¿Vives mejor?
¿ Has pensado ya para qué sirve lo que votaste? ¿Vives mejor ahora entre las soflamas de estas diadas rancias de lacitos decolorados? ¿Vives mejor con el bombardeo de arengas aburridas, casi con eco, como repetidas en modo casete ‘rewind’, y con la misma camiseta de ese ‘merchandising’ que te hacía un rebelde fetén y que has dejado de comprar? Con tu estelada al cuello, con tus avenidas de botellón perpetuo, con el orín oliendo a decadencia en cada esquina. ¿Vives mejor con tus empresas asfixiadas y con tu euforia de pancatalanismo supremacista en retirada? Tanto caudillo de la ideología, tanto libertador suelto aliviándote del corsé españolista, y tanto papagayo repitiendo la estupidez del suflé. ¿No lo ves? Estás harto pero te cuesta reconocerlo por ese orgullo identitario que si no te empobrece, te mata. ¿Lo votaste? Disfrútalo.
Ni el Barça es lo que era. No sabes si quieres patos de humedal o un aeropuerto que active tu empleo. Ni van a volver las empresas que se fueron. ¿No te lamentas? Nadie te pide que escondas tus sentimientos, solo que cumplas la ley. Tú y esos a los que votaste. Las rebeliones, la guerrilla, los contenedores incendiados, tu hásel, tu valtonyc… Y las armas rusas de tu ejército a la catalana, para los talibanes. Que te sobra teatro. Y en tu Parlament, menos ‘lobbies’ victimistas y un poquito más de bachillerato. Con menos cadenas humanas y menos estrategas de la nada no te haría falta forzar la ley para tanto indulto con calzador. Dice Junqueras, el ‘botifler’ del mes, que si los separatistas que lo acusan de traidor se lo piden, vuelve a la cárcel con gusto. No caerá la breva. Que te están tomando el pelo mientras cantas como un ‘hooligan’ borracho. Que dejaste de hablar de política con tu cuñado, ¿no lo ves? Que nadie os visita, ni con ‘seny’ ni sin él, que Cataluña está triste. Que has convertido la dichosa concordia, ese bluf, en una palabra hueca. Que estás sordo. Disfruta lo votado.
No careces de libertad, abusan de ella en tu nombre, con tu dinero, y huyen en maleteros de madrugada como cuando llenaban su coche de bolsas de basura con tus billetes camino de Andorra. Qué cutre. Con todo, lo peor son los tibios, esos melifluos que no van de ‘indepes’ pero chapotean en ese barro. ¿Cuatro mil mártires condecorados? Venga hombre. Cuarenta y cinco millones de mártires. Los que te escuchamos todo el día con el tostón de tu revolución de las sonrisas. Disfrútalo.