«Todos los cantantes sabemos qué papeles no podemos cantar»
Ganadora del World Opera Award a la mejor intérprete, no tiene miedo a ser comparada con nadie
Asegura que su mayor deseo es, simplemente, «cantar el mayor tiempo posible». Está considerada como la voz wagneriana de esta generación, y en ella están depositadas las esperanzas (y los anhelos) de forjar encarnaciones históricas de Isolda, Elisabeth, Elsa de Brabante y, quién sabe, si una Electra straussiana que marque una época. Antes de su debut en el Met, el NY Times la anunció como «una voz entre un millón», por la combinación de fuerza y dulzura que exhibe en escena. Este año ganó el World Opera Award a la mejor intérprete. A sus 34 años, Lise Davidsen –que anoche protagonizó un concierto junto a la Sinfónica de Galicia en la programación lírica de La Coruña– gestiona con una sonrisa la montaña de expectativas y halagos que la rodean.
«Yo no puedo hacer más de lo que hago –se confiesa en conversación con ABC–, allí donde voy hay una presión o unas expectativas sobre lo que se espera de mí, pero no puedo prometer que cantaré esos papeles wagnerianos tan bien como el público quiere». Admite que «no puedo ver mi futuro más allá de hoy y mañana», y hace lo posible por «no pensar mucho» en todo lo que se dice de ella. Su calendario habla por sí solo. Debutó en 2019 en Bayreuth con la Elisabeth del ‘Tannhauser’ y se ha convertido en fija del festival, el santuario del canto wagneriano. Cancelada la edición de 2020 por la pandemia, este año retomó el papel y deslumbró con su Sieglinde de ‘La valquiria’, que había debutado meses antes en Berlín.
«En Bayreuth hay un alto estándar de exigencia, solo llaman a los mejores –reconoce–, pero su audiencia es encantadora, conoce la música y además disfruta o protesta las producciones», harto polémicas en ocasiones por adaptar con inusitada modernidad los textos wagnerianos. «Es un lujo cantar allí, aunque tengas ese extra de nervios por estar en Bayreuth».
Una explosión fulgurante, en apenas seis años, los que van desde que ganó Operalia en 2015 y se dio a conocer internacionalmente. Los teatros llaman a su puerta y la critica la presenta como la soprano wagneriana del presente y del futuro. La casa Decca la fichó de inmediato. No incorporaba a una intérprete escandinava desde la legendaria Birgit Nilsson. ¿Una discográfica tan grande lo hace todo más fácil? «No lo sé, pero el equipo es fantástico». «Antes un disco era una prueba de algo», sin embargo «yo grabo como testimonio de lo que estoy haciendo en un momento determinado de mi carrera, y además nos permiten llegar al mayor número de aficionados».
¿Cómo gestiona una cantante tan joven la tensión de cantar en el Met, la Scala, Londres, Múnich o París? «En la vida hay un equilibrio», explica, «la alegría de cantar frente al público y el miedo a estar precisamente ahí. Tienes miedo a salir, claro, pero la emoción por cantar es siempre mucho mayor». Aunque hay nervios y nervios▶ «Depende de si estás debutando un papel o estás cantando en una gala como la del Met que se retransmite para todo el mundo». Davidsen formó parte del selecto elenco de artistas que la compañía norteamericana eligió para protagonizar recitales desde sus lugares de residencia y emitirlos por ‘streaming’. «Los nervios han pasado a convertirse en algo que forma parte de mí, porque no van a desaparecer nunca».
Decir que no
Davidsen elige sus papeles sin prisas y con precisión noruega. Por ahora, apenas dos de Wagner (Elisabeth y Sieglinde), dos de Strauss (Ariadne y Chrysothemis), la Leonora del ‘Fidelio’ (con la que conquistó Londres junto a Jonas Kaufmann en 2020), las protagonistas de ‘Jenufa’ y ‘La Dama de Picas’ y la Agathe de ‘El cazador furtivo’. No tiene prisas y parece entender las claves para no acabar convertida en un juguete roto. «Yo tengo la seguridad de tener a mi agente muy cerca, y con ella hablamos y planificamos» la carrera. «Puedo decir que no a algunas cosas, porque sé que vendrán otras ofertas en el futuro, y eso me hace sentir muy afortunada». Ofertas no le faltan. Esta temporada la esperan en el Met como protagonista en tres títulos, debutando la Eva de ‘Los maestros cantores de Núrenberg’, su tercera gran dama wagneriana. Por el contrario, no quiere ni oír hablar de Isolda, o de papeles verdianos como Lady Macbeth, Desdemona o Elisabetta di Valois. «Creo que todos los cantantes, internamente, sabemos qué papeles podemos o no cantar –sentencia–, y ese es el único modo de mejorar y de poder hacer una carrera larga». De las damas verdianas picotea sus arias en los conciertos. Algo más cerca parece la Mariscala de ‘El caballero de la rosa’, ópera que la deslumbró cuando acudió a una función donde cantaba su profesora.
Volverá a España en diciembre al Palau de la Música de Barcelona, y en enero al Teatro Real para sendos recitales. La hija más famosa del pequeño pueblo noruego de Stokke –apenas 11.000 vecinos, un grupito de los cuales la sigue por el mundo para verla cantar– asegura que tiene ofertas para interpretar ópera representada en nuestro país, «pero como todavía no es oficial no se puede decir», y regala una nueva sonrisa de despedida desde la altura de su casi metro noventa, adornado por una alegre mirada azul. Se sacude comparaciones. Ni Birgit Nilsson ni Kirsten Flagstad. «Es un halago muy bonito, pero yo tengo que ser yo». Declaración de principios.