Díaz reactiva su ‘revolución laboral’ y vuelve a toparse con los empresarios
▶ Trabajo «cumplirá con holgura» el plazo de final de año impuesto por Europa para presentar las reformas
Comienza la cuenta atrás. La negociación que deberá dilucidar de aquí a final de año el futuro de la normativa laboral en España arrancó con una reunión ayer en la que volvió a quedar en evidencia una lejanía entre las partes que, a día de hoy, parece muy difícil de salvar. La ‘revolución laboral’ anunciada por Yolanda Díaz se ha retomado así tras el parón veraniego sin que haya habido acercamientos reseñables ni grandes cambios en los planteamientos ni por parte del Gobierno, ni de los sindicatos o empresarios. Se confirma, por tanto, la intención de la vicepresidenta de acabar con la esencia de la reforma laboral de 2012, una norma que Europa exige que se mantenga a cambio de recibir los fondos que deben ayudar a España a recuperar la senda del crecimiento.
Tras el encuentro, el mayor optimismo se palpó en el Ministerio de Trabajo. Fuentes del departamento aseguraron a este diario que en la cita se plantearon «muchas propuestas y alternativas en torno a los temas de debate» y remarcaron que se ha contado con la «participación activa de todas las partes», así como con «la determinación de avanzar y cumplir con holgura los compromisos europeos».
Entre los empresarios, sin embargo, el ánimo no es tan positivo. Fuentes cercanas a la CEOE aseguran que el Gobierno se ha centrado en el último documento que se planteó antes de verano y que incluye varios aspectos «inaceptables». Antes de verano, los empresarios ya rechazaron rotundamente la propuesta planteada por el Ministerio de Trabajo y de hecho recuerdan que no descartan la posibilidad de denunciar ante Bruselas unos cambios que consideran van en contra de lo que la Comisión reclama.
Los sindicatos, por su parte, siguen a la espera de la decisión que el presidente del Gobierno tome respecto al salario mínimo interprofesional, pues ya han avanzado que no aceptarán una medida estética. Además, el encuentro o desencuentro sobre la evolución de este indicador puede condicionar de forma clara temas muy delicados, como las pensiones o la propia reforma del mercado laboral.
El Gobierno busca simplificar los tipos de contrato con la idea de reducirlos a tres, dando al indefinido la preferencia absoluta frente al resto, aspecto que la CEOE rechaza por considerar que será un escollo para ciertas actividades productivas. La patronal defiende que la temporalidad es un elemento intrínseco a muchas actividades de carácter estacional, por lo que reducirla «perjudica la empleabilidad de muchas personas, en especial de las que carecen de cualificación y los jóvenes, en un momento en el que su tasa de paro ronda el 40%, e incluso supera el 50% en muchos territorios». Otras de las materias a negociar será el diseño del nuevo modelo de los ERTE permanentes, las condiciones de las subcontratas o el reequilibrio de la negociación colectiva, en las que también se parte de posiciones muy alejadas.
Futuro de los ERTE
El maratón de negociaciones seguirá hoy, con la negociación para definir cuál será el futuro de los ERTE que fueron activados en la pandemia a partir del 30 de septiembre, momento en que expira su vigencia. El poco margen en la negociación es precisamente uno de los puntos que menos ha gustado tanto a empresarios como a sindicatos. Actualmente quedan unos 260.000 trabajadores aún acogidos a un ERTE, una cifra muy alejada de los 3,6 millones que protegió en el peor momento de la pandemia, pero que pertenecen a los sectores más castigados. Su vuelta al trabajo es aún una incógnita.