Dos experimentados embajadores para la segunda evacuación
Los jefes de misión de Pakistán y Catar llevan en la carrera diplomática casi treinta años. Su trabajo es clave para continuar con la operación Afganistán
Catar se ha convertido en un actor importante en la crisis de Afganistán. La localización de Pakistán también es clave
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, tenía previsto llegar esta madrugada a Catar, donde continuará los contactos de alto nivel para abordar la segunda fase de la operación Afganistán.
Así –cumpliendo con el «no dejaremos a nadie atrás», que Albares no para de repetir desde que comenzó esta crisis–, el ministro busca vías que permitan seguir con la evacuación de los afganos que en los últimos veinte años han colaborado con España y que todavía se encuentran en territorio talibán.
Según pudo saber ABC poco antes de que partiera hacia Catar, el ministro se reunirá a lo largo del día de hoy con su homólogo, el jeque Mohamed bin Abdulrahman al Thani, con quien «abordará temas de la agenda bilateral» y analizará la situación regional del país, «con especial referencia a Afganistán».
A través de Al Thani, Albares conocerá de primera mano la situación de Afganistán, ya que él ha sido el primer dignatario que ha pisado Kabul. Fue el pasado domingo y se reunió con el mulá Mohamed Hasan Ajund, quien ejerce de facto como primer ministro del nuevo gobierno de Afganistán.
Este viaje de Albares se produce cuatro días después de su visita sorpresa a Pakistán. Allí se reunió con el primer ministro, Imran Khan, el ministro de Exteriores, Shah Mahmud Qureshi, y con el jefe del Estado Mayor para buscar vías alternativas que faciliten la salida de colaboradores afganos. Pakistán comparte frontera con Afganistán, por lo que permite la evacuación de colaboradores por vía terrestre.
Si Pakistán es un país estratégico por su localización, Catar se ha convertido en una pieza clave en este conflicto por dos cuestiones. La primera tiene que ver también con su posición, ya que puede servir como puente aéreo para salir de Kabul. La aerolínea Qatar Airways es la única que opera en estos momentos desde la capital afgana.
Por otro lado, los talibán cuentan con una oficina política en Doha, por lo que la capital de Catar se ha convertido en el escenario principal de todos los acontecimientos relacionados con el grupo islámico en los últimos años.
Allí se produjeron las conversaciones entre EE.UU. y los talibán, en las que se acordó la retirada de sus tropas de Afganistán. También el intento de diálogo de paz entre los talibán y el Gobierno de Ashraf Ghani, que abandonó Afganistán el 15 de agosto.
La situación de Afganistán tiene repercusión en todos los países de la zona. Catar ha sido un actor importante en esta crisis y pretende seguir siéndolo. Lo mismo ocurre con Pakistán. España quiere jugar su papel, por eso ayer el Gobierno acordó donar 20 millones de euros para la asistencia humanitaria de los refugiados afganos. En todas estas acciones, hay dos funcionarios públicos que desempeñan un papel fundamental: el embajador de España en Pakistán, Manuel Durán Giménez-Rico, que acompañó a Albares la semana pasada; y la embajadora en Catar, Belén Alfaro Hernández, quien esta madrugada iba a recibir al ministro a pie de vista.
Ejercen como jefes de misión en estos destinos desde octubre y noviembre de 2018, respectivamente. «Los dos han conseguido que Pakistán y Catar se tengan en cuenta como potencias políticas. Tienen por delante una misión que requiere mucho sentido común, cabeza y saber dirigir un equipo», explica uno de sus compañeros de profesión. «Los dos están más que preparados para hacerlo», concluye.