Miles de jóvenes desafían en Madrid y Barcelona al Covid con macrobotellones
Centenares de menores continúan con cansancio extremo y problemas de concentración y memoria Cataluña ha creado la primera unidad infantil de Covid persistente, desde donde asesoran casos de toda España
Los campus de la Universidad Complutense de Madrid y la Autónoma de Barcelona amanecieron como el escenario de una batalla tras una noche de macrobotellón. Solo en la capital se concentraron unos 25.000 jóvenes.
Once de sus quince años de vida los ha visto pasar a lomos de una bicicleta. Laia Esquís, campeona mundial de Trial-Bike (Trial en bibicleta) en 2019, nunca imaginó que el Covid-19 se interpondría en su meteórica carrera deportiva y le obligaría a resetear su vida. Contra todo pronóstico, en 2020, en plena convulsión mundial por la pandemia, el SARSCoV-2 se coló en su casa. Lo hizo con intención de quedarse. Su madre se contagió en el trabajo a comienzos de noviembre y llevó la infección hasta los suyos. Ella, su marido y Laia se contagiaron y sufrieron los síntomas prácticamente en paralelo. Dolor de cabeza y muscular, fiebre alta y pérdida de gusto y olfato; cuadros leves que no requirieron hospitalización. Su hermano Bernat, de 19 años, fue el único de la familia que no enfermó y a día de hoy, según explica Miquel Esquís, padre de Laia «sigue libre de la enfermedad».
«Me costaba arrancar»
En la pequeña localidad de Òrrius (Barcelona), de apenas 800 habitantes y situada en la comarca del Maresme, Laia es muy conocida por su trepidante carrera deportiva. La han visto casi a diario entrenar en el circuito colindante a su casa desde que apenas tenía cuatro años y saben de su capacidad de resiliencia. Por eso, a muchos de sus amigos y allegados les costó asumir que el virus la había dejado casi sin batería.
Notó que algo extraño le sucedía cuando volvió a los entrenamientos y vio que en el segundo obstáculo del recorrido se ahogaba. «Me preocupé cuando vi que me costaba arrancar. Ya estaba agotada al inicio del recorrido», señala la deportista en declaraciones a ABC. En un principio no quiso darle importancia y a comienzos de 2021 notó una leve mejora que la esperanzó. Desgraciadamente, fue un espejismo y en abril volvió el cansancio y la fatiga. «Me puse en manos de mi pediatra, que me remitió al especialista. Me hicieron una espirometría y me avanzaron que podría tener Covid de larga duración», explica Laia.
Reconoce que el diagnóstico fue «un mazazo» que le costó asimilar. En junio de 2020, Laia era uno de los pacientes de la unidad de Covid persistente en niños y adolescentes del Hospital Germans Trias de Badalona (Barcelona), de referencia en España y pionera en la especialidad. «Tardé casi dos meses en ir a la unidad porque el diagnóstico me causó un gran impacto psicológico. Fue un golpe de realidad muy fuerte y tenía que asimilarlo. No podía creer que me estaba pasando a mí. Siempre pensé que el Covid era cosa de otros o de mayores», dice la joven, que ha tenido que someterse durante estos meses de estancia en la unidad a una doble terapia de recuperación física y psicológica.
La doctora María Méndez, responsable del servicio de Pediatría del Hospital Germans Trias y especialista de la unidad, que actualmente asiste a 110 pacientes de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, reconoce que el caso de Laia no es el habitual. «A diferencia
de la mayoría de los niños y adolescentes que tenemos en la unidad, Laia desde un principio ha podido hacer vida normal, lo que ocurre es que, al ser una deportista de élite, la enfermedad le ha obligado a detener su carrera y le ha impactado mucho psicológicamente», explica y detalla la realidad del grueso de los menores que recalan en la unidad. «La mayoría no pueden seguir las clases con normalidad algunos están entre 10 y 12 horas tirados en casa sin poder hacer nada. Es un cambio en su vida y en la sus familias», añade.
La unidad de Covid persistente en niños y adolescentes del Germans Trias, creada en diciembre de 2020, asiste a pacientes derivados de hospitales catalanes, aunque también brinda asesoramiento a otros centros que llaman desde diferentes comunidades autónomas o desde el extranjero. «Les explicamos cómo lo hacemos para que lo puedan aplicar. Nos han llamado incluso desde Argentina», dice la especialista y detalla el procedimiento que siguen con los menores que asisten.
Mayoritariamente chicas
Es el mismo que siguen también en Madrid. Marisa Navarro, pediatra de Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, cuenta a ABC que en el centro tratan a unos 30 pacientes con covid persistente. «La mitad son menores de entre 7 a 9 años que han sufrido síndrome inflamatorio multisistémico y continúan con síntomas» y en el resto el perfil es de «un adolescente, mayoritariamente chicas, que presentan síntomas graves y que les impiden llevar una vida normal», relata Navarro.
En todo caso, la pediatra señala que «al ser un cuadro inflamatorio los síntomas bajan o desaparecen en unos cuatro o seis meses». La responsable del servicio de Pediatría del hospital badalonés aclara que «no hay una prueba específica para llegar al diagnóstico. Los que se considera candidatos a padecer Covid persistente son aquellas personas que han sufrido la enfermedad o han sido contacto estrecho de un positivo y siguen padeciendo sintomatología». Una vez se considera que el paciente puede sufrir la patología se le realizan pruebas más específicas para determinar el nivel de afectación.
Se les somete a estudios inmunológicos más complejos, así como a análisis y exploraciones complementarias para descartar que padecen otras enfermedades. «Debemos descartar que la fuente de los síntomas sea, por ejemplo, una anemia o un problema de tiroides», precisa. Cuando los análisis y pruebas apuntan hacia un Covid persistente, los especialistas de la unidad arrancan la terapia, que es personalizada para cada paciente. «Hay niños o jóvenes que necesitan solo rehabilitación física para recuperar o mejorar el tono muscular con ejercicios dirigidos que duran unas 12 semanas y otros que requieren rehabilitación neurocognitiva», dice María Méndez. Desgraciadamente, según apunta, siete de cada diez de los usuarios de la unidad requiere esta última atención. «A los pacientes que necesitan rehabilitación neurocognitiva se les realiza un test y se les somete a terapias dirigidas a recuperar la memoria, la capacidad de atención o la afectación que hayan demostrado», precisa. Para ello cuentan con el apoyo de especialistas del Instituto Guttman, ubicado junto al hospital. En la unidad del Germans Trias prevén que en los próximos días y coincidiendo con el comienzo del curso escolar les lleguen más casos. «Al llegar a la escuela, donde se pone a prueba la capacidad de atención de los niños, afloran más cuadros», avanza.
«La mayoría se recupera»
La experta lanza un mensaje positivo al referirse a los resultados. «Nuestra experiencia nos demuestra que la mayoría de los niños se recuperan», asevera. Laia lo confirma con su experiencia. A comienzos de este mes de septiembre ha conseguido una cuarta posición en los Mundiales de Trial de Vic (Barcelona). Ella sabe que solo está al cien por cien en determinados momentos pero espera en breve estarlo siempre. Ese reciente triunfo tras su paso por la Unidad (ahora está en fase de seguimiento) espolea de nuevo su vida y su carrera. El consejo que lanza a los jóvenes es que «el Covid no siempre afecta a los demás» y que «al mínimo síntoma recurran a un especialista».