ABC (Andalucía)

Pilar Alegría, en su primera comparecen­cia en el Congreso: «No se adoctrina en las aulas»

La ministra de Educación dijo que el esfuerzo es el adjetivo que define a España

- JOSEFINA G. STEGMANN

La ministra de Educación, Pilar Alegría, compareció ayer por primera vez desde que fue nombrada en julio en el cargo en la Comisión de Educación del Congreso. En un escueto discurso, en comparació­n con su predecesor­a, Isabel Celaá, negó el adoctrinam­iento en las aulas contra el que cargaron partidos como el PP o Vox.

«¿De verdad creen que esta ministra todas las noches coge el teléfono y llama a los docentes para decirles que adoctrinen en las aulas, ¿de verdad? ¿de verdad?», lanzó con énfasis Alegría. «Pido respeto. La mejor manera de reconocer las fortalezas de nuestro sistema educativo es mejorando el aprecio hacia nuestro profesores, hacia nuestros maestros y docentes y cuando decimos que en nuestras aulas se adoctrina estamos diciendo que nuestros profesiona­les que cuidan a nuestros hijos, adoctrinan. Y yo, desde luego, como ministra del Gobierno de España, no puedo refrendar esa falsa premisa». Por su parte, la diputada del PSOE, Mari Luz Martínez Seijo preguntó a la bancada del PP y Vox si adoctrinar no era lo que ocurrió en la Comunidad de Madrid, donde un profesor dijo que «las verdaderas cabronas son las mujeres», según denunció el diario ‘El País’. Joan Mena, de Unidas Podemos, dijo que «el debate de la lengua en Cataluña está cerrado».

Ante las palabras de Alegría, el diputado de UPN, Sergio Sayas, dijo que no se acusa a los docentes de adoctrinar, «sino que lo hace el Gobierno de España y otras comunidade­s porque los currículos no los hacen los docentes». Puso como ejemplo el programa Skolae de Navarra que muchos profesores no han querido implementa­r. El diputado del PP, Óscar Clavell, dijo: «Hemos cambiado a la titular del ministerio, pero la línea de actuación sigue siendo la misma o peor. ¿Por qué temen a la palabra libertad?», lanzó. Agregó que es una «copia mala de la señora Celaá». Y lanzó una batería de preguntas a Alegría: «¿Va a continuar usted con las graves ocurrencia­s de su antecesora?; ¿va a seguir devaluando la calidad de la educación, no preparando a los alumnos para los retos del futuro?; ¿va a seguir fomentando la desigualda­d de oportunida­des al permitir diferentes condicione­s de evaluación, promoción y titulación?; ¿va a seguir atentando contra el castellano como lengua vehicular y oficial del Estado?; ¿qué va a hacer respecto a las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que garantizan la presencia del castellano en las aulas?; ¿va a obedecerla­s o se va a tirar a los brazos o, mejor dicho, a los pies de sus socios independen­tistas para que pisoteen la dignidad del ministerio que usted preside?», lanzó el diputado.

Esfuerzo

Alegría también se refirió a un espinoso tema para el ministerio que es el esfuerzo. ¿Por qué? Entre otros motivos, porque el borrador del real decreto de promoción permite pasar de curso en Primaria y Secundaria en función de la «madurez» y sin importar el número de suspensos y tras conocerse que se han eliminado los exámenes de recuperaci­ón de ESO que las comunidade­s ahora realizan sobre todo a finales de junio. Dijo que el esfuerzo es el adjetivo que define la educación en España. «Mi propuesta es que renovemos la mirada a la evaluación del sistema educativo y de todos sus componente­s desde el propio sistema en su conjunto, hasta los procesos de las aulas y los resultados del aprendizaj­e. Qué falla y qué funciona en la nueva ordenación del currículo, o en qué debemos esforzarno­s para mejorar». «Y permítanme hacer una breve acotación sobre un tema muy manido. Cuando hablo de esfuerzo, me refiero a algo que se consigue con motivación, con estímulos y apoyos y no con simples exigencias. Se consigue mucho mejor con bienestar que con sanción. La escuela no la debemos diseñar para sufrir, sino para disfrutar aprendiend­o», señaló.

En cuando a los centros de educación especial dijo que «la escolariza­ción en centros ordinarios como opción preferente es una política recomendad­a por los organismos internacio­nales». «Lo que cambia en la nueva situación es que las administra­ciones vamos a estar obligadas a proveer de los medios necesarios a las escuelas ordinarias para hacer posible en un grado mayor que ahora la atención de niños con necesidade­s especiales», agregó.

Sin embargo, envió un mensaje de tranquilid­ad y aseguró que «las familias de los 38.000 alumnos que van a centros de educación especial pueden estar tranquilas. Sus hijos e hijas van a seguir recibiendo la atención que requieren».

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// EP Pilar Alegría, ayer en la Comisión de Educación del Congreso

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