EL REINO UNIDO BUSCA SU LUGAR EN EL MUNDO TRAS EL BREXIT
El primer paso de Boris Johnson es la ‘Global Britain’, es decir, un país fuerte pero integrado en el resto del mundo y con un enfoque estratégico para el libre comercio y las alianzas de seguridad, como el Aukus que acaba de firmar
La semana pasada, Estados Unidos, Australia y el Reino Unido anunciaban a bombo y platillo la firma de un nuevo pacto estratégico militar a tres bandas bautizado como Aukus, acrónimo de los nombres en inglés de los tres países signatarios (Australia, United Kingdom and United States). ¿El objetivo? A grandes rasgos, garantizar la seguridad de la región indopacífica y frenar la expansión de China como gran potencia oriental.
La noticia cayó como un balde de agua fría en el gigante asiático, que acusó a las tres naciones de tener una «mentalidad de Guerra Fría» y exigió a Australia respetar los acuerdos sobre el uso de armamento nuclear en la zona, después de que se conociera que el país canceló un contrato multimillonario con Francia para la compra de una docena de submarinos convencionales para, en su lugar, ordenar otros, fabricados en Estados Unidos, de propulsión nuclear.
Puñalada por la espalda
La rabia francesa no se hizo esperar▶ el ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, consideró que su país había recibido una «puñalada por la espalda», aseguró haber sido víctima de «mentiras» y el presidente Emmanuelle Macron sacó a sus embajadores de Washington y Canberra. No hizo lo mismo, sin embargo, con el de Londres. Un desaire en toda regla, que el propio Jean-Yves Le Drian se encargó de explicar, diciendo que al otro lado del canal de la Mancha están acostumbrados al «oportunismo permanente» del Reino Unido, país al que consideró «la quinta rueda» del carruaje, es decir, insignificante, un socio menor en el acuerdo.
El primer ministro británico, Boris Johnson, haciendo gala de una mezcla de diplomacia, sentido del humor, y quizá también cierta dosis de cinismo, se apresuró a apaciguar los ánimos con una sencilla frase dedicada a sus vecinos, famosos históricamente por su romanticismo▶ «Nuestro amor por Francia es indestructible».
Los ‘Five Eyes’
No fue indestructible, sin embargo, la relación entre los británicos y la Unión Europea, un divorcio que se consumó el 31 de diciembre del año pasado, tras alcanzarse por fin un acuerdo entre ambas partes, aunque una de ellas no quisiera separarse. Los Veintisiete, sin embargo, siguen juntos, al tiempo que el Reino Unido está disfrutando de una recién estrenada independencia y, a su vez, buscando su lugar en el mundo tras un Brexit que, en palabras del primer ministro británico es el primer paso de la anhelada ‘Global Britain’, es decir, un país fuerte pero integrado con el resto del mundo y con un enfoque estratégico para el libre comercio y las alianzas de seguridad como la que acaba de firmar con sus aliados anglosajones y que probablemente no habría sido posible si siguiera formando parte de la UE, aunque sí estuviera desde hace tiempo dentro de un grupo al margen, los llamados ‘Five Eyes’ (cinco ojos), que completan Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Pero volvamos a la ‘Global Britain’. Sus líneas maestras están contenidas en la Revisión Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior, titulada ‘Un Reino Unido global en una era competitiva’, que supone el análisis más completo de la política exterior británi
ca desde la Guerra Fría. Publicado el pasado marzo, aunque la última revisión es de hace un par de meses, y elaborado bajo la dirección de Johnson, establece la estrategia internacional del Reino Unido durante los próximos diez años. «Nuestra salida de la Unión Europea ofrece una oportunidad única para reconsiderar muchos aspectos de nuestra política interna y externa», reza el texto, que habla de construir junto «a las amistades existentes, pero también mirando más lejos». «Debemos explotar la libertad que viene con una mayor independencia», creen desde el Gobierno de Johnson, que considera que «nuestra capacidad para cooperar de manera más eficaz con otros, en particular con socios de ideas afines, será cada vez más importante para nuestra prosperidad y seguridad en la próxima década».
Solo un par de días antes de que las potencias anglosajonas anunciaran el Aukus, Vernon Bogdanor, profesor en el Centro de Política y Gobierno británicos del King’s College de Londres, de la Universidad de Oxford y del New College of the Humanities, hablaba con ABC de la necesidad de una «entente», es decir, un acuerdo que permitiera que «el Reino Unido y Francia pudieran unirse con otras democracias amenazadas, por ejemplo, India o Australia, para desarrollar una nueva doctrina de seguridad». Tal nueva doctrina de seguridad llegó, pero sin Francia. «¿Quizás la idea de una liga de democracias tenga algo de tracción?», se preguntaba en voz alta el profesor, que considera que «las relaciones entre el Reino Unido y Francia ahora no están marcadas por la cercanía, sino por la hostilidad, debido en gran parte al Brexit, pero también a la guerra de vacunas, a las disputas sobre migración en el canal y a los derechos de pesca frente a la costa de Jersey». Y ahora también, debido a la defensa.
Una UE fuerte y liberal
Según Bodganor, «entre los principales estados de Europa, Gran Bretaña y Francia gozan de las tradiciones parlamentarias y constitucionales más longevas» y ambos «tienen un profundo interés en la supervivencia de un orden político liberal en Europa» y «el Reino Unido es una parte vital de la Europa liberal». En un artículo publicado en el diario ‘The Times’ justo antes de que estallara la crisis afgana del pasado mes, que volvió a poner los focos sobre el Reino Unido por haber tenido que abandonar el país debido a una decisión prácticamente unilateral de Estados Unidos, el profesor explicaba que «a pesar del Brexit, a Gran Bretaña le interesa que Europa sea fuerte y liberal. Antes de 1914 y de 1939, Gran Bretaña había tratado de distanciarse del continente. Eso condujo al desastre. El fracaso en transformar el acuerdo con Francia en una alianza firme antes de las dos guerras mundiales casi les cuesta a ambos países su existencia nacional».
Esencial el entendimiento
En el panorama actual, y con el Reino Unido libre de establecer alianzas con quien quiera sin el permiso de Bruselas, sigue siendo necesario que «cualquier política de defensa europea sea de naturaleza intergubernamental», explica Bogdanor, ya que «no puede haber una política de defensa europea sin el Reino Unido» como tampoco se puede «construir una Europa fuerte» sin él, por lo que es «imperativo un entendimiento». Y lo sucedido en Afganistán, apunta este experto, «en mi opinión, refuerza mi argumento».
Pero las aguas están revueltas. La recién nombrada ministra de Exteriores británica, Liz Truss, considera que la alianza «trilateral» es un símbolo de la disposición del Reino Unido de ser «obstinados» en la defensa de sus intereses en la era posBrexit, aunque eso signifique que Francia esté furiosa por el incumplimiento de contrato por parte de Australia en el tema de los submarinos y por haber sido excluida de un acuerdo significativo desde un punto de vista geopolítico, cuyas repercusiones podrían alcanzar incluso a la OTAN. Truss, precisamente, se estrenó en el cargo en medio de esta contienda diplomática, después de que su predecesor, Dominic Raab, se quedara sin la cartera, una de las más importantes tras el Brexit, después de su muy criticada gestión de la crisis afgana.
A la luz de los acontecimientos de los últimos días, el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune, acusó a Londres de no haber pensado en el futuro desde un punto de vista estratégico, lo que ha obligado, según su punto de vista, a que tenga que volver al regazo estadounidense. Pero Lawrence Freedman, profesor emérito de estudios de guerra en el King’s
Aguas revueltas LA MINISTRA DE EXTERIORES BRITÁNICA CREE QUE LA ALIANZA TRILATERAL ES SÍMBOLO DE LA DISPOSICIÓN DEL REINO UNIDO A SER OBSTINADOS EN LA DEFENSA DE SUS INTERESES TRAS EL BREXIT
College de Londres, considera que el acuerdo no es una sorpresa, ya que existen «patrones de cooperación establecidos» en la red de intercambio de inteligencia entre los ‘Five Eyes’. De hecho, la prensa a ambos lados del canal de la Mancha, citando fuentes anónimas, ha desvelado que el acuerdo se discutió en privado entre el presidente estadounidense, Joe Biden; el premier británico, Boris Johnson, y el primer ministro australiano, Scott Morrison, durante la cumbre del G7 del pasado junio en la localidad inglesa de Cornualles, mientras los demás líderes europeos estaban con la cabeza puesta en la «guerra de las salchichas» (el impedimento de entrada de las carnes no congeladas de Gran Bretaña a Irlanda del Norte), uno de los escollos del Brexit.
La respuesta de Francia
Anand Menon, profesor de Política Europea y Asuntos Exteriores en el King’s College de Londres, y director del ‘think tank’ académico ‘The UK in a changing Europe (el Reino Unido en una Europa cambiante)’ consideró, en conversación con ABC, que «aunque el Reino Unido, Australia y Estados Unidos sabían lo que estaban haciendo, no se esperaban una respuesta tan fuerte por parte de Francia» y lamentó que esto se suma a que la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea probablemente «no va a ser la misma» tras el divorcio. Además, apuntó que «la función que cumplía Londres como puente» entre los Veintisiete y Washington, ahora está vacante. Eso sí, según Menon, pese a las buenas relaciones con el país norteamericano, actualmente «hay alguna preocupación en Londres después de lo ocurrido en Afganistán».
Precisamente este martes, la organización que preside y la School of Security Studies del King’s College, lanzaron el informe ‘Global Britain views from abroad’ (Gran Bretaña global opiniones desde el extranjero), sobre la percepción de dicho slogan pos-Brexit –sus implícitas intenciones– en todo el mundo. Según el documento, que evalúa la reacción de otras grandes capitales ante los cambios en la posición británica y su agenda para los próximos años, ‘Global Britain’ es el término que se le da a las ambiciones de política exterior del Reino Unido posteriores al Brexit y cuyos críticos consideran «nada más que una estratagema retórica destinada a dar la impresión de una influencia internacional que es en gran parte ilusoria».
Moldear actitudes
Pero «la política exterior es una vía de doble sentido. El éxito de la estrategia del Reino Unido se basa no solo en lo que hace el gobierno, sino también en cómo las comunidades políticas y de negocios en Tokio, Nueva Delhi y otros lugares la reciben y reaccionan», unas asociaciones que «requieren el consentimiento de al menos dos partes, y las percepciones de lo que el Reino Unido quiere decir con su ‘Global Britain’ ayudarán a moldear las actitudes en todo el mundo», y que en países como India o Japón, de momento, son positivas.
Gesine Weber, investigadora del King’s College de Londres que participó en la presentación del informe, consideró que el hecho de que el Reino Unido «no siga siendo miembro de la UE lo obliga a redefinir» su posición en el mundo, que sin embargo, siempre estará marcada por su posición geográfica como vecino de los países comunitarios «‘Global Britain’ necesita de la ‘Global Europe’» dijo. Y también viceversa.