Manoseo impresentable
SI el contenido de la reforma de las pensiones que se encuentra en marcha era una castaña, su tramitación parlamentaria se asemeja a un bodrio. La reforma es mala porque no ataja ninguno de los problemas estructurales del sistema. No tiene por objetivo arreglar nada, sino tan solo contentar a todos. La prueba es que la sostenibilidad de un sistema que cuenta con un número mucho menor de ingresos que de gastos queda perjudicada ante el hecho de que la nueva propuesta aumenta los segundos y no influirá sustancialmente en los primeros. Queda pendiente una segunda fase en la que supuestamente tendrán cabida medidas para revertir el desaguisado, pero eso queda para después. Las malas noticias cuanto más tarde mejor, y si puede ser después de las elecciones, pues entonces muchísimo mejor.
Dicho lo cual es impresentable que los partidos que aprobaron en la oscuridad del Pacto de Toledo este artefacto lo desaprueben ahora cuando se debate en el Congreso con luz y taquígrafos. No es serio. Esto no es gobernar, es, como mucho, entretener y como poco, despistar. El ministro Escrivá continúa con sus incómodos saltos mortales. Dice que no dice que sea necesario retrasar la edad de jubilación, pero no cesa de hablar de lo bueno que sería retrasarla, para lo cual va a incentivar con 12.000 euros anuales el retraso de la jubilación y va a castigar la anticipada. Y ahora dice también que presentará un mecanismo de equidad, el nombre moderno del denostado factor de sostenibilidad que el ministro apoyó cuando estaba en la Airef, criticó en el Pacto de Toledo y resucita ahora ante la evidencia de las cifras.
Lo del PP es muy bueno. Aprobó mansamente este desaguisado en el Pacto de Toledo, pero propone ahora una enmienda a la totalidad, que fue derrotada. ¿No había leído el texto que firmó o no lo había entendido y ahora sí? El resto de partidos se apuntó al batiburrillo. Vox apoyó la enmienda; Ciudadanos se abstuvo, ¿quizás le dé todo igual? ERC que apoya al Gobierno, se mostró completamente en contra del plan del Gobierno y PNV, Bildu y Compromís se mostraron, ¡qué raro!, recelosos.
Si este manoseo es la mejor manera que tienen nuestros políticos de tratar una materia tan importante, quizás sea mejor que lo dejen estar y que le encarguen la reforma al Banco de España. Por lo menos oiríamos razones, sustentadas en los datos, y no tantas tonterías.