ABC (Andalucía)

Autonomías de PP y PSOE se alían en la batalla de la financiaci­ón

Hacienda presentará una propuesta en noviembre pero advierte de que no contentará por completo a nadie El Gobierno ya apunta a Pablo Casado «Para aprobar la reforma es necesaria la voluntad del PP»

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

El próximo ciclo electoral autonómico asoma ya en el horizonte. Poco más de año y medio hasta entonces, salpicado a buen seguro con las elecciones andaluzas. Y con ruido de sables en Comunidad Valenciana o Castilla y León. Esa contienda estará inevitable­mente marcada todavía por las consecuenc­ias de la respuesta económica a la pandemia. Y ahí la reivindica­ción principal de las regiones es un cambio en el modelo de financiaci­ón autonómica. El Gobierno es reacio a compromete­rse con un cambio del modelo, pese a que se trata de una cuestión que se acordó impulsar con algunos de los socios de la investidur­a del Gobierno de coalición. Singularme­nte con Compromís. Una cuesque compromete al Gobierno valenciano de Ximo Puig. Es el gobierno más importante para los socialista­s. Y una de las batallas más cruciales en ese ciclo autonómico.

El Gobierno toma posiciones para aguantar el pulso regional. Con una estrategia en tres pasos▶ enfriar la sensación de premura, avanzar alguna medida y vincular desde el primer momento al Partido Popular para trasladar la responsabi­lidad de que el debate no tenga una resolución inmediata.

El anterior modelo se aprobó en el año 2009, y está pendiente de renovación desde 2014. Ni los últimos gobiernos de Mariano Rajoy ni los de Pedro Sánchez han podido desatascar la situación. El hecho de que el escenario electoral asome ya a medio plazo ha hecho que los gobiernos regionales coloquen este asunto de nuevo en el tapete. Y lo han hecho con un repliegue nítido hacia sus necesidade­s territoria­les, abandonand­o en su mayoría consignas partidista­s. Un clásico en los debates sobre la financiaci­ón autonómica. Pero que había perdido intensidad en los últimos años.

Esta semana se han visibiliza­do alianzas transversa­les entre las regiones. Con un nivel de conexión entre los diferentes mandatario­s que está muy lejos del actual estado de las relaciones entre las direccione­s nacionales del PP y el PSOE. El Gobierno vive este debate con angustia porque se interpreta como «tremendame­nte complicado» poder cerrar un acuerdo sobre esta cuestión, asegura un miembro del Gobierno. En esa convicción se enmarcan las palabras de la vicepresid­enta primera, Nadia Calviño, que durante su jornada del pasado jueves en Valencia echaba un jarro de agua fría en las pretension­es de una región cuya infratión

financiaci­ón reconocen todos los estudios en la materia. Calviño aseguró que la «prioridad» ahora del Ministerio de Hacienda de María Jesús Montero es la elaboració­n de los Presupuest­os Generales del Estado. Derivando la resolución de esta cuestión a los «próximos años».

Primer paso en noviembre

Sus palabras causaron preocupaci­ón en el mundo político y empresaria­l valenciano. «Dijo lo que tenía que decir, porque tener un nuevo modelo no será inmediato», descargan en el Ejecutivo. Desde varias comunidade­s reivindica­n, pese a sus diferencia­s, que hay una cosa que tiene que cambiar▶ el peso de las comunidade­s en el gasto público tiene que aumentar porque afrontan las prestacion­es más caras y de carácter estructura­l. El Ejecutivo justifica el retraso en que la pandemia echó al traste la hoja de ruta que se había creado. Pero no se quiere trasladar la idea de que el Gobierno no trabaja en la cuestión. Se asegura desde el Ministerio de Hacienda que «en principio en el mes de noviembre» se pondrá encima de la mesa una propuesta que sirva de base para empezar la negociació­n.

Lo que se presentará en el mes de noviembre será una propuesta sobre población ajustada. Es la clave de todo, determinar qué variables (demografía, densidad de población, insularida­d, envejecimi­ento poblaciona­l o volumen de población) y cuánto pesa cada una en la fórmula utilizada. Hacienda ya se prepara para ese momento▶ «Cada uno quiere que la variable que le beneficie sea la que más pese. Aquí se trata de establecer un criterio que no contente al cien por cien a nadie», dicen fuentes gubernamen­tales.

Pero en el Gobierno, en esto como en casi todo, se descargan de la responsabi­lidad anticipand­o las dificultad­es por alcanzar un acuerdo▶ «El objetivo es aprobar la reforma, pero para eso es necesario también la voluntad del PP», dicen en el Gobierno. En el Gobierno dicen no encontrar el clima como para alcanzar un acuerdo de esa magnitud con Pablo Casado. «Lo veo imposible». Ahora el pulso se encuentra en una fase anterior. En la tensión entre las regiones más urbanas y pobladas y las que tienen una estructura más rural con tendencia al envejecimi­ento y la dispersión. Un movimiento al margen de las siglas que ni Moncloa ni Génova parecen en condicione­s de controlar.

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