El PSC auxiliará a ERC si Puigdemont fuerza una crisis en el Govern
La reaparición en escena del ‘expresident’ alimenta el discurso más duro por parte del independentismo El dilema del PSC pasa por evitar una legislatura corta ayudando a Aragonès mientras intenta ser su alternativa
El recobrado protagonismo de Carles Puigdemont trae consigo serias turbulencias al tablero catalán. Y por extensión a la legislatura nacional. Su detención en Cerdeña y posterior liberación lo vuelve a situar en el foco, generando incertidumbre e inestabilidad. Y sitúa en primer término el discurso del independentismo sobre la ‘represión del Estado’. Algo que ERC nunca abandonó, pero que ahora se ve obligado a exacerbar. Dificultando el pacto al que Pere Aragonès y Pedro Sánchez habían llegado preservar su alianza en una negociación sin plazos y fuera de los focos.
Prolongar los tiempos era para ambos fundamental. Porque disipaba la posibilidad de un fracaso prematuro que modificase la hoja de ruta de la legislatura catalana y de la nacional. Para el Gobierno esta cuestión es un problema. Porque dificulta a ERC aparcar sus posiciones maximalistas en favor de acuerdos en otras materias, singularmente los Presupuestos Generales del Estado. En el Gobierno, no obstante, se muestran tranquilos. Reconocen que hay un nuevo foco de incertidumbre que «se prolongará un tiempo». No obstante, la respuesta de ERC el pasado viernes, sin romper sus relaciones con el Gobierno, y las tímidas protestas en la calle dieron un respiro al Gobierno «Es la prueba de que la realidad social hoy en Cataluña es mucho mejor. Esto no es 2019» se congratulan en el Gobierno.
En las filas socialistas personas que conocen bien a ERC saben de la rivalidad extrema que Oriol Junqueras y Pere Aragonès tienen con Puigdemont. «Deben estar brindando», dicen. Aunque ahora advierten de que tendrán que «acercarse a Junts» coyunturalmente. Pero la realidad es que en estos momentos ERC y Junts están más lejos que nunca. Y tanto como Aragonès como Sánchez tienen una baza en la recámara para alimentar esa discrepancia, garantizando a su vez que ERC tenga una red de seguridad que les permita mantenerse en el Palau de la Generalitat. Esa baza es el PSC y su disposición para colaborar con Aragonès si la mayoría independentista se descompone. Esta disponibilidad era anterior al resurgir de Puigdemont. Pero gana fuerza en estos momentos, cuando Junts ha logrado la gasolina necesaria para intentar arrastrar a su socio. Si Aragonès no sigue ese ritmo la frágil unión que une ahora a ERC y Junts puede quebrarse.
La doble condición del PSC
Es el escenario en el que el PSC lleva años trabajando la ruptura de los bloques entre independentistas y no independentistas. Abriendo la puerta a fórmulas de entendimiento entre ERC, PSC y comunes. Un tripartito por la puerta de atrás. En el Congreso de los Diputados la fórmula está ya muy asentada. ERC apoyó la investidura de Pedro Sánchez en enero de 2020 y aprobó los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Y no hay muchas dudas de que, fuegos de artificios aparte, aprobará los de 2022.
En Cataluña, sin embargo, el entendimiento es más complicado, ya que ambas fuerzas compiten entre ellas. Pero en última instancia, y pese a esa ambición a medio plazo de situar a Salvador Illa como ‘president’, la estrategia de los socialistas coloca al PSC en la obligación de tender la mano a ERC en la incierta legislatura autonómica.
El PSC combina así su posición de liderazgo de la oposición en Cataluña con la de eventual apoyo de ERC. Pero un apoyo limitado. La portavoz del PSOE en el Senado, Eva Granados, a su vez destacada dirigente del PSC, ofrecía esta semana a ERC negociar los presupuestos catalanes «si no se pone de acuerdo con sus socios». No es un paso exento de riesgos para el PSC, ahora que tras muchos años vuelve a competir electoralmente con fuerza en Cataluña. La estrategia del PSC es de fondo «Sabe Aragonès que si no se pone de acuerdo con sus socios tiene la mano tendida del PSC de Illa para hablar de presupuestos».
«Tenemos tiempo»
A la vez que ofrece su apoyo, los socialistas catalanes intentan endurecer su postura y sus exigencias hacia la Generalitat. Es desde el socialismo catalán donde se insiste más en la idea de que Aragonès debe convocar una mesa de partidos catalanes, asumiendo el principio de que no se trata solo de un «conflicto» entre Cataluña y el resto de España, sino que existe también una fractura política y social dentro de Cataluña. Fue Miquel Iceta, en la reunión de la llamada «mesa de diálogo», el que insistió sobre este punto a los consejeros de ERC. Sin éxito. Y ayer lo volvió a reclamar Illa en la Fiesta de la Rosa.
En el PSC se reconoce que hay un escenario de incertidumbre y marcado todavía por la volatilidad. «El ‘procés’ lo rompió todo creciendo y lo romperá todo desapareciendo», reflexiona una figura importante del socialismo catalán. En ese escenario, todavía incierto, en el PSC tienen una cosa clara que de
Los socialistas catalanes miran a las municipales como cita clave en la que ganar terreno y lastrar el ‘proces’
En el PSC lo apuestan todo a reforzar la imagen de Illa como «gobernante serio» y por eso están dispuestos a estabilizar la legislatura
termina el resto «Tenemos un candidato muy claro. El escenario pivota en torno a Salvador». Y se apuesta por mirar la contienda con luces largas. «El PSC tiene algo que el independentismo no tiene tenemos tiempo. No necesitamos llegar a la Generalitat en un año». En contraposición, apuntan a que «Junts sí necesita que el ‘procés’ no se muera en los próximos seis meses».
Es ahí donde la estrategia del PSC se basa en que Illa aparezca a medio plazo como el único presidenciable. La realidad ha configurado una disputa, en ese sentido, entre Aragonès e Illa. Y en el socialismo catalán ven un punto de coincidencia Aragonès también quiere ganar tiempo, en este caso para ‘derretir’ a Carles Puigdemont.
En el PSC tienen claro que ese horizonte a medio plazo está por encima del coste que les puede suponer acudir al auxilio de ERC si sus socios de Junts y la CUP le boicotean los Presupuestos. «Salvador está haciendo una agenda de presidente. Él va a seguir haciendo de gobernante serio. Si hace falta estabilizar los Presupuestos, los estabilizará», plantean en su entorno. «Una oposición dura pero que la gente vea que aquí hay un presidente», insisten.
Al PSC le interesa que la legislatura no colapse para que se asiente esa estrategia. Y para que antes de otra convocatoria autonómica lleguen unas municipales en las que aspiran a jugarse el poder con ERC. «Aquí, Junts se puede pegar un golpe duro y con ello el ‘procés’ pierde una pata importante». Todo, en el imaginario socialista, conduce a lo mismo menos ‘procés’ es más PSC. «Si el ‘procés’ deja de ser un eje, Salvador se convierte en el principal candidato a la Generalitat», plantea un dirigente.
La renovación orgánica
«La clave es el tiempo. Salvador es el que más tiempo tiene. No tiene un socio que le apriete. Y no tiene contestación interna», explica otro dirigente, que incluso ve difícil que ese acceso a la presidencia pueda darse en la siguiente legislatura. Se insiste en la idea de un proyecto a largo plazo. La posibilidad de que cristalice y de que lo haga antes o después no dependerá sólo del PSC sino de los movimientos tectónicos que deje el ‘procés’ en el resto de partidos. Pero insisten «Salvador no tiene prisa».
Esto se sustentará en el próximo congreso que oficializará el relevo orgánico con Iceta cediendo el testigo a Illa. Avanzan fuentes del socialismo catalán que se profundizará en el cambio generacional que ya se inició en las elecciones municipales de 2019. Se asume que el adiós de Iceta representa un cambio de época, en tanto que el actual líder era una figura ya con peso en los años 90 y siempre vinculado a José Montilla. Illa tiene vida orgánica detrás, evidentemente. Pero su poder es mucho más recientes. Desde que Iceta lo hiciera secretario de Organización en 2016.
El liderazgo de Illa servirá para culminar la ruptura con el PSC de sus peores tiempos. «Nada tiene que ver con el de 2014», dicen. Recordando que cuando Pere Navarro se va de la dirección «se lleva a una gente que estaba destrozando el proyecto del PSC». Iceta ha hecho la travesía, el puente, «ha salvado el partido», dicen. Pero llegan otros tiempos▶ «El cambio empieza con Miquel pero se fortalecerá con Salvador», anticipan en el PSC apuntando a una ejecutiva muy renovada.
Illa tiene, además, pilares en Madrid como consecuencia de la buena relación con Pedro Sánchez. Los dos ministros del PSC –Iceta y Raquel Sánchez– y los tres secretarios de Estado▶ Francesc Vallès, en la de Comunicación; Raül Blanco, secretario general de Industria; y Víctor Francos, el que fuera su jefe de gabinete en Sanidad y que es secretario general en el Ministerio de Cultura. Además, evidentemente, de Granados como portavoz del PSOE en el Senado.