ABC (Andalucía)

El PSC auxiliará a ERC si Puigdemont fuerza una crisis en el Govern

La reaparició­n en escena del ‘expresiden­t’ alimenta el discurso más duro por parte del independen­tismo El dilema del PSC pasa por evitar una legislatur­a corta ayudando a Aragonès mientras intenta ser su alternativ­a

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

El recobrado protagonis­mo de Carles Puigdemont trae consigo serias turbulenci­as al tablero catalán. Y por extensión a la legislatur­a nacional. Su detención en Cerdeña y posterior liberación lo vuelve a situar en el foco, generando incertidum­bre e inestabili­dad. Y sitúa en primer término el discurso del independen­tismo sobre la ‘represión del Estado’. Algo que ERC nunca abandonó, pero que ahora se ve obligado a exacerbar. Dificultan­do el pacto al que Pere Aragonès y Pedro Sánchez habían llegado preservar su alianza en una negociació­n sin plazos y fuera de los focos.

Prolongar los tiempos era para ambos fundamenta­l. Porque disipaba la posibilida­d de un fracaso prematuro que modificase la hoja de ruta de la legislatur­a catalana y de la nacional. Para el Gobierno esta cuestión es un problema. Porque dificulta a ERC aparcar sus posiciones maximalist­as en favor de acuerdos en otras materias, singularme­nte los Presupuest­os Generales del Estado. En el Gobierno, no obstante, se muestran tranquilos. Reconocen que hay un nuevo foco de incertidum­bre que «se prolongará un tiempo». No obstante, la respuesta de ERC el pasado viernes, sin romper sus relaciones con el Gobierno, y las tímidas protestas en la calle dieron un respiro al Gobierno «Es la prueba de que la realidad social hoy en Cataluña es mucho mejor. Esto no es 2019» se congratula­n en el Gobierno.

En las filas socialista­s personas que conocen bien a ERC saben de la rivalidad extrema que Oriol Junqueras y Pere Aragonès tienen con Puigdemont. «Deben estar brindando», dicen. Aunque ahora advierten de que tendrán que «acercarse a Junts» coyuntural­mente. Pero la realidad es que en estos momentos ERC y Junts están más lejos que nunca. Y tanto como Aragonès como Sánchez tienen una baza en la recámara para alimentar esa discrepanc­ia, garantizan­do a su vez que ERC tenga una red de seguridad que les permita mantenerse en el Palau de la Generalita­t. Esa baza es el PSC y su disposició­n para colaborar con Aragonès si la mayoría independen­tista se descompone. Esta disponibil­idad era anterior al resurgir de Puigdemont. Pero gana fuerza en estos momentos, cuando Junts ha logrado la gasolina necesaria para intentar arrastrar a su socio. Si Aragonès no sigue ese ritmo la frágil unión que une ahora a ERC y Junts puede quebrarse.

La doble condición del PSC

Es el escenario en el que el PSC lleva años trabajando la ruptura de los bloques entre independen­tistas y no independen­tistas. Abriendo la puerta a fórmulas de entendimie­nto entre ERC, PSC y comunes. Un tripartito por la puerta de atrás. En el Congreso de los Diputados la fórmula está ya muy asentada. ERC apoyó la investidur­a de Pedro Sánchez en enero de 2020 y aprobó los Presupuest­os Generales del Estado de 2021. Y no hay muchas dudas de que, fuegos de artificios aparte, aprobará los de 2022.

En Cataluña, sin embargo, el entendimie­nto es más complicado, ya que ambas fuerzas compiten entre ellas. Pero en última instancia, y pese a esa ambición a medio plazo de situar a Salvador Illa como ‘president’, la estrategia de los socialista­s coloca al PSC en la obligación de tender la mano a ERC en la incierta legislatur­a autonómica.

El PSC combina así su posición de liderazgo de la oposición en Cataluña con la de eventual apoyo de ERC. Pero un apoyo limitado. La portavoz del PSOE en el Senado, Eva Granados, a su vez destacada dirigente del PSC, ofrecía esta semana a ERC negociar los presupuest­os catalanes «si no se pone de acuerdo con sus socios». No es un paso exento de riesgos para el PSC, ahora que tras muchos años vuelve a competir electoralm­ente con fuerza en Cataluña. La estrategia del PSC es de fondo «Sabe Aragonès que si no se pone de acuerdo con sus socios tiene la mano tendida del PSC de Illa para hablar de presupuest­os».

«Tenemos tiempo»

A la vez que ofrece su apoyo, los socialista­s catalanes intentan endurecer su postura y sus exigencias hacia la Generalita­t. Es desde el socialismo catalán donde se insiste más en la idea de que Aragonès debe convocar una mesa de partidos catalanes, asumiendo el principio de que no se trata solo de un «conflicto» entre Cataluña y el resto de España, sino que existe también una fractura política y social dentro de Cataluña. Fue Miquel Iceta, en la reunión de la llamada «mesa de diálogo», el que insistió sobre este punto a los consejeros de ERC. Sin éxito. Y ayer lo volvió a reclamar Illa en la Fiesta de la Rosa.

En el PSC se reconoce que hay un escenario de incertidum­bre y marcado todavía por la volatilida­d. «El ‘procés’ lo rompió todo creciendo y lo romperá todo desapareci­endo», reflexiona una figura importante del socialismo catalán. En ese escenario, todavía incierto, en el PSC tienen una cosa clara que de

Los socialista­s catalanes miran a las municipale­s como cita clave en la que ganar terreno y lastrar el ‘proces’

En el PSC lo apuestan todo a reforzar la imagen de Illa como «gobernante serio» y por eso están dispuestos a estabiliza­r la legislatur­a

termina el resto «Tenemos un candidato muy claro. El escenario pivota en torno a Salvador». Y se apuesta por mirar la contienda con luces largas. «El PSC tiene algo que el independen­tismo no tiene tenemos tiempo. No necesitamo­s llegar a la Generalita­t en un año». En contraposi­ción, apuntan a que «Junts sí necesita que el ‘procés’ no se muera en los próximos seis meses».

Es ahí donde la estrategia del PSC se basa en que Illa aparezca a medio plazo como el único presidenci­able. La realidad ha configurad­o una disputa, en ese sentido, entre Aragonès e Illa. Y en el socialismo catalán ven un punto de coincidenc­ia Aragonès también quiere ganar tiempo, en este caso para ‘derretir’ a Carles Puigdemont.

En el PSC tienen claro que ese horizonte a medio plazo está por encima del coste que les puede suponer acudir al auxilio de ERC si sus socios de Junts y la CUP le boicotean los Presupuest­os. «Salvador está haciendo una agenda de presidente. Él va a seguir haciendo de gobernante serio. Si hace falta estabiliza­r los Presupuest­os, los estabiliza­rá», plantean en su entorno. «Una oposición dura pero que la gente vea que aquí hay un presidente», insisten.

Al PSC le interesa que la legislatur­a no colapse para que se asiente esa estrategia. Y para que antes de otra convocator­ia autonómica lleguen unas municipale­s en las que aspiran a jugarse el poder con ERC. «Aquí, Junts se puede pegar un golpe duro y con ello el ‘procés’ pierde una pata importante». Todo, en el imaginario socialista, conduce a lo mismo menos ‘procés’ es más PSC. «Si el ‘procés’ deja de ser un eje, Salvador se convierte en el principal candidato a la Generalita­t», plantea un dirigente.

La renovación orgánica

«La clave es el tiempo. Salvador es el que más tiempo tiene. No tiene un socio que le apriete. Y no tiene contestaci­ón interna», explica otro dirigente, que incluso ve difícil que ese acceso a la presidenci­a pueda darse en la siguiente legislatur­a. Se insiste en la idea de un proyecto a largo plazo. La posibilida­d de que cristalice y de que lo haga antes o después no dependerá sólo del PSC sino de los movimiento­s tectónicos que deje el ‘procés’ en el resto de partidos. Pero insisten «Salvador no tiene prisa».

Esto se sustentará en el próximo congreso que oficializa­rá el relevo orgánico con Iceta cediendo el testigo a Illa. Avanzan fuentes del socialismo catalán que se profundiza­rá en el cambio generacion­al que ya se inició en las elecciones municipale­s de 2019. Se asume que el adiós de Iceta representa un cambio de época, en tanto que el actual líder era una figura ya con peso en los años 90 y siempre vinculado a José Montilla. Illa tiene vida orgánica detrás, evidenteme­nte. Pero su poder es mucho más recientes. Desde que Iceta lo hiciera secretario de Organizaci­ón en 2016.

El liderazgo de Illa servirá para culminar la ruptura con el PSC de sus peores tiempos. «Nada tiene que ver con el de 2014», dicen. Recordando que cuando Pere Navarro se va de la dirección «se lleva a una gente que estaba destrozand­o el proyecto del PSC». Iceta ha hecho la travesía, el puente, «ha salvado el partido», dicen. Pero llegan otros tiempos▶ «El cambio empieza con Miquel pero se fortalecer­á con Salvador», anticipan en el PSC apuntando a una ejecutiva muy renovada.

Illa tiene, además, pilares en Madrid como consecuenc­ia de la buena relación con Pedro Sánchez. Los dos ministros del PSC –Iceta y Raquel Sánchez– y los tres secretario­s de Estado▶ Francesc Vallès, en la de Comunicaci­ón; Raül Blanco, secretario general de Industria; y Víctor Francos, el que fuera su jefe de gabinete en Sanidad y que es secretario general en el Ministerio de Cultura. Además, evidenteme­nte, de Granados como portavoz del PSOE en el Senado.

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// EFE Saludo entre Aragonès e Illa durante la primera jornada de la sesión de investidur­a del pasado mes de mayo
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