Un jurado popular juzgará al asesino de Laura Luelmo tres años después
Montoya, único acusado, se enfrenta ahora a la prisión permanente revisable
Se escudriñaron palmo a palmo y sin descanso parajes, cuevas y pozos en la comarca minera de Huelva, con el pueblo de El Campillo como punto de partida, durante seis días consecutivos desde que se supo que Laura Luelmo se encontraba en paradero desconocido. La joven profesora acababa de llegar a la zona para una sustitución temporal en un instituto. Era diciembre de 2018. El 17 de ese mes, cuando se cumplía el sexto día de su desaparición (12 de diciembre), España entera, desde Huelva hasta Zamora –su provincia de procedencia–, quedaba conmocionada cuando un vecino de la zona halló el cuerpo sin vida de Laura, semidesnudo y a medio tapar con vegetación, en un camino en el paraje Las Mimbreras, a pocos kilómetros del pueblo.
Tres años después de que la joven pusiera los pies en Huelva y se encontrara con la muerte, la Audiencia Provincial va a juzgar Bernardo Montoya, el hombre que presuntamente le arrancó brutalmente la vida –como ya hizo antes con una anciana–, que a la vuelta de dos meses se sentará en el banquillo.
La Sección Tercera de la Audiencia onubense, en la que ha correspondido la causa, celebrará el juicio por detención ilegal, agresión sexual y asesinato contra Montoya el próximo noviembre. Según la agenda señalada por el magistrado que presidirá el tribunal, Florentino G. Ruiz Yamuza, la vista arrancará el 15 de noviembre, con la constitución del jurado popular que deberá decidir sobre la autoría del crimen, y seguirá en los días posteriores, con sesiones hasta el 19 de noviembre. Montoya se encuentra internado en prisión desde que fue localizado y detenido por la Guardia Civil al día siguiente de que se encontrara el cadáver de Laura.
El pasado junio, después de dos años y medios de diligencias e investigaciones, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Valverde del Camino —en el que recayó la causa— dictó un auto de apertura de juicio oral contra Montoya, único acusado, al considerar que existen contra él «suficientes» indicios de la presunta comisión de los delitos que se le imputan.
Tras su detención, Bernardo Montoya confesó el crimen ante los agentes y posteriormente cambió su versión
La Fiscalía de Huelva
El presunto asesino se enfrenta ahora a la prisión permanente revisable por detención ilegal, agresión sexual y asesinato, según la petición de pena que solicita la Fiscalía de Huelva.
Laura, que aquel año había aprobado las oposiciones, se trasladó a Huelva –apenas unas semanas antes de que fuera asesinada– para trabajar en un instituto de Nerva, en una sustitución. A su llegada, alquiló una vivienda en la calle Córdoba de El Campillo, un pequeño pueblo situado a unos nueve kilómetros del municipio en el que iba a trabajar. En la acera de enfrente, a solo unos metros, vivía su presunto asesino desde hacía unos meses.
Montoya, con un amplio historial delictivo, había salido de prisión apenas dos meses antes (octubre 2018). Acababa de cumplir una condena por robos con violencia y en su trayectoria tuvo una condena previa (casi 18 años de cárcel) por matar a puñaladas a una anciana. Tras su detención, confesó el crimen en sede policial y posteriormente cambió de versión.