Víctima de su historia
¿Por qué a Europa le cuesta tanto lograr su autonomía estratégica con respecto a EE.UU.?
Desde que Romano Prodi empezó esta meritoria práctica hace dos décadas, el curso político de la Unión Europea se inicia con el discurso conocido como Soteu (State of the European Union), nomenclatura que hace referencia al discurso sobre el estado de la Unión pronunciado ante una sesión conjunta del Congreso en Washington. En su segundo Soteu, la presidente de la Comisión Europea se ha centrado tanto en la debilidad de la UE en el escenario global como en las desavenencias internas.
En su alocución ante un pleno diezmado del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Ursula von der Leyen ha insistido en alcanzar una mayor autonomía militar con respecto a Estados Unidos. Y con este objetivo ha anunciado que para el primer semestre del próximo año, durante la presidencia francesa, se impulsará un mando militar europeo con capacidad de decisión. Un primer paso en el camino hacia una verdadera UE de la defensa, que retome el malogrado proyecto de la Comunidad Europea de Defensa planteado en los cincuenta.
Ante el reto de materializar una verdadera autonomía estratégica, Europa es víctima de una historia marcada durante siglos por una letanía de conflictos bélicos. Cualquier excusa ha sido buena para ir a la guerra en el Viejo Continente▶ la religión, los imperios, las dinastías, la competencia colonial, las fronteras, choques ideológicos y la construcción de Estados como pieza clave del orden internacional. Tras la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ayudó a despejar el uso de la fuerza de la ecuación europea, asumiendo un protagonismo militar que ha terminado por resultar insostenible.
Kissinger, en su magistral World Order, plantea que la misma Europa que disfrutó de casi un monopolio hace un siglo en el diseño del orden global ahora corre el peligro de resultar irrelevante precisamente por confundir su construcción interna con su máximo propósito geopolítico. A su juicio, el problema es que Europa sigue «suspendida entre un pasado que pretende superar y un futuro que aún no ha definido».