Salario mínimo y precio de la electricidad
El ruido que ha provocado la aprobación del salario mínimo y las medidas que ha adoptado el Gobierno para tratar de rebajar algo el precio de la luz tiene más de simulación que de otra cosa.
Hacen como si hicieran para salvar, o por lo menos intentarlo, la papeleta. Ha servido para que el presidente del Gobierno, con la peor de sus sonrisas, (se lo debería hacer mirar) saliera muy envalentonado en una entrevista en televisión diciendo que las compañías eléctricas –sus accionistas se entiende– se merecen pagar por los exceso del precio de la luz. Tras ese desahogo y unos cuantos titulares están tratando de que no llegue la sangre al río porque resulta que la seguridad jurídica es algo que los inversores –en este caso en energía renovable pero en general todos– es algo que valoran mucho. Hay que dar el titular, mejor si es el presidente en la tele pública, pero tratando de no romper nada.
Con el salario mínimo igual. Agria polémica, con buenos y malos dentro del mismo Gobierno para al final adoptar una solución que en el mejor de los casos ha pretendido ser salomónica aunque aquí la razón se la han dado a la que quería partir en dos al muñeco. No están contentos los sindicatos ni los empresarios. Tampoco la vicepresidenta económica, que es la que peor parada sale de esta escaramuza intrascendente que sirve para alimentar polémicas que dan para escribir muchas crónicas con desplante de los empresarios y la reprimenda del Banco de España incluida como cualquier controversia que se precie en materia de política económica. Ahora, los 15 euros de subida no dan para mucho más.
Y si algo tienen en común sendas respuestas por parte del Gobierno y, si me apuras, los aspavientos de los demás actores de esta comedia bufa es que simulan como si hicieran algo. Pero desde luego que no son estas medidas las que van a atajar la subida del precio de la luz ni estos guiños los que van a solucionar la precariedad laboral. Tampoco como dicen los otros de forma también algo sobreactuada son
puntos y apartes que vayan a romper la baraja. Bien mirado, son la mejor muestra del corsé con el que todos, pero sobre todo el Gobierno, puede desempeñar su papel al estar del todo controlados por Europa. No sé si querrían hacer otra cosa, pero desde luego no pueden. Entretanto, el espectáculo debe continuar, se ha convertido en su razón de ser.