El buen nombre de la variante Covid
Veo con asombro que entre las letras del alfabeto griego con las que se van bautizando las variantes de este virus detestable, de repente aparece una ‘mu’ y no la ‘mi’ a la que estábamos acostumbrados, entre otros, los que estudiamos y enseñamos el griego antiguo.
Lo cierto es que la mencionada letra griega acaba en la vocal Y, cuyo sonido estaba a medio camino entre ‘i’ y ‘u’. Ya los romanos oscilaban al transcribir estas palabras griegas al latín, pero en Castellano la norma es transcribirlo por el sonido
‘i’ y no ‘u’. Así de una palabra griega como ‘mysticós’ tenemos místico y no mústico,... por suerte, ya que sino haría parecer a los excelsos místicos algo mustios.
Desconozco cuál es la madre del cordero de tamaño entuerto, pero fisgando someramente en el mundo cibernético (no cubernético por las razones alegadas) hallo que en la Universidad de El Paso la susodicha letra se llama mu en inglés. Añádase a ello el que este virus haya aparecido en un área de influencia anglosajona y ya tenemos una vía de investigación.
Mientras tanto espero que no se nos aparezca una ‘fúsica’, un ‘purómano’, una ‘hudrografía’ y una infinidad de despropósitos, que tendrían puerta franca, si ‘mu’ consolida su derecho. Por otro lado la simpática y tan bucólica onomatopeya ‘mu’ perdería todo su aura y las praderas ya no sonarían igual.
Todos debiéramos aspirar a que las grises y oscuras cenizas de la incuria o de la ignorancia de los pirómanos de la letra y las humanidades no nos asfixien y cubran por completo
Parece que estamos todavía al principio, quizá a tiempo de sofocar este incendio pavoroso. Echen el agua que esté en su mano.
LEÓNIDES ORTEGA BOHADA
MADRID