del Banco Central Europeo (BCE) le ruborizaría ser considerado un nuevo Cincinato. El que fue salvador del euro no tiene la pretensión de ser el salvador de la patria. Él solo se considera «un servidor público» y nadie le puede adscribir a una determinada tendencia política. Por sus profundas convicciones democráticas, Draghi está lejos de representar a un personaje con plenos poderes, como lo fue Cincinato, un tipo de político que en determinados períodos de su historia ha fascinado a los italianos, atraídos por el populismo y por el personaje que se propone como providencial o salvador del país. El último ejemplo destacado en Italia ha sido el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
En el caso del fundador de Forza Italia, sobresalía su egolatría y narcisismo, como se refleja en algunas de las frases que disparaba cuando estaba en el apogeo del poder: «Yo soy el ungido del Señor, hay algo de divino al haber sido elegido por la gente»; «soy una víctima, me sacrifico por todos. Yo soy el Jesucristo de la política». Para Berlusconi, tal autoexaltación constituyó en realidad una involuntaria autocaricatura.
Una garantía
Draghi está en las antípodas de ese narcisismo habitual de muchos políticos. Solo gracias a su brillante currículum, el expresidente del BCE es una persona con credibilidad que se ha ganado el respeto de las cancillerías europeas y del mundo. No es casual el apelativo con el que se le conoce: Súper Mario.
El Gobierno Draghi acaba de cumplir seis meses de vida, un tiempo que permite hacer un balance de su gestión. El primer ministro ha iniciado con éxito un amplio programa de reformas y dado un fuerte impulso a la recuperación económica. Ha cumplido los objetivos marcados a corto plazo: la campaña de vacunación está siendo un éxito y se espera llegar al 80 por ciento de la población a finales de septiembre. En Europa, se ha elogiado su programa de Next Generation EU, recibiendo los primeros 25.000 millones del Fondo Europeo de Recuperación. En total, para reactivar su economía, Italia movilizará durante los próximos cinco años unos 240.000 millones de euros; de ellos, 191.500 millones serán subvenciones y préstamos del Fondo, y el resto procede de otras ayudas de la Unión Europea (UE) y recursos nacionales.
Italia tiene un pobre historial en el gasto de las ayudas europeas. Pero en Bruselas se sabe que Draghi es una garantía para gastar bien y con rapidez el dinero del Fondo: ha integrado reformas económicas y administrativas en esos planes, como exigía Bruselas. Por ejemplo, ha logrado que el Parlamento aprobara a comienzos de agosto una importante reforma de la Justicia, para simplificar y reducir los tiempos bíblicos de su administración en Italia, dando la vuelta a algunas reformas realizadas por el que era el partido antisistema, el Movimiento 5 Estrellas, que ahora apoya a Draghi.
Clase política débil
Políticamente, Italia no se parece hoy en casi nada a la que salió de las urnas en marzo de 2018. En poco más de tres años, con el mismo Parlamento, se le ha dado la vuelta como a un calcetín. La evolución la explica el politólogo Sergio Fabrini, decano de Ciencias Políticas en la Universidad Luiss de Roma▶ «Italia ha pasado de un gobierno [el primero de Giuseppe Conte] que pretendía llevarla fuera de la Eurozona, a un gobierno [el Conte II] que la situó en el centro de la